La destrucci¨®n urbanistica de Granada, a examen
La ciudad, declarada toda ella conjunto hist¨®rico-art¨ªstico en 1929, viene sufriendo m¨¢s de cincuenta a?os de destrozos y una remodelaci¨®n y expansi¨®n calificadas de modelo negativo por el Consejo de Europa, dado que los grupos de presi¨®n han conseguido obstaculizar la normativa complementaria que la proteger¨ªa con efectividad. Los intereses especulativos, que hab¨ªan condicionado ya la apertura de la, Gran V¨ªa a principios del siglo pasado, a costa de varios monumentos y de la trama de la antigua juder¨ªa, han aumentado su esfera de acci¨®n en los ¨²ltimos veinte a?os.El Plan de Alineaciones de 1951, apenas preocupado por la memoria hist¨®rica de los barrios, con su historicismo geometrizante y sus el¨¢sticas ordenanzas, que permiti¨® la anarqu¨ªa constructora en sus veinte a?os de vigencia, ha dado paso al Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de la Comarca de Granada, vigente desde 1973. Este, aparecido con quince a?os de retraso (la ley del Suelo de 1956 mandaba que se redactaran los planes generales en un plazo m¨¢ximo de dos a?os), se caracteriza por su pretencioso desarrollismo, su falta de integraci¨®n con la orograf¨ªa y la historia de Granada, sus graves fallos t¨¦cnicos ilegibilidad de los planos tramados, vac¨ªos y contradicciones; la catedral, por ejemplo, aparece como suelo edificable), y su falta de criterios urban¨ªsticos, a la vez que por unas ordenanzas abstractas que propician la especulaci¨®n. El plan requiere un desarrollo en doce zonas, con planes especiales o parciales costosos, cuya lent¨ªsima entrada en vigor ha reducido la oferta de solares y aumentado la presi¨®n sobre el casco hist¨®rico.
A estas alturas el planeamiento s¨®lo se ha aprobado definitivamente en los siguientes casos: planes parciales Oeste, Sur, G-12 y Cartuja; y, en lo que ata?e al centro hist¨®rico, San L¨¢zaro y San Mat¨ªas. Otras dos importantes actuaciones en el coraz¨®n ce Granada han quedado inutilizadas por falta de eficiencia municipal: el plan especial del Albaic¨ªn, y el cat¨¢logo de usos y edificios de inter¨¦s. La historia de este ¨²ltimo es la siguiente: en el pleno del 13-4-1978, el anterior Ayuntamiento acord¨® la redacci¨®n de un plan especial para la conservaci¨®n y protecci¨®n del patrimonio urban¨ªstico de la ciudad de Granada, que asegurar¨ªa, mediante un cat¨¢logo de usos y edificios de inter¨¦s, la salvaguardia de todas las zonas del casco no afectadas por planes especiales. La oficina de urbanismo lo elabor¨® con rapidez, siendo aprobado inicialmente el 12-1-19-79; pero su tramitaci¨®n no se consum¨®, por lo que ha quedado sin efecto el 12-1-1980, seg¨²n el art¨ªculo 27.2 de la ley del Suelo.
Campa?a demag¨®gica
En el caso del Albaic¨ªn ha sucedido algo similar: cuenta con las aprobaciones inicial (1976) y provisional (1978), pero, falto de la definitiva, qued¨® sin vigencia el 13-4-1979, seg¨²n el art¨ªculo 27.3. La oposici¨®n que despert¨®, con una campa?a demag¨®gica orquestada por los especuladores, se deb¨ªa fundamentalmente a su car¨¢cter progresista, que pretend¨ªa mantener su identidad como barrio frente a la pretensi¨®n de destinarlo a c¨¢rmenes artificiales para residencia de una elite. Los planes de San L¨¢zaro y San Mat¨ªas revelan, por su parte, la distinta fortuna de dos n¨²cleos del casco hist¨®rico: habi¨¦ndose decretado su desaparici¨®n en aras del ?desarrollo? (ambos albergaban una poblaci¨®n modesta y envejecida, un r¨¦gimen de alquiler que perjudicaba a los propietarios), San Lorenzo se destruye para dar paso a los ?rascacielos?, mientras en San Mat¨ªas se impide la continuaci¨®n de la Gran V¨ªa, y se asegura su restauraci¨®n. Por ¨²ltimo, el plan especial San Jer¨®nimo, que afecta a una zona monumental barroca rodeada de antigua trama urbana, ni siquiera ha iniciado su tramitaci¨®n, mientras se inunda de bloques con dise?o y altura discordantes (en relaci¨®n con este tema, se podr¨ªa acusar a la Universidad de Granada de no haber aprovechado al m¨¢ximo la revitalizaci¨®n de edificios nobles, en vez de extenderse hacia dos campus exteriores, con criterios muy discutibles).
En conclusi¨®n, el marco legislativo que permite el destrozo de la identidad urban¨ªstica de Granada debe ser urgentemente revisado. A corto plazo, por medio del plan especial y su cat¨¢logo antes citados, que aseguren los edificios de inter¨¦s del centro hist¨®rico, a la vez que por la aprobaci¨®n definitiva (y consecuente gesti¨®n eficaz) de los planes del Albaic¨ªn, San Jer¨®nimo y San Mat¨ªas. A medio plazo, por la revisi¨®n del plan general que afecta a las zonas de expansi¨®n y a veintitr¨¦s pueblos de la comarca, con su vega amenazada por la an¨¢rquica construcci¨®n de chal¨¦s y de empresas como la Central Lechera y el Hipermercado, y por el proyecto de red arterial, de un desarrollismo pretencioso y hoy a¨²n m¨¢s inadecuado. Pero si durante el r¨¦gimen anterior el control ciudadano sobre las actuaciones urban¨ªsticas era casi imposible, la falta de criterios y de actuaci¨®n firme y eficaz del actual Ayuntamiento democr¨¢tico se hace preocupante. Es cierto que su gesti¨®n est¨¢ muy condicionada por la peculiar distribuci¨®n entre cuatro partidos que a veces se neutralizan y da?an mutuamente (en la lucha con el Hipermercado, ¨¦ste sali¨® victorioso); es evidente que la pol¨ªtica de la Administraci¨®n central y del partido en el poder agrava su carencia de medios econ¨®micos y que la Diputaci¨®n Provincial intenta arrebatarle competencias de planeamiento; sin embargo, en el ¨²ltimo a?o y medio ha faltado tambi¨¦n una alternativa clara y firme de izquierda. No se han tramitado el plan especial y su cat¨¢logo, ni se ponen en vigor otros planes parciales ya aprobados; no se impulsa debidamente la oficina de urbanismo, ni se aprovechan, al parecer, ciertos cr¨¦ditos del MOPU. S¨®lo una renovada participaci¨®n ciudadana puede alertar y sacar del atolladero a unos pol¨ªticos elegidos con tanta esperanza.
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