La huelga docente
El fin justifica los medios: cuando se trat¨® de hacer pasar el Estatuto de Centros no dudaron en montar un ?esc¨¢ndalo? en torno al Libro rojo del cole. Con art¨ªculos, como el aparecido el 15 de diciembre ¨²ltimo en la Hoja del Lunes de Madrid, donde, al cabo de una serie de golpes bajos y de afirmaciones insultantes para los profesores de instituto, se ven¨ªa a abogar por la puesta en marcha de un sistema de cheques escolares, pudiera estar empezando a suceder que la huelga de catedr¨¢ticos y agregados fuese aprovechada para a?adir al deterioro de la imagen de los centros p¨²blicos cuando se va a discutir la ley de Financiaci¨®n de la Ense?anza obligatoria.Lo dram¨¢tico de la situaci¨®n de muchos profesores de instituto, entre los que me encuentro, es que nos damos perfectamente cuenta de que, llegadas las cosas donde han llegado, el fracaso de la huelga que, mal planteada y con un a?o de retraso, tiene lugar ahora, significar¨ªa la definitiva postergaci¨®n de los cuerpos docentes a que pertenecemos, pero asimismo vemos que esa huelga, provocada por la pol¨ªtica del Ministerio de Educaci¨®n, contribuye a la mala imagen que de los centros p¨²blicos sistem¨¢ticamente fomenta ese Ministerio, porque esa mala imagen redunda en beneficio de la escuela privada, a la que decididamente protege.
Si el director general de Ense?anzas Medias, de cuyas declaraciones en EL PAIS el d¨ªa de los Santos Inocentes parece desprenderse que comprende las razones de la protesta de los profesores de instituto, no se halla entre quienes, por motivos no siempre confesables, aunque tal vez confesionales, pudiera encontrar rentable la prolongaci¨®n de la presente huelga, nos har¨ªa un gran favor explic¨¢ndonos a todos los que realmente no sabemos qu¨¦ hacer cu¨¢les son esos ?mecanismos? a que se refer¨ªa y que, seg¨²n ¨¦l, por estar en rodaje democr¨¢tico no conocemos todav¨ªa, para que, sin ir a la huelga, nuestras justas reivindicaciones se vean atendidas, las discriminaciones retributivas de que somos v¨ªctimas cesen y la calidad de la ense?anza est¨¦ asegurada en unos centros p¨²blicos bien dota dos. No como los institutos de ahora y menos a¨²n como los que tenemos en perspectiva cuando una ley de Financiaci¨®n final y decidida mente canalice el grueso de los fondos p¨²blicos para educaci¨®n en beneficio de la industria privada.
Que conste, para terminar, que si la soluci¨®n a nuestra lamentable discriminaci¨®n hubiese de venir sobre la base del aumento del precio de la matr¨ªcula en nuestros centros, esa ?soluci¨®n o nos parecer¨ªa a algunos una nueva provocaci¨®n y el mayor ataque a las escuelas p¨²blicas y a nuestros intereses de cuerpos docentes al servicio de ¨¦stas que podr¨ªa llevar a cabo el Ministerio. / Profesor agregado de bachillerato.
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