Reacciones europeas adversas a la instalaci¨®n de Nissan en el Reino Unido

La entrada de Nissan -segunda de Jap¨®n y cuarta del mundo por veh¨ªculos producidos- en el Reino Unido, firmada por el presidente de la multinacional japonesa, Ishyhara, durante su estancia brit¨¢nica, con ocasi¨®n de su gira europea -en la que aprovech¨® para inaugurar unas oficinas en Barcelona-, se produce de una forma totalmente diferente a la que hasta ahora hab¨ªan tenido otras multinacionales japonesas en Europa. La asociaci¨®n de la propia Nissan, con la italiana Alta Romeo, o de Honda con British Leyland, nada tiene que ver con la pr¨®xima implantaci¨®n de Datsun -Nissan- en el Pa¨ªs de Gales. En esta ocasi¨®n, Nissan fabricar¨¢ aut¨¦nticos coches japoneses hechos en Europa y no veh¨ªculos mixtos o h¨ªbridos.En cierta forma, la implantaci¨®n de Nissan, adem¨¢s de una inversi¨®n pr¨®xima a los 100.000 millones de pesetas, y una producci¨®n de 200.000 unidades anuales a partir de 1986 -el primer veh¨ªculo saldr¨¢ en 1984-, asegura el empleo de 10.000 trabajadores de la industria automovil¨ªstica brit¨¢nica. Una industria que atraviesa una crisis profunda, que cuesta al Gobierno de la primera ministra Margaret Thatcher una subvenci¨®n pr¨®xima a 200.000 pesetas por veh¨ªculo durante los dos pr¨®ximos a?os, y que, con la calurosa acogida dada a la multinacional japonesa, pone en evidencia su absoluta falta de fe en una posible soluci¨®n.

Temores de invasi¨®n

Sin embargo, la instalaci¨®n de Nissan en el Reino Unido ha suscitado una r¨¢pida y profunda reacci¨®n negativa en toda Europa. Una reacci¨®n por la forma y por el fondo. Porque los fabricantes europeos temen que el que, en 1986, pueda ser el tercer fabricante brit¨¢nico -por detr¨¢s de British Leyland y Ford- invada el mercado comunitario de coches japoneses construidos en el Reino Unido. Justamente en un momento en el que todos ellos se est¨¢n agrupando para intentar poner freno a la invasi¨®n de esos coches.Seg¨²n estos fabricantes, su postura no es contraria, en principio, a la fabricaci¨®n en Europa de modelos japoneses. Pero ¨¦sta tiene que hacerse con la condici¨®n de que dichos modelos est¨¦n realmente construidos en Europa, con las condiciones de fabricaci¨®n europeas. Tal como lo hacen los norteamericanos -General Motors y Ford-, es decir, con un nivel de integraci¨®n, incorporaci¨®n de productos y de mano de obra pr¨®xima al 100%.

Pero, siempre seg¨²n las mismas fuentes, la incorporaci¨®n local del 50% o 60% que tendr¨¢ Nissan en su f¨¢brica del Pa¨ªs de Gales es absolutamente insuficiente. Adem¨¢s, estos autom¨®viles no deber¨ªan a?adirse a la cifra de veh¨ªculos japoneses importados en los pa¨ªses del Mercado Com¨²n desde Jap¨®n, sino, en todo caso, reemplazarla. Porque la actual cota de penetraci¨®n de mercado de los coches japoneses en Europa es ya -siempre ajuicio de los fabricantes europeos- demasiado elevada, y pone en peligro a las industrias aut¨¦nticamente europeas.

De ah¨ª que los fabricantes europeos exijan del Gobierno brit¨¢nico, o del Consejo de Ministros de la Comunidad Econ¨®mica Europea, que el porcentaje de piezas de fabricaci¨®n europea que Nissan deber¨¢ incorporar en su f¨¢brica del Pa¨ªs de Gales debe ser, como m¨ªnimo, del 80% en el momento de partida. Cifra a la que la multinacional japonesa quiere llegar en 1986, cuando lleve dos a?os de fabricaci¨®n con un 60% de integraci¨®n y haya alcanzado la cota de las 200.000 unidades anuales.

Con la instalaci¨®n de Nissan en el Reino Unido, a Seat le quedaba entonces el recurso de Toyota. Un recurso que, s¨²bitamente, se pon¨ªa m¨¢s al alcance de su mano, al anunciar una fuente pr¨®xima a la primera multinacional japonesa -y segunda del mundo- del sector del autom¨®vil la ruptura de negociaciones con Ford, tendentes a llegar a un posible acuerdo para la fabricaci¨®n conjunta.

Sin embargo, casi de inmediato y desde Estados Unidos, fuentes pr¨®ximas a Ford anunciaron que el acuerdo es pr¨¢cticamente un hecho, que se firmar¨¢ en el pr¨®ximo mes de abril y que en virtud del cual se fabricar¨¢n conjuntamente 300.000 veh¨ªculos anuales -en principio, Ford quer¨ªa que la cifra fuese de 600.000, mientras Toyota se quedaba en 200.000 veh¨ªculos.