La d¨¦cada de los ochenta estar¨¢ definida por la discontinuidad y el cambio
Los veinticinco pol¨ªticos, economistas, soci¨®logos, empresarios, sindicalistas, fil¨®sofos y humanistas que escriben en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Direcci¨®n y Progreso, editada por APD, que ahora conmemora su 25? aniversario, coinciden en se?alar que la d¨¦cada de los ochenta va a producir una serie de cambios culturales, tecnol¨®gicos, pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos de gran trascendencia. Aquellos que predicen una alteraci¨®n decisiva del modelo de sociedad en que vivimos est¨¢n de acuerdo en que vamos a la era de la discontinuidad.En el mencionado n¨²mero extraordinario de la revista, que se dedica de forma monogr¨¢fica a la d¨¦cada de los ochenta, algunos de los colaboradores hacen una dura cr¨ªtica a la clase pol¨ªtica, a la que se acusa de distanciada, inadaptada al proceso social y cultural en que nos movemos. Para esta clase pol¨ªtica se predice a lo largo de la d¨¦cada una disminuci¨®n de su poder, en t¨¦rminos generales, que se traslada a los poderes f¨¢cticos: empresariales, financieros, culturales, religiosos y sindicales.
Los sindicalistas que participan en la edici¨®n de la revista apuntan para los pr¨®ximos a?os un mayor af¨¢n por encontrar un lenguaje que se adapte de una forma m¨¢s realista a la empresa. De alguna manera vaticinan un per¨ªodo de colaboraci¨®n, aunque no colaboracionista.
Los empresarios, por su parte, se debaten entre el reconocimiento de la realidad sindical y la pelea por ofrecer m¨¢s flexibilidad a las plantillas. Flexibilidad que en algunos casos se sirve de la excusa de que vivimos en una ¨¦poca de cambios, en una econom¨ªa de cambios.
Frente a esta previsible ¨¦poca de cambios, son tres los requisitos que se vislumbran para superar la d¨¦cada: adaptarse al cambio; proceder a la internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa, es decir, romper los compartimentos estancos, y crear organizaciones empresariales flexibles, porosas.
Para Antonio Garrigues, presidente de APD (Asociaci¨®n para el Progreso de la Direcci¨®n), la clave del ¨¦xito para la d¨¦cada que vivimos reside en que las elites desarrollen sentimientos de generosidad y solidaridad que puedan conducir el cambio. ?Porque el problema no est¨¢ en que las cosas vayan a cambiar. El problema est¨¢ en que las cosas ya han cambiado, y, por tanto, la comedia de los falsos principios y de las formas est¨¦riles tiene que concluir. Se est¨¢ llegando, en definitiva, al convencimiento de que la crisis no es otra cosa que un estado de inadaptaci¨®n a las mutaciones sociales?.
Felipe Gonz¨¢lez, secretario general del PSOE, asegura en su colaboraci¨®n que durante la d¨¦cada de los ochenta habr¨¢ que acudir a la planificaci¨®n para responder a las necesidades colectivas, limitar las incertidumbres, reducir las desigualdades a nivel regional y sectorial y estimular el crecimiento de la renta y su distribuci¨®n m¨¢s igualitaria. Todo ello sin que la planificaci¨®n suprima el mercado.
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