La publicaci¨®n de la entrevista a las Brigadas Rojas divide a los partidos pol¨ªticos y a la Prensa italiana
La pol¨¦mica se agudiza en Italia entre los partidarios de la represi¨®n de los terroristas. Los romanos hicieron cola ayer ante los quioscos de peri¨®dicos para comprar el n¨²mero del semanario L'Espresso con la entrevista exclusiva del grupo de las Brigadas Rojas que secuestra, desde el 12 de diciembre, al juez Giovanni d'Urso. L'Espresso se agot¨® r¨¢pidamente.
Las autoridades judiciales no se atrevieron a secuestrar la revista -la ley de Prensa no lo permite-, pero s¨ª obligaron a la direcci¨®n de L'Espresso a destruir los 40.000 primeros ejemplares impresos, en los que figuraban los nombres de las personas ?delatadas? por el juez D'Urso en los interrogatonos a los que le someten sus secuestradores.El autor de la entrevista con los terroristas, el periodista Mario Scialoja, detenido el jueves por falso testimonio y complicidad con los secuestradores, fue interrogado el viemes durante siete horas por el juez encargado del asunto. Seg¨²n insistentes rumores, la magistratura cree que el redactor del semanario manten¨ªa relaciones personales con algunos terroristas en la clandestinidad.
Un careo para comprobar la autenticidad de las declaraciones de Mario Scialoja con su colega e ¨ªntimo colaborador Giampaolo Bultrini, tambi¨¦n detenido por falso testimonio, ha sido moment¨¢neamente aplazado.
La publicaci¨®n de la entrevista ha contribuido a agudizar la pol¨¦mica en los c¨ªrculos pol¨ªticos y en los ambientes de Prensa. La confrontaci¨®n verbal afecta incluso a la propia empresa que edita el prestigioso semanario. El republicano Vittorio Fipa de Meana present¨® ayer su dimisi¨®n del Consejo de Administraci¨®n y del Comit¨¦ Ejecutivo de L?Expresso, al tiempoque tres miembros del ?comit¨¦ de garantes? condenaban, en unas declaraciones a la Prensa, la publicaci¨®n de la entrevista. Por su parte, el director del semanario record¨® en un comunicado que es ?el ¨²nico responsable de la l¨ªnea pol¨ªtica? y toma lus decisiones ?con absoluta autonom¨ªa?, ?sin injerencia alguna del editor?. El comit¨¦ ejecutivo del semanario y la asamblea general de los redactores han expresado a sus dos colegas detenidos su total solidaridad.
Responsabilidad de la Prensa
La Federaci¨®n Nacional de la Prensa Italiana (FNSI) recuerda en un comunicado la responsabilidad que recae sobre los periodistas, ?en un momento de excepcional gravedad?, caracterizado por el enfrentamiento entre el Estado y los terroristas.Los c¨ªrculos pol¨ªticos permanecen divididos sobre la oportunidad de la publicaci¨®n de la entrevista por L?Espresso. Radicales, socialistas y dem¨®cratas proletarios lamentan la detenci¨®n de los dos periodistas y recuerdan otros casos de publicaci¨®n de entrevistas con criminales, que han permitido aclarar algunos asuntos. Pero la mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica se inclina por la condena. Sobre todo, democristianos y comunistas, las dos principales fuerzas pol¨ªtica; italianas, piensan que en el caso concreto del terrorismo deber¨ªa existir una ?autocensura?, ya que todo lo que signifique publicidad a las Brigadas Rojas es colaboracionismo con estas organizaciones terroristas, que se alimentan precisamente de la publicidad para su proselitismo, sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes.
Precisamente, en las ¨²ltimas semanas el secretario de la Democracia Cristiana, Flaminio Piccoli, hab¨ªa lanzado una diatriba contra los medios de informaci¨®n, afirmando que ?est¨¢ en acto un proyecto para destruir a su partido?.
