Declaraciones eclesi¨¢sticas

Las palabras del cardenal Jubany pronunciadas durante la misa con motivo del d¨ªa de la Merced (v¨¦ase EL PAIS del 26 de septiembre), en las que se muestra muy preocupado sobre el descenso de la natalidad en Catalu?a, son, a mi parecer, cuando menos curiosas.Sabido es que el desarrollo econ¨®mico, social y cultural de un pueblo lleva aparejada una correlativa disminuci¨®n en el n¨²mero de nacimientos y, por tanto, un paulatino envejecimiento de la poblaci¨®n. Esto, que ya es una constante en los pa¨ªses superdesarrollados del norte de Europa, es la consecuencia l¨®gica de una planificaci¨®n familiar en el seno del matrimonio conforme a sus necesidades econ¨®micas, y bajo ning¨²n punto de vista se presenta preocupante. Pero, adem¨¢s, Jubany culpa del descenso democr¨¢fico a la emancipaci¨®n de la mujer y a su alejamiento del hogar, a?adiendo que esto comporta una grave crisis en el instinto de la maternidad. Es decir, Jubany, lejos de amoldarse a las nuevas realidades sociales (la Iglesia, generalmente, es la ¨²ltima), aboga por una instituci¨®n familiar retr¨®grada e intenta reducir el papel de la mujer al de madre y esposa sumisa. La emancipaci¨®n de la mujer y su incorporaci¨®n a la vida laboral activa en ning¨²n momento reduce su instinto maternal, sino que, por el contrario, colabora al desarrollo de su personalidad y al de su realizaci¨®n como madre y como mujer.

Sin duda, la Iglesia se encuentra totalmente desfasada, sobre todo en aquellos problemas que afectan a la instituci¨®n familiar, y su enervante conservadurismo no parece que vaya a tomar un nuevo rumbo./ .