Monteverdi y Stravinski, en un programa dirigido por Arturo Tamayo

Una vez m¨¢s, un concierto de Arturo Tamayo ha sido una convocatoria de extraordinario inter¨¦s musical. A¨²n reciente su merit¨ªsimo trabajo con la Orquesta de la RTVE en el estreno espa?ol de la suite Lul¨², de Alban Berg, Tamayo, con actitud externa distinta para cada partitura, ha sido el mismo excelente m¨²sico, el mismo capacitado int¨¦rprete para esos dos mundos completos en s¨ª mismos que son Il combattimento, de Monteverdi, y Las bodas, de Strawinsky.En la primera de las obras defendi¨® muy bien su breve papel de Tancredi Gregorio Poblador, faltando un punto de seguridad y hondura en la Clorinda de Julia Casamayor. Resultaron admirables la voluntad de estilo y la clara dicci¨®n del tenor Tom¨¢s Cabrera (Narrador), por encima de otras, facetas interpretativas, y fue justamente destacada como solista, Mar¨ªa Teresa Chenlo (clave). La genial partitura monteverdiana nos lleg¨® en la versi¨®n de Luciano Berio, instrumentada para tres violas y bajo continuo, un trabajo de excepcional finura musical, cuyos valores de aportaci¨®n saltan al analizar la partitura, mientras que al oyente lo que le llega es puro Monteverdi.

La interpretaci¨®n de Las bodas es obvio que se hubiera beneficiado grandemente de alg¨²n ensayo m¨¢s, pues la excelente l¨ªnea musical con que fue llevada por todos fue superior a la concreta realizaci¨®n, en la que cupo observar, por ejemplo, algunos desajustes metron¨®micos. El director del Coro Nacional comparti¨® con los cuartetos solistas (vocal y pian¨ªstico) el excelente grupo de percusionistas y Tamayo los aplausos.