Industria reestructurar¨¢ la siderurgia integral por decreto

Viene de primera p¨¢gina

En medios bancarios se ha dejado filtrar una cierta reticencia por parte de la banca ante el planteamiento en conjunto de reestructuraci¨®n presentado por el Ministerio de Industria. Esta reticencia tendr¨ªa su centro de atenci¨®n en la cuesti¨®n laboral, circunstancia esta que quedar¨ªa demostrada por el reconocimiento p¨²blico de la Administraci¨®n de las dificultades que plantea la negociaci¨®n con los sindicatos para que ¨¦stos acepten el recorte de plantillas y la moderaci¨®n salarial planteada por Industria.

Este habr¨ªa sido el detonante que ha impulsado a la Administraci¨®n a conminar a los sindicatos -de hecho es a ellos a quienes va dirigida de manera directa la amenaza- para que acepten mediante la negociaci¨®n los planteamientos del Ministerio o, en caso contrario, les vendr¨ªa impuesto por decreto.

Al parecer, la banca, una vez convencida de la viabilidad t¨¦cnica del plan de reestructuraci¨®n planteado por el Ministerio de Industria, habr¨ªa supeditado su aportaci¨®n -integrada, de una parte, por la amortizaci¨®n en condiciones favorables de la deuda contra¨ªda por Altos Hornos de Vizcaya, y de otra, por la aportaci¨®n de nuevos cr¨¦ditos hasta un total de 28.000 millones de pesetas para dotar de tesorer¨ªa a esta empresa- a la previa aceptaci¨®n por parte de los trabajadores del recorte de los gastos de personal.

Para la reducci¨®n de los costes de personal, una de las medidas contenidas en el plan de reestructuraci¨®n, comporta la supresi¨®n de 5.800 puestos de trabajo.

El reparto del excedente laboral que registra el sector entre las tres empresas que Integran el mismo (Ensidesa, Altos Hornos de Vizcaya y Altos Hornos del Mediterr¨¢neo) parece por fin acordado con las centrales, sobre la base de un principio de acuerdo que establece, en primera instancia, el siguiente reparto: Ensidesa, 3.600 puestos de trabajo; Altos Hornos de Vizcaya, 1.500, y Altos Hornos del Mediterr¨¢neo, 700.

Conjuntamente con estas reducciones de plantillas, el plan prev¨¦ reconversiones de puestos de trabajo y movilidad de trabajadores, de acuerdo con un programa que para los tres a?os que durar¨¢ la reestructuraci¨®n, hasta 1983, ser¨¢ negociado empresa por empresa, una vez que la reestructuraci¨®n sea oficial.

Las adecuaciones de las plantillas se har¨¢n en base a jubilaciones anticipadas, a las que podr¨¢n acogerse todos los trabajadores que cumplan un m¨ªnimo de sesenta a?os en 1981. Estas jubilaciones se ofrecer¨¢n por una sola vez y se efectuar¨¢n de forma escalonada a lo largo del a?o. Habr¨¢ tambi¨¦n bajas voluntarias o vegetativas y bajas por incapacidad laboral.

Los salarios, caballo de batalla

En la actualidad, los salarios parecen constituir el caballo de batalla de la negociaci¨®n. La moderaci¨®n que impone el plan de reestructuraci¨®n ha sido fuertemente contestada por los sindicatos, especialmente por el car¨¢cter de testigo que para la negociaci¨®n colectiva tiene el sector, dada su cr¨ªtica situaci¨®n.

En este sentido, la negociaci¨®n de la revisi¨®n salarial dentro del acuerdo-marco suscrito entre la CEOE y UGT parece tener una directa influencia en la posici¨®n de los sindicatos en la discusi¨®n del tema sider¨²rgico.

La oferta de la Administraci¨®n en materia salarial sit¨²a el crecimiento de los sueldos, a lo largo de los tres a?os que comprende el per¨ªodo de reestructuraci¨®n, en torno al 14% de incremento. En la actualidad se debate el porcentaje que corresponder¨ªa a cada uno de los tres a?os, y es en este punto donde han surgido las mayores divergencias entre las partes en negociaci¨®n.

El planteamiento de la Administraci¨®n, pues, es conseguir antes de que se salde la negociaci¨®n del acuerdo-marco la aceptaci¨®n por los sindicatos de su oferta, con el fin de no influir en la banda salarial que para el sector privado se establezca finalmente.

Competitividad real

La pretensi¨®n de Industria, pues, es fijar por decreto el marco de reestructuraci¨®n y las condiciones m¨ªnimas relativas a plantillas y producci¨®n que deben cumplir las empresas para acogerse a las aportaciones econ¨®micas que contempla el plan.

Estas inversiones, consideradas como b¨¢sicas para conseguir a finales de 1985, una vez culminada la reindustrializaci¨®n del sector, una competitividad real de la siderurgia integral espa?ola tanto en calidad como en costes, oscilar¨¢n en torno a los 130.000 millones de pesetas constantes de 1980.

Esta reindustrializaci¨®n, en la que se incluye el destino final del tren de bandas en caliente que hoy se disputan Sagunto y Avil¨¦s -si es que, por ¨²ltimo, la Administraci¨®n se decide a dotar a la siderurgia espa?ola de esta pieza clave para completar el cielo productivo de una planta sider¨²rgica integral-, ser¨¢ estudiada en su d¨ªa por un consulting que contar¨¢ con la asesor¨ªa de un comit¨¦ compuesto por t¨¦cnicos de las empresas y de las centrales sindicales.