Esp¨ªas en el laberinto
Resultar¨ªa in¨²til descubrir ahora la personalidad de Graham Greene, escritor, viajero, autor teatral, en tiempos agente m¨¢s o menos secreto, como tantos de sus protagonistas, asiduamente repudiado por el Premio Nobel. Su catolicismo particular roza la sombra de su propia moral, de un dios particular, compasivo y burl¨®n, a su imagen y semejanza.Desde el principio de los tiempos y, sobre todo, de las guerras, existen los servicios de informaci¨®n. Los siglos han cambiado su imagen, no sus procedimientos ni sus necesidades. Hoy, a medida que el arte de matar va haci¨¦ndose m¨¢s eficaz y complicado, tambi¨¦n la informaci¨®n secreta se asemeja a un laberinto, en el que agentes simples, cuando no agentes dobles, se persiguen a ciegas, unas veces en pos de una remuneraci¨®n y, en ocasiones, por puro patriotismo.
El factor humano
Seg¨²n la novela de Graham Greene. Direcci¨®n: Otto Preminger. Int¨¦rpretes: Richard Attenborough, John Gilgud, Derek Jacobi, Robert Morley, Nicol Williamson y la presentaci¨®n de Iman. Aventura, 1979. Locales de estreno: Alb¨¦niz, Torre de Madrid y Minicine 3.
Este mundo particular, oscuro y a la vez apasionante, ha dado pie y materia a un tipo de novelas muy particular. Desde el m¨¢s puro esquematismo de relatos en los que la acci¨®n por la acci¨®n se reduce a puros datos exteriores, hasta Greene, donde corre una amplia gama que culmina en este Factor humano, en el que el hombre vive y act¨²a como tal, acosado por sus mismas fuerzas en contra de sus enemigos o por mejor decirlo: en contra de otros hombres.
As¨ª, lo que distingue al escritor de tantos otros, es ese andar a ras de tierra de sus h¨¦roes, que se remonta a sus primeras invenciones.
Agente doble
Conocedor por experiencia de personajes y ambientes, corno ya demostrara en ocasiones anteriores, profundo observador desapasionado del coraz¨®n humano, aqu¨ª presenta a un agente doble ingl¨¦s atrapado en el laberinto de sus servicios al imperio brit¨¢nico y de sus propias convicciones. Como siempre en su vida y en su obra, se halla presente la iron¨ªa, ese humor especial que toca las orillas de la muerte y la vida, en este caso a la sombra de una pasi¨®n que nace por encima de razas y colores. La afici¨®n del autor por lo ex¨®tico nos lleva desde su habitual Inglaterra hasta Africa del Sur, donde esas mismas razas luchan por su definitiva hegemon¨ªa. La primera parte en la que se nos presenta la cara amable de los servicios brit¨¢nicos es lo mejor del filme. La segunda, cuando se nos ofrece su imagen verdadera y el amor cobra importancia, aparece m¨¢s fr¨ªa y rutinaria. Quiz¨¢ ello se deba a una falta de fe del propio Greene en los motivos y procedimientos de sus antiguos compa?eros utilizados en el servicio de su patria.Otto Preminger ha tomado del libro original lo que pod¨ªa servirle y poco m¨¢s, aderez¨¢ndolo con una buena direcci¨®n de excelentes actores, tal como suele suceder en los repartos brit¨¢nicos.
La nota de color corre a cargo no s¨®lo de la famosa Iman, m¨¢s modelo que actriz, sino tambi¨¦n de aquel famoso Claudio, que hace poco nos contaba en el televisor la decadencia de la corte romana. Todo cuanto la novela ofrece m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota o la intriga. queda en el filme de Preminger m¨¢s para ser adivinado que sentido, m¨¢s para ser le¨ªdo que admirado. Tal parece ser hoy la servidumbre del cine nacido de la literatura: sugerir, interesar, hacer volver al espectador sobre el original para hallar la plenitud de las im¨¢genes en la clave m¨¢s honda de las p¨¢ginas.
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