Se respetar¨¢n, a efectos civiles, las normas del derecho can¨®nico sobre el matrimonio
Tal y como estaba previsto, los votos de Coalici¨®n Democr¨¢tica, UCD y la abstenci¨®n de las minor¨ªas, confirmaron ayer la declaraci¨®n expresa a ?las normas del Derecho can¨®nico? en el art¨ªculo 60? del proyecto de ley del divorcio, cuyo texto regula los efectos civiles de los matrimonios religiosos. Este fue el punto m¨¢s pol¨¦mico de los debates que mantuvo ayer la Comisi¨®n de Justicia del Congreso, cuyos miembros, a lo largo de cuatro horas, aprobaron, pr¨¢cticamente sin modificaciones, trece art¨ªculos, del 59? al 66?.
De todo este tiempo, m¨¢s de dos horas y media, se consumieron en el debate del ya mencionado art¨ªculo 60?. Antes de comenzar la sesi¨®n, el representante de la Minor¨ªa Catalana, Tr¨ªas Deb¨¦s, advirti¨® que ?no nos quedaba otra opci¨®n. En la ponencia, UCD ya nos advirti¨® que, al menos en un art¨ªculo, hab¨ªa que dar preferencia a la lglesia cat¨®lica; y ?qu¨¦ le vamos a hacer!?.Pese a la actitud resignada de la oposici¨®n, que ya de antemano sab¨ªa que ten¨ªa perdida la batalla, todos los grupos parlamentarios hicieron amplias explicaciones de sus respectivas posturas.
Pese a que ayer se trat¨® ?el asunto m¨¢s espinoso de todo el proyecto de ley?, en palabras de Luis Apostua, no se percibi¨® en ning¨²n momento tensi¨®n o rigidez, sino m¨¢s bien al contrario. Parec¨ªa que los miembros de la comisi¨®n hab¨ªan aceptado la idea de que muy pocas cosas pueden cambiarse del texto de la ponencia y que lo mejor era acelerar los debates para llevar la ley al pleno del pr¨®ximo d¨ªa 16, empe?o casi personal del presidente de la comisi¨®n, Oscar Alzaga. Y, as¨ª, cuando Alzaga pasaba por alto las enmiendas del Grupo Parlamentario Comunista, su portavoz, Sol¨¦ Barber¨¢, lejos de sentirse molesto, comentaba con una amplia sonrisa: ?Mire, se?or presidente, aunque usted est¨¦ convencido de que nuestra enmienda va a salir derrotada, a nosotros nos gustar¨ªa defenderla, aunque no por nada?.
Derecho "extraestatal"
El representante del Grupo Socialistas de Catalu?a, Jos¨¦ Verde i Aldea, se refiri¨® durante la defensa de su enmienda a un hecho particularmente delicado: el que, al conceder rango de ley a la subordinaci¨®n a las normas cat¨®licas, ?esta ley que estamos elaborando quedar¨¢ para siempre supeditada a las variantes del Derecho can¨®nico, por lo que incluso podr¨ªan invalidarnos todo el proyecto?. Su compa?ero Virgilio Zapatero resalt¨®, adem¨¢s, lo peligroso que resultaba legislar sobre unas normas que la Iglesia cat¨®lica pueda cambiar en cuanto quiera, ?y no debemos olvidar?, dijo, ?que el derecho del Vaticano es un derecho extraestatal?. Para Virgilio Zapatero, el ¨²nico sentido que pod¨ªa tener el ejemplo de UCD de mencionar a la Iglesia en la ley era el de ?dorarles la p¨ªldora a los antidivorcistas?. ?Pero bien que se equivocan?, coment¨®, ?porque a los antidivorcistas, no les van a poder convencer de que esto es una ley necesaria por m¨¢s consesiones que se hagan de cara a la galer¨ªa?. ?Esto?, concluy¨® el diputado socialista, ?es un engendro que no se puede aceptar ?.
La defensa del texto del Gobierno como a cargo de Luis Apostua, quien, ante la sorpresa general, revel¨®: ?Mi maestro en la vida es Paco Camino, y de ¨¦l he aprendido a no defraudar a la afici¨®n?. Inmediatamente despu¨¦s, calificar¨ªa de vaticanista el discurso de Virgilio Zapatero y a?adir¨ªa, en una frase que parec¨ªa surgida del subconsciente, que se hab¨ªa le¨ªdo los Acuerdos Jur¨ªdicos con la Santa Sede ?desde la cruz a la fecha?. Para Apostua, existen tres precedentes jur¨ªdicos que justifican la menci¨®n expresa a la Iglesia cat¨®lica: la Constituci¨®n, en donde ya se se?ala su supremac¨ªa, los acuerdos Iglesia-Estado y la ley de Libertad Religiosa, adem¨¢s de ?observar unas normas m¨ªnimas de respeto? y ?sacar adelante esta ley de divorcio que est¨¢n llevando dos brillantes ministros en un magn¨ªfico ejercicio de unidad conjunta?.
Nido de b¨ªgamos
Lo de ?unidad conjunta? hizo sonre¨ªr maliciosamente a un diputado socialista, que coment¨®, en voz baja, ?lo mal que le ha sentado a Cavero que Fern¨¢ndez Ord¨®?ez se haya apropiado de su ley?.
Hasta el art¨ªculo 63? que establece la inscripci¨®n en el Registro Civil de los matrimonios religiosos, no hubo apenas debate. Al llegar a este punto, D¨ªaz Pin¨¦s protest¨® ?porque no se puede dejar en manos del encargado del Registro Civil un asunto de tanta trascendencia?, criticas que, junto a las realizadas por Juan Luis de la Vallina, de CD, provocaron la defensa del centrista Escart¨ªn: ?El funcionario civil tiene que dar validez o negarla al matrimonio religioso, si no, este pa¨ªs acabar¨ªa convertido en un nido de b¨ªgamos?, explic¨®.
El siguiente art¨ªculo, relativo a la inscripci¨®n del matrimonio secreto, origin¨® una ir¨®nica intervenci¨®n del comunista Sol¨¦ Barber¨¢, quien dijo que su grupo se opon¨ªa a este tipo de casamiento ?conocido universalmente como matrimonio-Escart¨ªn?. Y es que fue este diputado centrista el ¨²nico que defendi¨® la existencia legal del matrimonio secreto, en base a unos casos que ¨¦l conoc¨ªa en su provincia de Logro?o.
El cap¨ªtulo V del proyecto, que habla de ?los derechos y deberes de los c¨®nyuges?, s¨®lo sirvi¨® para que los diferentes grupos expusieran su filosof¨ªa del matrimonio, ya que los art¨ªculos no fueron modificados. En el proyecto del Gobierno, ?los c¨®nyuges est¨¢n obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente?. Para CD, ?por el matrimonio se crea una familia, a cuyo inter¨¦s prioritario se subordina la actuaci¨®n de sus miembros. Implica su vida en com¨²n, la educaci¨®n y el cuidado de los hijos y el desarrollo en com¨²n de la personalidad de padres e hijos?, mientras los del PNV ped¨ªan explicaciones sobre qu¨¦ significa eso de ?vivir juntos?, ya que, seg¨²n ese razonamiento, ?los marineros no podr¨ªan casarse?.
Para los socialistas, la definici¨®n de matrimonio es similar a la de UCD, y, finalmente, para los comunistas, un casamiento es ?una comunidad de vida entre hombre y mujer, con entero respeto a la libertad de cada uno de los c¨®nyuges y plena igualdad de derechos?.
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