Escasos medios para resolver el problema de una grave falta de potabilidad
El jueves 24 de septiembre, la Delegaci¨®n de Sanidad del Ayuntamiento de Madrid dio a conocer una sorprendente noticia: el agua que los madrile?os consum¨ªan desde los d¨ªas 18 y 19 pasados estaba contaminada. La rotura de una v¨¢lvula de comunicaci¨®n entre los dos embalses de Santillana hab¨ªa provocado que las aguas de un tercer embalse, insalubres por su alta concentraci¨®n de materias org¨¢nicas, se incorporasen al caudal que las conducciones hab¨ªan tra¨ªdo hasta Madrid.Cuatro distritos altamente poblados -Retiro, Salamanca, Moratalaz y Tetu¨¢n- sufr¨ªan una grave amenaza de contaminaci¨®n bacteriol¨®gica. Unas 700.000 personas de todas las edades podr¨ªan sufrir, en opini¨®n de los expertos, ?infecciones gastrointestinales que, en los casos m¨¢s agudos, pueden provocar intensos v¨®mitos ... ?. El mito del agua de Madrid, ?milagrosa agua de Lozoya?, dec¨ªan los antiguos juglares, se convert¨ªa en papel mojado, y varios millares de los madrile?os m¨¢s impresionables comenzaron a pensar que al fin se hab¨ªa hecho la luz, y responsabilizaron a toda clase de bacilos acu¨¢ticos de todos los dolores y aflicciones todav¨ªa impunes.
Los t¨¦cnicos propusieron inmediatamente tres soluciones caseras: dos gotas de lej¨ªa por litro de agua destinada a la bebida o al lavado de frutas y verduras; agua hervida para los biberones, y detergentes convencionales para la limpieza de vajillas. La direcci¨®n del Canal de Isabel II respondi¨® inmediatamente a las alarmantes noticias llegadas desde el ayuntamiento. ?No se ha detectado ning¨²n tipo de contaminaci¨®n bacteriol¨®gica, ni por el Canal ni por la Delegaci¨®n municipal de Sanidad?. S¨®lo veinticuatro horas despu¨¦s, el ayuntamiento aseguraba que la contaminaci¨®n ya hab¨ªa sido superada; los n¨ªtricos, amoniacos y colis que amenazaban a los madrile?os estaban bajo control.
Corte del suministro a la capital
Desde el 11 de septiembre, los funcionarios de la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Civil hab¨ªan estado trabajando en uno de los cuatro hipot¨¦ticos casos de cat¨¢strofe que les hab¨ªan sido entregados por EL PAIS. Precisamente en el de una hipot¨¦tica y grave contaminaci¨®n de aguas que podr¨ªa haber empezado exactamente donde terminara el caso de los pantanos de Santillana.
En este supuesto, como en casi todas las situaciones de cat¨¢strofe, el gobernador civil de Madrid asume la direcci¨®n de un PBP o Plan B¨¢sico Provincial de emergencias en tres fases. Probablemente, el despliegue habr¨ªa comenzado el propio d¨ªa 25.
El 25 de septiembre, todos los equipos de megafon¨ªa m¨®vil disponibles se desplazan hacia los barrios de Retiro, Salamanca, Moratalaz y Tetu¨¢n. Las casetes previamente grabadas en el gobierno civil avisan a los ciudadanos de que las tres medidas dom¨¦sticas para corregir la contaminaci¨®n detectada el d¨ªa anterior carecen ya de utilidad, porque los ¨ªndices de concentraci¨®n de bacterias y otros microorganismos peligrosos se han disparado.
Por tanto, las autoridades han decidido cortar el suministro a los barrios afectados. El vecindario deber¨¢ esperar nuevas instrucciones; ?por el momento, va a ser aplicado un plan de abastecimiento de emergencia en condiciones que ser¨¢n dadas a conocer por estos mismos medios en las pr¨®ximas horas?.
Todo el equipo de cisternas del ayuntamiento comienza a ser tratado con desinfectantes bajo la supervisi¨®n de los sanitarios. En coordinaci¨®n con los directivos del Canal de Isabel II son luego dirigidos a puntos de abastecimiento en los que la calidad del agua est¨¢ garantizada. Desde la direcci¨®n del Canal son alertados los funcionarios encargados de los almacenes de agua potable envasada.
En una segunda fase, desde el gobierno civil, se designan unos puntos de distribuci¨®n: todo el parque de cisternas y camiones de contenedores cargados con las bollas deber¨¢n dirigirse a los puntos se?alados. El 25 de septiembre, los contenedores del Canal de Isabel II se desplazan hacia la planta de tratamiento de Colmenar, donde hay una reserva permanente de 30.000 a 50.000 bolsas de un litro de agua. Es decir, apenas de 50.000 litros. La maquinaria de la planta podr¨ªa expender unas 80.000 bolsas por d¨ªa, trabajando las veinticuatro horas; una cantidad ¨ªnfima en comparaci¨®n con la de consumo diario medio en Madrid, que en 1979 fue de 1.242.000 metros c¨²bicos. En consecuencia, el trabajo m¨¢s duro ser¨ªa encomendado a los camiones-cisterna, que podr¨ªan proveerse directamente en embalses o dep¨®sitos no contaminados.
La Polic¨ªa Municipal ser¨ªa encargada de la asignaci¨®n de itinerarios; de evitar los colapsos circulatorios que impidiesen un abastecimiento regular, y de aconsejar al vecindario para evitar aglomeraciones y acaparamientos. En la pr¨¢ctica, las patrullas habr¨ªan de estar ociosas durante largos per¨ªodos de tiempo, a la espera de la llegada de los camiones de provisi¨®n.
Finalmente, en una tercera fase, el sistema habr¨ªa de mantenerse continuamente en activo para renovar las existencias en los puntos de distribuci¨®n. El mando provincial instala radiotel¨¦fonos de enlace con el jefe del sector, que se encarga de la regulaci¨®n y control de los almacenes para evitar vac¨ªos en el sistema de aprovisionamiento. Una simple confrontaci¨®n de cifras y disponibilidades llevar¨ªan muy pronto a una conclusi¨®n: en el supuesto de una contaminaci¨®n generalizada, Madrid estar¨ªa condenada a padecer la llamada ?plaga de la sed ?.
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