Prudente actitud mediadora de la Iglesia polaca
La celebraci¨®n de un ?c¨®nclave polaco? en el Vaticano ha servido para reafirmar la estrategia de mediaci¨®n y compromiso entre los sindicatos y el Gobierno polacos. Esta es la l¨ªnea que la iglesia polaca ha seguido hasta ahora bajo la direcci¨®n del cardenal Stefan- Wyszynski; incluso, en ocasiones, se ha acusado al viejo cardenal, preceptor del papa Wojtyla, de no prestar un apoyo suficientemente decidido a los sindicatos.Se pens¨®, incluso, que el Papa, como representante de una generaci¨®n m¨¢s joven del clero polaco, la que ha educado a los intelectuales y obreros cat¨®licos que se encuentran actualmente a la cabeza del movimiento sindical, se inclinar¨ªa por una estrategia m¨¢s desafiante, m¨¢s de fuerza. Pero, al parecer, han prevalecido. lbs consejos de precauci¨®n del cardenal Wyszynski.
En las primeras etapas de la crisis polaca, cuando el cardenal Wyszynski parec¨ªa querer apagar las llamas de la revuelta de los obreros, el Papa afirm¨® p¨²blicamente el derecho a la libertad de Polonia. Desde entonces ha dicho en m¨¢s de una ocasi¨®n que ?su coraz¨®n es polaco, y late y reza por Polonia?.
Las reuniones cumbre de la iglesia polaca en el Vaticano se desarrollaron a lo largo de unos cuantos d¨ªas. La lista de participantes, seg¨²n fuentes del Vaticano, incluye, adem¨¢s del cardenal Wyszynski, que permaneci¨® dos semanas en Roma, y del cardenal Rubin, que resiole en Roma, a monse?or Dabrowski, secretario de la Conferencia Episcopal polaca; monse?or Majdahski, obispo de Stettin; monse?or Groblicki, obispo auxiliar de Cracovia, y monse?or Kolodzejczyk, obispo auxiliar de Czesgochova. Todos ellos vinieron a Roma especialmente para la ?cumbre?.
A algunas de las sesiones asistieron tambi¨¦n los tres representantes polacos en el s¨ªnodo: monse?or Plunta, obispo de Gerzew; monse?or Rozwadowski, obispo de Lodz, y el sucesor del Papa en Cracovia, cardenal Macharski, presidente de la comisi¨®n para las relaciones Iglesia-Estado. Antes de partir para Roma, el cardenal Wyszynski se reuni¨® con el dirigente comunista polaco Stanislav Kania, quien fue, posteriormente llamado al Kremlin para una cumbre comunista de un d¨ªa, simult¨¢nea a la cumbre cat¨®lica de Roma.
Seg¨²n t¨²entes del Vaticano, la Iglesia no quiere que se la identifique con la ?oposici¨®n polaca?, a pesar de reconocer la inspiraci¨®n cat¨®lica de muchos dirigentes sindicales, a fin de poder desarrollar m¨¢s eficazmente su pol¨ªtica de mediaci¨®n.
La Iglesia, seg¨²n dichas fuentes, no cree probable una invasi¨®n sovi¨¦tica de Polonia, puesto que, ?li¨®s rusos saben que tendr¨ªan que enfrentarse a una resistencia armada de los polacos?. Pero los rusos pueden sorneter a Polonia a un fuerte chantaje economico, neg¨¢ndole los abastecimientos energ¨¦ticos y otros recursos.
En una relaci¨®n de poder tan relativamente equilibrada, parece posible, adem¨¢s de necesaria, que se d¨¦ en Polonia un aut¨¦ntico ?compromiso hist¨®rico? entre el partido comunista y las nuevas fuerzas en ascenso. No hay duda de que en una crisis que est¨¢ todav¨ªa en sus primeras etapas y que est¨¢ conmocionando fuertejmente a los pa¨ªses del Este europeo, sigue existiendo el peligro de una explosi¨®n que quiz¨¢ la Iglesia no pueda impedir. Pero desea encarecidamente evitarla, y a tal fin continuar¨¢ apoyando a los l¨ªderes sindicales m¨¢s moderados, y as¨ª como aconsejando al mismo tiempo precauci¨®n al Gobierno.
"Ostpolitik" vaticana
El ?c¨®nclave polaco? celebrado en el Vaticano corrobora la importancia de tener un papa polaco en Roma. Seg¨²n parece, Juan Pablo II est¨¢ llevando personalmente toda la ostpolitik del Vaticano; tanto el secretario de Estado, cardenal Casaroli, como monse?or Aquiles Silvestrini, presidente delConsejo de Asuntos P¨²blicos -el Ministerio de Asuntos Exteriores vaticano-, parecen tener menos influencia en las relaciones con la Europa del Este.
Hay algunos funcionarios de la Iglesia que opinan que el ?Papa polaco? es la verdadera raz¨®n por la que estas relaciones est¨¢n casi congeladas actualmente, debido a la falta de confianza de los comunistas. La Iglesia est¨¢ teniendo dificultades sin precedentes para el nombramiento de obispos en los pa¨ªses del este europeo y para discutir con los Gobiernos comunistas cualquier tema que no est¨¦ relacionado con la Conferencia de Madrid.
La elecci¨®n de un papa polaco representa un reto al bloque comunista y a la diplomacia de la Iglesia. A pesar de que puede hacer algunos funcionarios de la Iglesia que lamenten no tener un papa italiano, y que, como es natural, no estar¨ªa tan implicado en cuestiones internacionales, no hay duda, que un papa polaco es el arma m¨¢s poderosa con que pueden contar los disidentes polacos y de otros pa¨ªses del este de Europa. Tambi¨¦n gracias a ¨¦l quiz¨¢ puedan demostrar que es posible conquistar una mayor libertad a¨²n permaneciendo dentro de la ?liga comunista?, sin provocar una intervenci¨®n armada sovi¨¦tica.
Si la experiencia polaca prueba la veracidad de tal punto, el impacto en toda Europa del Este ser¨¢ inmenso. Pero antes que nada, debe tener ¨¦xito este experimento; es esta la principal raz¨®n de la actual estrategia de la Iglesia, de extremada precauci¨®n en los asuntos polac¨®s. Como de costumbre, la Iglesia tiene muy presente el futuro.
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