"Actualizar el fuero es plantar una leg¨ªtima concepci¨®n del Estado y de nuestro autogobierno"
Texto ¨ªntegro del discurso del presidente del Gobierno vasco, Carlos Garaikoetxea:?Majestades: bienvenidos a la Casa de Juntas de Guernica. No es la primera vez que ven¨ªs a este hist¨®rico lugar. Cuando el trabajo de vuestra formaci¨®n os permiti¨® visitar este pa¨ªs ven¨ªais, vos, se?or, hacia este lugar como si una profunda querencia geneal¨®gica os impulsara a ahondar en las ra¨ªces de los pueblos que un d¨ªa ibais a regir. Y en cuanto pudist¨¦is traer a vuestra augusta esposa vin¨ªsteis juntos, Pr¨ªncipes de Espa?a, primero el 13 de abril de 1966, y despu¨¦s, el 28 de octubre de 1971. De esta ¨²ltima visita se guarda, en lugar preferente de esta casa, la fotograf¨ªa en que ambos, se?or y se?ora, expres¨¢is vuestro amor a esta tierra y a sus venerables instituciones.
Volv¨¦is a Guernica como Reyes de Espa?a en un momento harto significativo de nuestra historia, y nos congratulamos por vuestra visita, que revela el deseo de conocer de cerca los problemas y aspiraciones de esta tierra.
Aqu¨ª mismo, a la sombra del roble milenario, nuestros antepasados recib¨ªan a los reyes de Castilla. Por aqu¨ª pasaron, bien lo sab¨¦is, ya que esta era la puerta sellada con sagrado juramento por donde entraban a ser se?ores de Vizcaya. Nos basta con alzar los ojos hacia esos medallones para evocar a los reyes que juraban los fueros, comenzando por Juan I de Castilla, en 1371. Siglo tras siglo, otros monarcas, aparte de los representados en estas l¨¢pidas, confirmaron nuestras viejas libertades.
Un d¨ªa, esta secular iadena se rompi¨®, nosotros creemos que para mal de ambas partes, que as¨ª se juraban una mutua fidelidad, unificante y enriquecedora, desde la libertad.
Sab¨¦is que en el pueblo vasco se ha mantenido viva la idea de sus fueros como pacto, en virtud del cual las instituciones libremente acordadas por sus habitantes eran respetadas por sus reyes y se?ores, que manifestaban as¨ª su asentimiento a la voluntad popular y obten¨ªan la mejor legitimidad en el ejercicio del poder y la fidelidad de los vascos.
Cuando en ¨¦pocas recientes hemos venido evocando esta reivindicaci¨®n popular y secular no trat¨¢bamos de repetir la historia en sus estrictos t¨¦rminos, pues las instituciones hist¨®ricas, fuera del contexto social en el que surgen, pueden combatirse como mitos o antiguallas. Actualizar el fuero no significa hoy el respeto irracional y emotivo a f¨®rmulas pol¨ªticas anacr¨®nicas, sino la recuperaci¨®n de unas libertades originarias que permitan una concepci¨®n profunda del autogobierno de Euskadi, compatible con nuestra solidaridad con todos los pueblos de Espa?a, a los que queremos entra?ablemente. Es, en definitiva, plantear una leg¨ªtima concepci¨®n del Estado y de nuestro autogobierno, avalada, de acuerdo con los esquemas de cada ¨¦poca, por una larga experiencia hist¨®rica, cuya ruptura violenta nos impidi¨® actulizar las viejas libertades en esta sociedad moderna desde nuestra creciente conciencia colectiva de pueblo, que desea mantener su identidad en solidaridad con los dem¨¢s.
Autogobierno din¨¢mico y progresivo
Volv¨¦is cuando esta aspiraci¨®n de autogobierno empieza a cristalizar, y ten¨¦is nuestro reconocimiento por vuestra condici¨®n de impulsor del cambio democr¨¢tico y del proceso auton¨®mico, en particular. Y a la vez que expresamos nuestra ilusi¨®n y reconocimiento por este proceso auton¨®mico incipiente, queremos manifestaros, igualmente, nuestra esperanza en la continuidad y rapidez de tal proceso, que est¨¢ dando a¨²n sus primeros aunque importantes pasos, y al que resta todav¨ªa un largo camino para su pleno desarrollo.Hoy, el Estatuto de Autonom¨ªa viene a reconocer a los territorios hist¨®ricos vascos un marco de autogobierno din¨¢mico y progresivo, de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jur¨ªdico, en un proceso de actualizaci¨®n de sus derechos hist¨®ricos. Queremos resta?ar las heridas que la historia nos dej¨® y pretendemos actualizar el autogobierno que corresponde a Euskadi por la voluntad popular y por la propia historia.
Pues bien, Majestades, aunque parezca anecd¨®tico, el apogeo de la historia de Espa?a coincide en expresi¨®n textual de alg¨²n historiador "con la edad de oro del Gobierno Foral recto y lib¨¦rrimo".
Y, a la inversa, coincide tambi¨¦n el ocaso triste de aquel apogeo con la extinci¨®n final de nuestras libertades forales originarias.
Esto es la historia, Majestades. Dentro de la historia estamos, y no debemos temer recomponerla respondiendo a las aspiraciones de ese pueblo, porque los miedos a la historia suelen nacer muchas veces de una historia mal aprendida o mal ense?ada.
Si acertamos todos a mirar con generosidad y ojos limpios, y nada mejor que lavarlos en ese puro manantial que es la historia, esta nueva etapa auton¨®mica que acabamos de inaugurar encontraremos mas espacio para la esperanza que para los temores.
Permitidme, pues, Majestades, que termine esta bienvenida con un gesto de esperanza en el futuro, sin soslayar la alusi¨®n a los problemas esenciales que este pueblo tiene planteados.
Euskadi sufre especialmente la crisis econ¨®mica y el paro por su especial configuraci¨®n industrial y por los problemas espec¨ªficos que derivan de su an¨®mala convivencia.
Quienes tenemos responsabilidad de gobierno en este pa¨ªs esperamos los apoyos necesarios para aliviar el desempleo, la crisis industrial y los problemas infraestructurales que heredamos del pasado.
Tenemos igualmente esperanza en la normalizaci¨®n de la convivencia de Euskadi. Con observancia rigurosa de la ley, pero dispuestos todos a un esfuerzo gigantesco de pacificaci¨®n, para acabar con una violencia cuyas ra¨ªces son m¨¢s profundas de lo que parecen.
Y miramos con esperanza e inmenso respeto a ese territorio hist¨®rico hermano de Navarra, igualmente contemplado en el marco estatutario, con el deseo ferviente de que cese la crispaci¨®n y el enfrentamiento visceral en torno a nuestro proyecto pol¨ªtico y se inicie un di¨¢logo racional que permita a los navarros ejercer libre y serenamente sus opciones.
Deseamos, en fin, Majestades, adem¨¢s de expresaros estas principales preocupaciones y esperanzas del momento en Euskadi, reiteraros de manera inequ¨ªvoca nuestro prop¨®sito decidido de hacernos solidarios y corresponsables en los problemas de Estado, cuyas responsabilidades fundamentales vos hab¨¦is sabido asumir ejemplarmente.
Majestades, en nombre de Euskadi, bienvenidos a este pueblo, que es el vuestro?.
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