Un presupuesto equilibrista

(...) Tres son los pilares b¨¢sicos de la nueva pol¨ªtica: incrementar sensiblemente la inversi¨®n p¨²blica, mejorando su ritmo de realizaci¨®n y la calidad de su programaci¨®n, aspecto ¨¦ste cuyo cumplimiento nos parece imprescindible; romper la tendencia decreciente del ahorro p¨²blico y afrontar, en ¨²ltimo extremo, el problema del paro. Esta trilog¨ªa de objetivos implica, inevitablemente, otras exigencias de dif¨ªcil logro: desacelerar el incremento de los gastos corrientes para que la inversi¨®n p¨²blica crezca al 31,1 %, concentrar la inversi¨®n p¨²blica en sectores prioritarios; controlar el d¨¦ficit p¨²blico, situ¨¢ndolo en 435.600 millones de pesetas (el d¨¦ficit del sector p¨²blico para 1980 se prev¨¦ alcance los 430.000 millones de pesetas); la financiaci¨®n para 1981 de los 435.600 millones de pesetas de d¨¦ficit se espera se cubra con la emisi¨®n de deuda p¨²blica interior, por importe de 120.000 millones; deuda exterior, por 70.000 millones, y apelaci¨®n al Banco de Espa?a por 245.600 millones de pesetas, lo que supondr¨¢ un 11,7% de las disponibilidades l¨ªquidas de 1981, lo que representa un notable descenso sobre el 16,1 % previsto para 1980. (...)Un presupuesto es una mera previsi¨®n, nada m¨¢s. Lo importante ser¨¢ el resultado del contraste de lo previsto y de lo que se realice. Para que no se produzcan sensibles desviaciones es preciso un riguroso y continuado control de la ejecuci¨®n del presupuesto.

, 1 de octubre