Kodaly y Bach en el violoncello de Carlos Prieto
Dec¨ªa Pablo Casals, con toda raz¨®n, que Kodaly estaba un poco eclipsado por la sombra de su amigo y colaborador Bela Bartok, y que estaba seguro de que su nombre quedar¨ªa como uno de los m¨¢s representativos de nuestra ¨¦poca. Sin embargo, no tengo noticia de que el gran violoncellista espa?ol llegase a tocar la Sonata para violoncello solo, de Kodaly, con quien, por otra parte, manten¨ªa buena amistad.Escrita en 1915, esta obra sucede a otras dos sonatas para el mismo instrumento, con acompa?amiento, y al d¨²o para viol¨ªn y cello, todas ellas escritas entre 1909 y 1914. La Universal Edition no publica la sonata de 1915 hasta seis a?os despu¨¦s. Dedicada a Eugene de Kerpely, esta creaci¨®n singular¨ªsima tuvo un ardiente defensor en Pal Hermann, as¨ª como en la inglesa Beatriz Harrison.
Lunes de RNE
Vioncell¨ªsta: Carlos Prieto. Obras de Bach y Kodaly.Sala F¨¦nix 10 de noviembre.
Estructurada en tres movimientos, la Sonata op. 8 agota las posibilidades t¨¦cnicas del violoncello y, a la vez, supone una s¨ªntesis concentrada y trascendida de la m¨²sica tradicional h¨²ngara que Kodaly hab¨ªa investigado y recogido desde muy joven. En cierto modo, esta que podr¨ªa denominarse Sonata hung¨¢rica significa en su medio lo que en el espa?ol supone la Fantas¨ªa Ba¨¦tica, de Manuel de Falla, de 1919.
Se parte de lo popular, se acepta incluso el dato, pero a trav¨¦s de ¨¦l y de las constantes caracter¨ªsticas se penetra en lo m¨¢s hondo de la personalidad racial, se explotan recursos instrumentales de origen popular puestos al servicio de conceptos art¨ªsticos cultos y hasta intelectuales; se extrae del instrumento solo todo un rico y cambiante repertorio de ritmos y coloraciones. De este modo, el violoncello queda ampliado por la explotaci¨®n combinada de todos sus recursos.
Quiere decirse que la obra es extremadamente -endiabladamente, si se quiere- dif¨ªcil y s¨®lo abordable por quien posea una t¨¦cnica de largo alcance y una capacidad de comprensi¨®n no menor. Carlos Prieto, en su actuaci¨®n para los Lunes de RNE, demostr¨® hasta qu¨¦ punto es due?o de tales virtudes, en qu¨¦ medida estamos ante un concertista de enorme poder¨ªo.
Como contraste, la Suite n? 3, de Bach, nos dio en la severa traducci¨®n de Prieto, en la claridad de la polifon¨ªa, la belleza sonora, la agilidad y firmeza de su mano izquierda la tensi¨®n de su arco y la seguridad de su afinaci¨®n, una imagen de lo que era el violoncello en tieripos de Bach: un instrumento al que Juan Sebasti¨¢n exigi¨® capacidad de s¨ªntesis y estir¨®n convistas al futuro.
El solista mexicano-espa?ol recibi¨® grandes aclamaciones de un p¨²blico especialmente interesado y decididamente entusiasta.
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