"Mi entrada en el PSOE"
En el art¨ªculo publicado el 24 ¨²ltimo por Javier Rup¨¦rez se alude a mi persona en los s¨¢guientes t¨¦rminos: ?...y, Carlos Bru (cuyo tic oposicionista le lleg¨® (?) a impedir unirse a UCD: espero fervorosamente la llegada del PSOE al poder para volver a recogerle en nuestros brazos)?.Alusi¨®n que s¨¦ movida por el afecto, como no pod¨ªa ser menos dada la amistad que nos une, pero que, como toda interpretaci¨®n psicologista de comportamientos pol¨ªticos, resulta carente de base y hasta un tanto fr¨ªvola. Las cosas son mas serias y, a la par, m¨¢s simples entre gentes con un m¨ªnimo de ideolog¨ªa y de aplomo, y creo que los antiguos miembros de ID tuvimos ocasi¨®n de pertrecharnos con creces de una y otra tras muchos a?os de rectil¨ªnea y comprometida apuesta por la democracia.
En el momento de tener que optar, tras el 15-J, la decantaci¨®n de los ?hijos de don Joaqu¨ªn?, se hizo -estoy seguro- conforme a las propias convicciones, todo dentro de unos par¨¢metros l¨®gicamente cercanos, que demostraban en aquel momento -hoy ser¨ªa otro cantar- la inexistencia de espacio entre lo m¨¢s progresista de UCD y lo m¨¢s -uso una palabra habitual, aunque equ¨ªvoca- ?socialdem¨®crata? del PSOE. En lo que a m¨ª ata?e, en mi inicio de aproximaci¨®n, junto con Javier y otros, al primero de dichos partidos comprob¨¦ nada m¨¢s asomarme a ¨¦l que el mismo no responder¨ªa a los empe?os de esa socializaci¨®n federativa, liberal e incluso -hay que quitarse el tonto pudor frente a expresiones tenidas por ut¨®picas- autogestionaria que alimentaba el programa de Izquierda Democr¨¢tica, programa en el que cre¨ª.
En base a esa creencia, tras a?o y medio de reflexi¨®n, per¨ªodo m¨¢s que suficiente para desterrar toda idea de tic o impulso m¨¢s o menos quijotesco, opt¨¦ por entrar en el PSOE, ni m¨¢s ni menos que un buen n¨²mero de antiguos miembros de ID, dato este que Javier Rup¨¦rez desconoce u olvida. Un PSOE cuyo congreso extraordinario har¨ªa que nos sinti¨¦semos pronto mucho m¨¢s encajados.
Pero las trayectorias individuales poco importan frente al reto com¨²n de una democracia a consolidar para Espa?a. Ello pasa por el fortalecimiento de los partidos. Los antiguos ide?os, hoy en unos u otros tras libre y consciente decisi¨®n, no podemos hurtarnos a ese cometido./
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