Situaci¨®n l¨ªmite

El espect¨¢culo de Guernica es la muestra del estado de descomposici¨®n en que se encuentra Espa?a. Es intolerable y vejatorio todo lo que est¨¢ pasando. En Guernica se insult¨® a Espa?a y al Rey, que ejerce el mando supremo de las Fuerzas Armadas, y, por tanto, se ofendi¨® a quienes nos honramos con sus uniformes, y el acto de Guernica no se convirti¨® en una aut¨¦ntica tragedia gracias a la prudencia, talante y serenidad de Su Majestad. No podemos continuar impasibles ante tanto caos. Acaban de asesinar al ingeniero Ryan, a pesar de las s¨²plicas de su mujer, compareciendo con sus hijos en Televisi¨®n Espa?ola, en una escena desgarradora y dram¨¢tica, para pedir la libertad de su esposo. Pues bien, ni sus s¨²plicas, ni las protestas, ni las manifestaciones populares, ni los llamamientos hechos por organismos extranjeros, han servido de nada. La ETA y sus c¨®mplices, implacable, fr¨ªa y asesina, ha cumplido sus amenazas, y el ingeniero Ryan ha muerto con el tiro en la nuca.En nuestra Patria no se respeta a nadie. La larga lista de secuestros y de asesinatos de civiles, militares, guardias civiles, polic¨ªas, etc¨¦tera, es la prueba m¨¢s evidente de que aqu¨ª no hay autoridad y, por tanto, hay que restablecerla. Los partidos pol¨ªticos no representan al pueblo en estos momentos. Cuando se ha preguntado a sus portavoces, en ocasi¨®n de la dimisi¨®n del presidente del Gobierno, si la convocatoria anticipada de unas elecciones generales podr¨ªa resolver la situaci¨®n en que nos encontramos, han contestado claramente que no, por temor a una abstenci¨®n general, como ha ocurrido recientemente. Es la prueba m¨¢s evidente que el pueblo, defraudado, ha vuelto las espaldas a este contubernio pol¨ªtico.

Pienso que las cosas han ido demasiado lejos. No podemos encogernos de hombros y desahogarnos con lamentaciones de palabra o por escrito. Hay que salvar a Espa?a si tenemos conciencia de espa?oles y de creyentes.

Como soldado que he dedicado toda la vida al servicio de Espa?a, creo que es llegada la hora de que todos los espa?oles pongamos fin al rompimiento de nuestra unidad y, como consecuencia, la desaparici¨®n de nuestra Patria. En nuestra historia hemos vivido momentos tan dif¨ªciles como el presente, pero siempre, en situaciones parecidas a ¨¦sta, hubo espa?oles que rescataron y salvaron a Espa?a.

, 8 de febrero