La 'fuerza" del comunismo
Qu¨¦ dif¨ªcil es escapar del comunismo. No hay duda de que mucha gente lo ha logrado, siguiendo un camino personal hacia su ?salida de urgencia?. Normalmente se trataba de gente que bien hab¨ªan dejado de creer en el sue?o socialista, o hab¨ªan descubierto que no, lo lograr¨ªan jam¨¢s siguiendo la v¨ªa comunista, que ¨²nicamente conduc¨ªa al estalinismo y al imperialismo sovi¨¦tico. Pero lo que ha sido posible para algunas personas parece ser imposible para los partidos o para los Gobiernos comunistas.Incluso los que abandonaron el bloque sovi¨¦tico, como los yugoslavos o los chinos, no alteraron los rasgos fundamentales del comunismo: Gobierno totalitario de un partido, y una econom¨ªa basada en la propiedad p¨²blica. Entre Belgrado y Mosc¨² existen grandes diferencias (m¨¢s importantes que las semejanzas para sus habitantes), pero ni Yugoslavia ni China han ?abandonado el comunismo ? tal como lo hicieron Ignazio Silone, Stephen Spender, Jorge Sempr¨²n o Andrei Sajarov.
Por supuesto, el hecho de que ning¨²n partido comunista en el poder haya realmente ?abandonado el comunismo? tiene una causa f¨¢cilmente identificable: el poder¨ªo del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico, y la determinaci¨®n de los dirigentes sovi¨¦ticos de utilizar ese poder¨ªo para conservar lo que tienen.
Esto result¨® particularmente cierto en el caso de Hungr¨ªa. Posiblemente fue el h¨²ngaro el ¨²nico partido y Gobiemo comunista que decidieron realmente abandonar, al mismo tiempo, el bloque comunista y el comunismo como sistema pol¨ªtico. Todos sabemos c¨®mo acab¨®. Todos han aprendido la lecci¨®n de Hungr¨ªa, que tuvo lugar hace veinticuatro a?os (incluso la historia contempor¨¢nea, cuando estudia algo tocante a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tiene que ajustarse a su lento ritmo hist¨®rico).
Desde entonces, los que han sentido deseor, de seguir el ejemplo h¨²ngaro, como los checos y los polacos, han reducido sus objetivos a fin de ajustarlos a algo que pudiera ser aceptado por sus amos sovi¨¦ticos. Incluso en este caso, sigue pareciendo casi imposible abandonar el comunismo, a pesar de nuestras esperanzas de que ?por fin puede que est¨¦ ocurriendo lo imposible? en la Polonia de 1980.
El fantasma de la democracia
Para quien crea en la democracia, la inmutabilidad del totalitarismo comunista resulta un reto y un enigma. Uno de los principios b¨¢sicos del dogma democr¨¢tico es que el fantasma de la democracia acecha constantemente a los sistemas totalitarios, que, antes o despu¨¦s, acaban siendo destruidos por un espont¨¢neo impulso democr¨¢tico. El caso de los totalitarismos comunistas y de su resistencia resulta poco tranquilizador.
Es cierto que se ven continua mente sometidos a repetidos desaf¨ªos democr¨¢ticos, ya que jam¨¢s muere el sue?o de la democracia entre los pueblos sometidos a un dominio comunista Pero a¨²n esperamos con ansiedad lo que ser¨¢ el ?primer caso hist¨®rico?, el caso de un partido un Estado comunista que ?se separan del comunismo ?.
Los partidos eurocomunistas
Esto explica nuestro continuo inter¨¦s en eI eurocomunismo: se ve a los partidos eurocomunistas como potenciales conversos a la democracia, aunque la fuerza de su nueva vocaci¨®n es algo dudosa. Los ¨²ltimos acontecimientos en este campo est¨¢n relacionados con la crisis polaca. Por primera vez, un partido eurocomunista (el PCI, como de costumbre) ha lanzado una advertencia directa al Kremlin: ?Si invad¨ªs Polonia, sacaremos las conclusiones inevitables?. Se supone que esto quiere decir: romperemos todos los v¨ªnculos con vosotros.
No es todav¨ªa un plan para ?abandonar el comunismo ?, y de cualquier forma, es condicional; pero este ¨²ltimo paso parece dar un gran salto hacia ese objetivo y puede que lleve a ¨¦l.
Los sovi¨¦ticos y sus amigos entre ellos Fidel Castro y Georges March¨¢is, ya han condenado la actitud del PCI. El ultim¨¢tum de Berlinguer a Breznev ha creado tambi¨¦n bastantes recelos entre la base del partido.
Puede que esto explique por qu¨¦ no se han sacado todav¨ªa las ?inevitables conclusiones?, a pesar de que un par de comunicados del PCI reconocen que la simple amenaza de intervenci¨®n representa una limitaci¨®n inaceptable a la soberan¨ªa de Polonia. Pero, en general, el avance de los eurocomunistas hacia la ?salida de urgencia? sigue asemej¨¢ndose en parte a los absurdos y alucinantes esfuerzos de Aquiles por adelantar a la tortuga.
Breznev y los polacos
A cada paso, la distancia queda reducida a la mitad, pero no se consigue adelantar a la tortuga. Sin embargo, como dem¨®crata que soy, y a pesar de todas las decepciones, creo firmemente que llegar¨¢ el d¨ªa en que un partido o un Gobierno comunista ?abandone el comunismo?. Este temor debe obsesionar tambi¨¦n a Breznev y a sus amigos, no m¨¢s que en otras ocasiones, aunque puede hacerles tomar decisiones pol¨ªticas bastante contrarias hacia Polonia. Para conservar Polonia, puede que los sovi¨¦ticos finalmente liberen a los eurocomunistas: un mal menor, aunque siempre un mal. Pues se habr¨ªa roto el hechizo.
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