Antes del congreso del PSUC
El secretario general del PCE se lamenta del giro del PSUC hacia posiciones quiz¨¢ m¨¢s prosovi¨¦ticas o menos beligerantes respecto a la URSS. Puede ser el comienzo del fin del ?eurocomunismo? (?horrible nombre!) en Espa?a, como ya ocurri¨® en Francia.Como ex militante del PCE, y como comunista no organizado. pienso que tengo algo que decir y que aportar.
No es extra?o el retroceso del eurocomunismo, pues nunca se clarific¨® lo que significaba y, sobre todo, nunca se ap¨ªle¨® consecuentemente.
No se puede pretender un ?socialismo en libertad? (se trata de una redundancia, dicho sea de paso, pues el socialismo es libertad o no es socialisrno) y seguir manteniendo un parudo con una estructura organizativa poco democr¨¢tica y, en cierto grado, estalinista.
No es el m¨¦todo m¨¢s apropiado la expulsi¨®n o aislamiento de los militantes m¨¢s convencidos de la necesidad del ?socialismo en liber
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tad?. Recuerde, don Santiago, a Fernando Claud¨ªn. Recuerde la Conferencia de Perlora del PC de Asturias, a ra¨ªz de la cual fueron expulsados o marginados cientos de militantes que daban precisamente la imagen cuya p¨¦rdida ahora lamenta el se?or Carrillo. Recuerde sus desprecios a los intentos de democratizaci¨®n de Ram¨®n Tamames. Es el camino m¨¢s corto a la estalinizaci¨®n.
Los cambios, o se llevan hasta el final o estar¨¢n siempre en peligro. No se puede rechazar la dictadura del proletariado y el sistema sovi¨¦tico sin lanzar una ofensiva para demostrar que tal sistema no es socialista, sino que se trata de un nuevo r¨¦gimen de explotaci¨®n clasista y de car¨¢cter imperialista.
Sobre todo, el sector triunfante en el PSUC supo encauzar la vena revolucionaria presente en la inmensa mayor¨ªa de la militancia comunista, insatisfecha y defraudada por la vergonzosa claudicaci¨®n que supuso la legalizaci¨®n (reconocimiento de la bandera y de la monarqu¨ªa, apoyo a Su¨¢rez, detenci¨®n de las movilizaciones, etc¨¦tera), por los Pactos de la Moncloa y el consenso, que supusieron la desmovilizaci¨®n y desarme total de la clase obrera y del partido; aprobaci¨®n de la aberrante ley Ant¨ªterrorista; renuncia al programa revolucionario, aprobado en su momento; con lo que todo ello implica para la pervivencia del franquismo, provocando el ?desencanto?. El cansancio y la fatiga no vienen de ?subir la cuesta ?, sino de estar atados e inm¨®viles./
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