?Y Madrid? ?A qu¨¦ esperan los partidos?

A estas alturas de la cronolog¨ªa pol¨ªtica, el ciudadano informado que vive en cualquiera de los 175 municipios de la provincia de Madrid est¨¢ sumido en la m¨¢s profunda perplejidad sobre un dato esencial de su futuro: cu¨¢ndo y c¨®mo va a definirse el marco jur¨ªdico y pol¨ªtico de la provincia en el nuevo Estado de las autonom¨ªas.La generalizaci¨®n del proceso auton¨®mico y su aplicaci¨®n en todas las nacionalidades y regiones, en el marco de una Espa?a solidaria y plural, y en la que todos los ciudadanos deben gozar de los mismos derechos constitucionales (entre ellos, el derecho a la autonom¨ªa), convierte la actual situaci¨®n de la provincia de Madrid en anacr¨®nica y ut¨®pica. Anacr¨®nica o fuera del tiempo pol¨ªtico, y ut¨®pica o fuera del espacio pol¨ªtico. Se dir¨ªa que en Madrid continuamos viviendo en la Espa?a centralista y autoritaria de la dictadura.

Ese ciudadano informado sabe que hoy est¨¢n en marcha, en distintas fases de sus procesos auton¨®micos, todas las provinciales espa?olas. Todas menos una, claro: Madrid. Sabe que en poco tiempo treinta millones de ciudadanos de primera rodear¨¢n por los cuatro puntos cardinales a cinco millones de ciudadanos de segunda.

Sabe tambi¨¦n que en el Congreso de los Diputados y en el Senado, o en otros ¨¢mbitos, el Gobierno y el partido de UCD han manifestado con todo rigor que no pueden darse sumideros o bolsas de centralismo en el proceso de configuraci¨®n del nuevo Estado. Sin embargo, el partido de UCD, ni en sus instancias centrales ni en la regional de Madrid, ha tomado decisi¨®n p¨²blica al respecto. ?A qu¨¦ espera UCD?

Ese ciudadano informado ha o¨ªdo, visto o le¨ªdo a los dirigentes del PSOE manifestarse p¨²blicamente por el autogobierno de todos los ciudadanos a trav¨¦s de sus propias comunidades aut¨®nomas, exigiendo al Gobierno un calendario generalizado y sin fisuras para la estructuraci¨®n auton¨®mica de Espa?a. Y en el nivel regional madrile?o, la federaci¨®n socialista se ha pronunciado recientemente por el autogobierno de la provincia, a trav¨¦s del art¨ªculo 143 de la Constituci¨®n. A pesar de lo cual, el PSOE, como partido pol¨ªtico, no ha instrumentado un sistema de objetivos, medios y plazos para tomarla iniciativa del proceso auton¨®mico, como corresponde al primer partido en los votos populares de las elecciones del 3 de abril. ?A qu¨¦ espera el PSOE?

Ha podido enterarse nuestro ciudadano que el PCE ha optado por la configuraci¨®n de la provincia de Madrid como comunidad aut¨®noma, y que ha invitado al PSOE a elaborar una plataforma com¨²n como paso previo para negociar con UCD y el Gobierno una alternativa auton¨®mica para la provincia. Pese a todo ello, el PCE se ha limitado hasta ahora a una postura testimonial, sin deducir, en su pr¨¢ctica pol¨ªtica, las conclusiones operativas que su opci¨®n comporta. ?A qu¨¦ espera el PCE?

Y es ya un com¨²n punto de partida que la Prensa ha puesto de relieve la aceptaci¨®n del papel de la provincia, con la villa de Madrid como capital del Estado, de bisagra de comunicaci¨®n y cooperaci¨®n con las comunidades aut¨®nomas que abrazan nuestro territorio.

Y ese ciudadano informado recuerda que eligi¨® nuestra provincia, hace ya casi veinte meses, a 36 parlamentarios para el Congreso y el Senado y que esos parlamentarios madrile?os han dedicado, ¨ªntegra y excluyentemente, su tiempo y sus afanes parlamentarios (salvo alguna personalidad vinculada a la vida municipal) a la soluci¨®n de los problemas del Estado. Las excepciones personales o alguna iniciativa pol¨ªtica que pronto qued¨® bloqueada justifican la regla general de que los parlamentarios por la circunscripci¨®n electoral de Madrid no dedican el tiempo ni la pasi¨®n suficiente, en el ¨¢mbito parlamentario y auton¨®mico, a la defensa de los intereses espec¨ªficos de sus electores, que hoy, inevitable y urgentemente, est¨¢n unidos a la opci¨®n sobre el autogobierno de la provincia. Por supuesto, los madrile?os rechazar¨ªan tambi¨¦n en sus diputados y senadores una visi¨®n exclusivista, aldeana e insolidaria respecto a los problemas del Estado.

Como en la obra de un dramaturgo contempor¨¢neo, habr¨ªa que preguntarse: ?qui¨¦n teme a Virginia Wolf?, ?qui¨¦n teme a la comunidad aut¨®noma de Madrid?, ?qui¨¦n teme cumplir sus compromisos p¨²blicos?, ?qui¨¦n teme que los ciudadanos de Madrid accedan a su autogobierno?

Y ese ciudadano informado que ejerci¨® su derecho al voto y que desea seguir ejerci¨¦ndolo en cuestiones de tal naturaleza se pregunta a¨²n m¨¢s perplejo c¨®mo se puede siquiera plantear como duda metodol¨®gica por un partido pol¨ªtico democr¨¢tico, como lo es UCD, la acci¨®n sustitutoria o complementaria del art¨ªculo 144 para poner en marcha la iniciativa auton¨®mica, impidiendo as¨ª que los ayuntamientos de la provincia, la diputaci¨®n y los parlamentarios elegidos por Madrid se pronuncien.

Ese ciudadano informado, en definitiva, sabe que tiene derecho a emplazar a los partidos pol¨ªticos a que respondan ya a la pregunta, seguramente clave de su futuro pol¨ªtico: ?y Madrid? ?A qu¨¦ esperan los partidos?