El r¨¦gimen argelino, dispuesto a acabar con la corrupci¨®n
En nombre de un realismo que declara tener en cuenta las opciones pol¨ªticas fundamentales del r¨¦gimen, el respeto a los principios isl¨¢micos y la necesidad de seguir apuntalando el edificio constitucional, el presidente Chadli Bendjedid ha reafirmado recientemente su deseo de dar un nuevo rostro a la sociedad argelina, poniendo fin a la negligencia, la mala gesti¨®n y las desviaciones administrativas.
En 1981, Argelia emerge con dificultad de una serie de convulsiones pol¨ªticas y econ¨®micas. El se¨ªsmo de El Asnam, con su secuela de muertos y damnificados y sus consecuencias econ¨®micas, ha hipotecado los planes de desarrollo del pa¨ªs, aunque ¨¦ste sigue gozando de una conocida salud financiera. El cr¨¦dito internacional del que se benefician los argelinos no ha estado jam¨¢s tan alto.
Menos monol¨ªtico de lo que puede parecer entre los observadores extranjeros, en la medida en que ¨¦stos pretenden, con cierta raz¨®n, que una mitolog¨ªa pol¨ªtica tradicional hace de Argelia el pa¨ªs del hermetismo por excelencia, el aparato pol¨ªtico argelino se encuenta en plena mutaci¨®n desde que, en mayo del a?o pasado, el comit¨¦ central del Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN) otorgara a Chadli mandato para operar los cambios que creyera necesarios, a la cabeza del Estado y el partido.
El aparato del FLN, reestructurado
Desde entonces, el jefe del ejecutivo y del partido ha reestructurado el aparato central del FLN y del Gobierno. El bur¨® pol¨ªtico del partido, integrado inicialmente por los antiguos miembros del Consejo de la Revoluci¨®n, fundado por Bumedian en 1965, y por otras figuras del antiguo r¨¦gimen, fue reducido a siete personas, dos de las cuales, el antiguo coordinador del partido, Salah. Yahiaui, y el ex ministro de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Buteflika, figuran a t¨ªtulo de abanderados de dos tendencias (la integrista y la tecn¨®crata), sin atribuciones concretas.Sin llegar a constituir el equipo compacto que Chadli desea promover a corto plazo, el Gobierno actual se ha aligerado de la mec¨¢nica de la discordia engendrada por la supremac¨ªa del partido, lo cual se traduc¨ªa en la pr¨¢ctica en una dualidad de poderes incompatible con la noci¨®n de eficacia en materia de gesti¨®n y de conocimiento de las necesidades de una poblaci¨®n que alcanza la cota de los veinte millones de personas.
El modelo argelino de desarrollo, que otorgaba hasta hace poco la prioridad absoluta al sector de la gran industria, concede ahora un inter¨¦s general al conjunto de los factores que integran la econom¨ªa.
El primer plan quinquenal argelino, aprobado meses atr¨¢s, concede un inter¨¦s primordial a la satisfacci¨®n de las necesidades de la poblaci¨®n en materia de salud, vivienda y bienes de consumo. Un programa antipenuria ha sido puesto en pr¨¢ctica, elevando sustancialmente el nivel de vida de la poblaci¨®n.
Sin embargo, la condici¨®n de pa¨ªs monoexportador de gas natural y petr¨®leo representa para Argelia un grave peligro, habida cuenta de que sus riquezas energ¨¦ticas son extinguibles. El propio Chadli ha advertido en varias ocasiones que los argelinos cometer¨ªan un error irreparable si entendieran vivir perpetua y exclusivamente a expensas de las riquezas de su subsuelo.
Lucha contra la mala gesti¨®n
La detenci¨®n de altos responsables econ¨®micos, la creaci¨®n de un tribunal de cuentas y la agilizaci¨®n de los procesos judiciales abiertos contra personalidades m¨¢s o menos conocidas de la opini¨®n p¨²blica, permite suponer que la ?lucha contra la corrupci¨®n y el parasitismo? se extender¨¢ a Odas las esferas de la sociedad argelina. Tal es, al menos, el sentido de los lemas que aqu¨ª se pronuncian reiteradamente.Una distensi¨®n de las crispaciones pol¨ªticas, al socaire de la neutralizaci¨®n de los principales representantes de las ?familias?, se ha visto exacerbada transitoriamente por la decisi¨®n de Chadli de poner en libertad total al que fuera el primer presidente de la Argelia independiente, Ahmed Ben Bella.
La liberaci¨®n de Ben Bella, la neutralizaci¨®n de algunas grandes figuras del pasado, como los coroneles Ahmed Bencherif y Ahmed Draia, y el deseo de conferir un acento pragm¨¢tico y liberal a la acci¨®n pol¨ªtica y social son, para los observadores, se?ales evidentes de ?buena salud? del r¨¦gimen y la constataci¨®n de una reafirmaci¨®n acentuada del poder de Chadli, un hombre alejado del carisma de su predecesor, que intenta consolidar su imagen de gestor eficaz y discreto.
El Sahara y la amistad hacia Marruecos
En el nuevo a?o que comienza, los argelinos esperan que el largo conflicto del Sahara occidental, que sigue hipotecando el restablecimiento de los lazos tradicionales de amistad y cooperaci¨®n con el vecino Marruecos, sea solucionado pol¨ªticamente, dentro de un contexto formado por las resoluciones de los organismos internacionales y a trav¨¦s de una negociaci¨®n directa entre los dos contendientes.En este sentido, es evidente que la nueva direcci¨®n pol¨ªtica ha operado un enfoque distinto de las coordenadas actuales del problema, sin alterar la sustancia de los planteamientos de base. El rey Hassan II no ha sido criticado oficialmente aqu¨ª en largos meses y, en privado, los argelinos entienden que el monarca alauita ser¨¢ siempre un mejor interlocutor que un eventual sucesor de uniforme.
Pero este reconocimiento, que ha llevado a Chadli a subrayar que el mensaje recibido de Hassan II, con motivo del se¨ªsmo de El Asnam, fue considerado, ajusto t¨ªtulo, como ?la expresi¨®n de los sentimientos del hermano pueblo marroqu¨ª hacia el argelino? y a agregar que Argelia ?no tiene la tradici¨®n de ignorar los nobles sentimientos fraternales...?, no impide la existencia de un contencioso pol¨ªtico sobre el tema del Sahara occidental.... ?lo que no evitar¨¢ que cumplamos el deber que nos dictan la vecindad y la profunda hermandad de nuestros dos pueblos...?
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