El mundo de Cervantes en "El patio de Monipodio"

Si alguna vez hemos intuido el ambiente y colorido que desprenden las Novelas ejemplares, El patio de Monipodio -estrenada en el Real Coliseo de Carlos III de El Escorial- es fiel reflejo de nuestra imaginaci¨®n. Conserva esa alegr¨ªa y espontaneidad de unos personajes queridos y siempre vivos.El juego va desarroll¨¢ndose en la escena con un ritmo sostenido que atrae e inclina a la participaci¨®n. Tal como el director, Alvaro Custodio, lo se?ala al calificar la obra de mojiganga, el escenario se convierte en fiesta p¨²blica y espont¨¢nea que nos subyuga; corre a trav¨¦s de las p¨¢ginas de Rinconete y Cortadillo y El celoso extreme?o, con un aire festivo y po¨¦tico que nos obliga a amar a¨²n m¨¢s a sus personajes ahora escenificados.

Es ese mismo aire de fiesta p¨²blica, de vino f¨¢cil y alegr¨ªa espont¨¢nea, lo que nos hace perdonar algunas peque?as dudas observadas en los actores de la Compa?¨ªa Vocacional Real Coliseo; dudas no importantes y que el espectador agradecido debe atribuir a los efectos del vino que corre por el escenario. Porque la compa?¨ªa del Real Coliseo hace en conjunto un gran trabajo, sumergi¨¦ndose en la obra cervantina con todo candor y delicadeza.

La partitura musical, compuesta y dirigida por Germ¨¢n Torrellas y R. Hevia, consigue acercamos con toda confianza a la escena.