Portugal, cara al futuro
LA PROPUESTA hecha por el primer partido portugu¨¦s para nombrar a Francisco Pinto Balsem?o como primer ministro ha suscitado ya los recelos del sector m¨¢s reaccionario del pa¨ªs y de los democristianos de Freitas do Amaral (CDS). Los deseos, demasiado evidentes para ser ocultados, del l¨ªder conservador del CDS de ocupar la jefatura del Gobierno, pese a no ser su partido el primero de la C¨¢mara, le han llevado incluso a sugerir que s¨®lo cooperar¨ªa con la inclusi¨®n de terceras figuras en el Gabinete Balsem?o, prepar¨¢ndose as¨ª su sucesi¨®n en una eventual crisis del nuevo equipo.Las reticencias de la derecha reaccionaria frente al nominado candidato a primer ministro provienen fundamentalmente del historial pol¨ªtico de ¨¦ste. Perteneciente a una respetada familia del antiguo establishment, Pinto Balsem?o es, sin embargo, dem¨®crata de antes del 25 de abril. Desde el Diario Popular de Lisboa trat¨® en los a?os sesenta, esforzada, aunque in¨²tilmente, de producir una apertura real en los sistemas de informaci¨®n durante el salazarismo, que contest¨® a su empe?o con presiones sobre la banca para que se hiciera con el paquete mayoritario del diario y expulsara por la v¨ªa de hecho al propio Balsem?o. Este fundar¨ªa despu¨¦s un semanario liberal, Expresso, desde el que ha venido trabajando en pro de una l¨ªnea pol¨ªtica sustancialmente liberal y progresista. Diputado, como Sa Cameiro, Magalhaes Mota y algunos miembros del actual Partido Socialista portugu¨¦s, durante la transici¨®n caetanista, sus intentos de democratizar el r¨¦gimen sin necesidad de un proceso revolucionario fueron bald¨ªos y acabaron con su enfrentamiento personal y pol¨ªtico con el l¨ªder derrocado el 25 de abril y con el r¨¦gimen que representaba. En los albores de la revoluci¨®n fund¨® Balsem?o , con el fallecido Sa Cameiro y Magalhaes Motal, el Partido Popular Democr¨¢tico, luego reconvertido en Partido 6ocial Dem¨®crata, en el que ha venido militando desde entonces y del que permanece como ¨²nico l¨ªder hist¨®rico. Combatido y odiado por la derecha caetanista, que hu¨ªa en desbandada del r¨¦gimen democr¨¢tico, atravesando, en condiciones a veces vergonzantes, la frontera c6n Espa?a, Balsem?o sufri¨® igualmente los embates de la extrema izquierda durante el gonzalvismo. En 1976 una bomba estallaba bajo su coche, estacionado frente a su domicilio en Marinha (Cascais), originando impoirtantes destrozos.
Despu¨¦s de las elecciones del a?o pasado en las que la Alianza Democr¨¢tica obtuvo el triunfo, Balsem?o se incorpor¨® al Gobierno como ministro adjunto al primer ministro, abandonando la direcci¨®n del Expresso, en el que no obstante mantiene la propiedad de la mayor¨ªa del capital. Su talante liberal se ver¨ªa puesto a prueba cuando Expresso comenz¨® a dise?ar una posici¨®n pol¨ªtica harto distante de la del propio Gobierno, especialmente en lo que se refer¨ªa al presidente de la Rep¨²blica, general Ramalho Eanes. Balsem?o respet¨® en todo Miomento lo que le pareci¨® era el derecho de los periodistas de su revista a ser responsables do la l¨ªnea editorial.
Francisco Pinto Balsem?o es un profundo conocedor de Espa?a, pa¨ªs que visita v¨¢nias veces al a?o desde hace lustros. Como periodista y como pol¨ªtico ha tenido opor tunidad de encontrarse con el presidente Su¨¢rez y con el l¨ªder de la oposici¨®n, Felipe Gonz¨¢lez, en numerosas ocasiones; mantiene relaciones de amistad con muchos de los socialdem¨®cratas y liberales de UCD, lo mismo que con miembros del parltido socialista y del antiguo PSP. En los c¨ªrculos periodisticos es extraordinariamente conocido y apreciado y fue el primer presidente de la Asociaci¨®n Ib¨¦rica de Prensa Independiente (AIPI), que celebra reuniones alternativas en Portugal y Espa?a.
Su talante pol¨ªtico le ha permitido, pese a su estrecha colaboraci¨®n con Sa Cameiro, mantener unas relaciones formalmente buenas con el presidente Eanes, lo mismo que con amplios sectores del Partido Socialista portugu¨¦s. Eso hace pensar a muchos observadores que no es imposible un pacto entre el futuro primer ministro y el reelegido presidente, pacto que llevar¨ªa a una reforma constitucional m¨¢s consensuada que la propuesta por Sa Carneiro. La desaparici¨®n del liderazgo de Mario Soares en el partido socialista no tiene por qu¨¦ entorpecer las relaciones entre la oposici¨®n y el Gobierno. Aunque es preciso ser moderados en el pron¨®stico, dadas las dificultades por las que atraviesa el pa¨ªs vecino, todo ello configura un futuro esperanzador para Portugal. La estabilidad gubemamental y parlamentaria parece que s¨®lo puede verse truncada a corto plazo por la derecha cerril o las ambiciones personales de Freitas do Amaral, de un lado, y la actitud todav¨ªa imprevisible de los comunistas.
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