El ¨®rgano de la Democracia Cristiana, Il Popolo, asegura en su editorial que ?no hay que favorecer al terrorismo?, mientras el rotativo del Partido Comunista, L'Unit¨¢, se felicita en un comentario de que ?la tesis del atentado a la libertad de Prensa no haya tenido ning¨²n eco entre los peri¨®dicos?.
De hecho, s¨®lo los diarios de extrema izquierda ironizan sobre una t¨¢ctica informativa consistente en ?observar un a?o de silencio en la Prensa sobre el terrorismo?. Se est¨¢n quedando muy solos en Italia quienes aseguran que el peor mal que puede padecer una sociedad democr¨¢tica consiste en recortar, por cualquier motivo y bajo cualquier pretexto, la libertad de informaci¨®n.
Material revelador
De cualquier modo, el material publicado por L?Espresso es muy significativo, porque puede aclarar a la justicia y al mundo pol¨ªtico sobre la estrategia y pensamiento te¨®rico de la primera organizaci¨®n terrorista de el pa¨ªs.El interrogatorio al magistrado Giovanni d'Urso es un aut¨¦ntico tormento. Una r¨¢faga ininterrumpida de preguntas exigiendo una respuesta inmediata, precisa, con nombres, datos, explicaciones, reconocimiento de culpa. A veces existe hasta la sospecha de que se profieran amenazas contra el interrogado porque el magistrado se corrige ¨ªnmediatamente y responde lo contrario de lo que acababa de afirmar.
Las preguntas formuladas al juez D'Urso ponen de relieve la incre¨ªble informaci¨®n que poseen, los terroristas sobre el sistema carcelario y el Ministerio de Justicia. El propio interrogado acaba enter¨¢ndose de detalles que aparentemente ignoraba.
Giovanni d'Urso es tuteado y calificado de ?esbirro? y ?verdugo?, y acaba confesando. Sus confesiones servir¨¢n, aseguran las Brigadas Rojas, para ?la lucha proletaria en las c¨¢rceles?. Los terroristas ponen especial hincapi¨¦ en enterarse del lugar de detenci¨®n de los terroristas ?arrepentidos?, a los que consideran como ?infiltrados? por los carabinieri, y que aseguran acabar¨¢n ?machacando como piojos?.
La ideolog¨ªa brigadista
La ideolog¨ªa brigadista aparece m¨¢s clara a¨²n en la respuesta de los carceleros a las 54 preguntas de Scialoja. Aparece claro que las Brigadas Rojas son de ideolog¨ªa ?marxista-leninista?. Defienden la revoluci¨®n cultural china y afirman que no son tan ingenuos como para pensar que ser¨¢ breve el proyecto que conducir¨¢ a Italia a un r¨¦gimen de ?dictadura del proletariado?; pero declaran que si esto no se produce ?iremos a la guerra civil?.A?aden que nunca han cre¨ªdo en un ?estaflido insurreccional?, pero s¨ª conf¨ªan en ?la posibilidad hist¨®rica de construir un sistema de poder proletario armado a trav¨¦s de un proceso largo?. Se trata de algo que ?no se realiza linealmente, sino por saltos dial¨¦cticos, y, en defmitiva, el pleno desarrollo de la guerra revolucionaria destruir¨¢ al Estado burgu¨¦s y construir¨¢ la sociedad comunista ?.
Confirman tambi¨¦n que los asesinatos que cometen est¨¢n dirigidos contra lo que la opini¨®n p¨²blica llama ?los mejores? o ?los m¨¢s progresistas?. Estas personas ?reformistas? son las m¨¢s peligrosas y poderosas en el proceso ?contrarrevolucionario?.
Por ¨²ltimo, dicen pestes del Partido Comunista, que ?est¨¢ recorriendo las ¨²ltimas etapas de un proceso irreversible de identificaci¨®n con los intereses de la burgues¨ªa?.
En cuanto a la Democracia Cristiana, se limitan a definirla como ?una banda sangrienta, un r¨¦gimen b¨¢rbaro?, y a?aden: ?Nos resulta imposible imaginar una sociedad pac¨ªfica mientras esta gente viva sobre la faz de la Tierra?.
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