"Napole¨®n", de Abel Gance, una obra maestra del cine que vuelve a las pantallas
Uno de los grandes ¨¦xitos del cine americano actual es una pel¨ªcula, Napole¨®n, de Abel Gance, que fue realizada en 1927 y que ahora ha sido rescatada del olvido por Francis Ford Coppola, el director de Apocalypse Now. El rescate le ha costado a Coppola unos ochenta millones de pesetas. El filme es una de las obras maestras del cine ¨¦pico, y emocion¨® en su d¨ªa a un pol¨ªtico y militar que conoci¨® bien la historia de Napole¨®n: Charles de Gaulle. En la actualidad, Gance, que tiene 91 a?os, vive en Par¨ªs.
En Nueva York se entusiasman diariamente con una pel¨ªcula de 1927, recompuesta ahora hasta alcanzar las cuatro horas de proyecci¨®n, es decir, s¨®lo una parte del proyecto inicial de su realizador, Abel Gance, que alcanz¨® con esta pel¨ªcula, Napole¨®n, una de las cotas experimentales m¨¢s altas de la historia del cine. Corno todas ellas, Napole¨®n tiene una historia de frustraciones y fracasos, de miserias e incomprensiones. El propio Gance, desesperado a veces por las vicisitudes de su rodaje, lleg¨® a destruir parte del material, irrecuperable ya para siempre, mientras que el realmente rodado por ¨¦l se dispersaba fragmentar¨ªamente por distintas filmotecas de todo el mundo.
La tarea de descubrir viejos y nuevos talentos
Reunidos ahora por Francis Ford Coppola, cada d¨ªa m¨¢s empe?ado en descubrir nuevos y viejos talentos, el Napole¨®n visto por A bel Gance, t¨ªtulo original de la pel¨ªcula, ha entusiasmado de tal forma a los cin¨¦filos neoyorquinos, que lo que al principio no iba a ser m¨¢s. que una representaci¨®n-homenaje con asistencia del autor (que a ¨²ltima hora disculp¨® su ausencia por no encontrarse en condiciones f¨ªsicas adecuadas para hacer viaje alguno: tiene 91 a?os), se ha transformado en un acontecimiento.
El sistema de rodaje empleado por Gance, con c¨¢maras en movimiento, con nov¨ªsimos planos subjetivos y, sobre todo, con la invenci¨®n de la triple pantalla que cubr¨ªa acciones paralelas situando al espectador en el centro de unas informaciones alternas que ¨¦l deb¨ªa ir eligiendo y con ello, en situaci¨®n de componer su propio espect¨¢culo, ha sorprendido a quienes recordaban Napole¨®n s¨®lo como un espect¨¢culo m¨¢s de la ¨¦poca, donde, al margen de los esfuerzos de rodaje, pesaba la pedanter¨ªa con que Abel Gance hab¨ªa ilustrado su trabajo.
No pudo el autor sustraerse a la tentaci¨®n de utilizar los datos que en los dos a?os de preparaci¨®n del rodaje hab¨ªa obtenido. Para ¨¦l, Napole¨®n deb¨ªa ser la obra m¨¢s exhaustiva y compleja del cine, la biograf¨ªa definitiva del emperador. Prevista en principio como seis pel¨ªculas diferentes, compuesta cada una por tres episodios, el resultado fue s¨®lo el de los dos episodios de la primera. Suficiente.muestra hoy de la capacidad inventiva (y estil¨ªsticamente revolucionaria) de su autor, que, aunque rodara muchas otras breves pel¨ªculas, ser¨¢ recordado fundamentalmente por esta colosal producci¨®n. El mismo estaba seguro de que ser¨ªa as¨ª cuando anunci¨® a trav¨¦s de la radio, desde la torre Eiffel, que comenzaba el rodaje ?del m¨¢s grande filme de los tiempos modernos?.
La emoci¨®n de un general franc¨¦s
El ¨¦xito que en su momento tuvo (De Gaulle la citaba como una de las pel¨ªculas que m¨¢s le hab¨ªan impresionado en su vida) no habr¨¢ producido a Abel Gance tanta emoci¨®n como la reposici¨®n actual, en la que, entre otros cuidados, se ha contratado a la American Symphony Orchestra para que, dirigida por Carmine Coppola, d¨¦ la adecuada r¨¦plica musical a las im¨¢genes. La sorpresa de esa pantalla m¨²ltiple, premonici¨®n (o ya realidad) de la muy posterior innovaci¨®n oficial del scope, es, sin duda, imprevisible para quienes no hayan tenido hasta ahora ocasi¨®n de conocer su existencia. (En Espa?a, por ejemplo, la copia de la Filmoteca Nacional no la incluye.) Pero, en definitiva, no es m¨¢s que un aspecto de la pel¨ªcula. La minuciosa recomposici¨®n hist¨®rica de Gance, su sentido narrativo y su intuici¨®n del espect¨¢culo (tan l¨®gicamente apreciado por Ford Coppola, que en El padrino o Apocalypse Now intentar¨ªa caminar por las sendas de Gance) son factores m¨¢s consistentes a¨²n.
Los j¨®venes, a la b¨²squeda de viejas obras de arte
El descubrimiento de viejas obras cinematogr¨¢ficas es un trabajo en el que ahora se mueven muchos j¨®venes cineastas, bastantes historiadores, convencidos todos de que la historia del cine no ha sido a¨²n realmente escrita y hartos tambi¨¦n, por supuesto, de los mediocres condicionamientos que el cine tiene en nuestros d¨ªas. Lo que, sin embargo, no deber¨ªa llevarse a extremos apasionados en los que se confunda la importancia de producci¨®n de muchas pel¨ªculas anteriores con su significaci¨®n social o pol¨ªtica. Es obvio que el cine de hoy, pese a todas sus frustraciones, tiene m¨¢s conexi¨®n con el espectador de hoy. O, al menos, es el que m¨¢s puede tenerla.
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