El Valencia, con complejo de inferioridad
A partir del minuto 65, el Madrid se qued¨® con diez jugadores por expulsi¨®n de Del Bosque. A partir de ese momento, el encuentro fue de diez contra diez. Desde el comienzo, el Valencia jug¨® con uno menos, por inhibici¨®n de Kempes. El Valencia que sali¨® derrotado de Chamart¨ªn fue inferior al Madrid en esp¨ªritu. El Valencia no vino a demostrar que puede ser campe¨®n. Incluso cuando ten¨ªa un solo gol en contra pareci¨® conformarse con su destino. Nunca como el domingo tendr¨¢ una oportunidad tan clara para puntuar. El Valencia vino a Madrid con un claro complejo de inferioridad. El partido, en su desarrollo, fue cosa de duelos. Stielike y Castellanos hicieron el papel de malos en la funci¨®n. Como es natural, para el valencianista fueron las mayores broncas. Pero Stielike no pudo lucir su juego, como es habitual. Santillana mantuvo un duelo desigual con Tendillo. El joven central valencianista le gan¨® la partida de punta a cabo y a¨²n tuvo arrestos para subir al ataque a intentar el gol de la igualada. Santillana tambi¨¦n perdi¨® su duelo con Sempere. El meta valencianista sali¨® del marco con sobresaliente acierto y desbarat¨® todas las ocasiones de gol de Santillana. Cuando ¨¦ste marc¨® fue porque Sempere intercept¨® en primera instancia el remate de Juanito. El duelo Sabido-Kempes no tuvo color. Kempes no est¨¢ para nada. Pasieguito, que lo sabe, lo mantuvo en el terreno con la esperanza del gol, pero hubiera sido mucho m¨¢s pr¨¢ctico sacar a Pablo antes. Kempes corre el peligro de arruinar su carrera. Desde que se marcharon sus padres a Argentina es otro. Kempes se limit¨® a esperar el fallo del contrario. Fue una pena. Dio pena ver la impotencia de un jugador como ¨¦l, aut¨¦nticamente excepcional.
Los valores que el Valencia, aspirante al t¨ªtulo de Liga, expuso en Madrid quedaron reducidos a Sempere, Tendillo y Carrete. Arias y Castellanos se limitaron a cumplir, y Subirats y Solsona, junto a jugadas de aut¨¦ntica maestr¨ªa, tuvieron ratos de absoluto tono gris¨¢ceo. Delante hubo tres hombres casi nulos. Tendillo demostr¨® que va a m¨¢s cada d¨ªa, y Sempere, al que le faltan unos cent¨ªmetros, fue el aut¨¦ntico h¨¦roe de su equipo. Sempere salv¨® al Valencia de una goleada. El Madrid lleg¨® a su parcela con m¨¢s soltura de la prevista, incluso cuando desapareci¨® Del Bosque. El Valencia perdi¨® en el Manzanares por falta de rigor en su juego, adem¨¢s del fallo de Kempes en el penalti. El domingo fue derrotado en Chamart¨ªn por falta de ambici¨®n. Seguramente con Morena el desarrollo del juego hubiera sido otro. El Madrid, que es capaz de despertar en los momentos cr¨ªticos, hizo ante el Valencia un encuentro corajudo. No se anduvo con gentilezas porque no est¨¢ para ello, pero supo aprovechar en un minuto el desconcierto valencianista. Hasta el primer gol fue el Valencia el que impuso su ley. Domin¨® m¨¢s el bal¨®n y se situ¨® mejor en el campo, pero despu¨¦s se hundi¨® sin remisi¨®n.
El Valencia, que cuenta con jugadores de gran clase, tuvo en ellos a los m¨¢s mediocres. Hasta el extremo de que la mayor¨ªa de los pases fueron al contrario. El equipo valencianista dio la sensaci¨®n de p¨¦rdida del temple. Es incomprensible que Subirats y Solsona movieran el bal¨®n con la imprecisi¨®n con que lo hicieron.
El Madrid, sin realizar un buen f¨²tbol, supo crear mayores ocasiones de peligro. En el primer per¨ªodo, Garc¨ªa Rem¨®n se limit¨® a detener un par de tiros libres, de los cuales solamente el de Kempes ¨ªue peligroso. En la segunda parte, cuando el Valencia intent¨® el empate por las bravas, con prisas y sin precisi¨®n, se jug¨® el tipo en una ocasi¨®n y salv¨® las m¨¢s complicadas de las situaciones por las que pas¨®.
El Madrid reaccion¨® ante el Valencia. Sigue descompuesto en la defensa, en la que se salva Camacho, y lento en la media. Juanito se dej¨® ver m¨¢s que otras veces y fue decisiva su participaci¨®n en los goles. Pero el Madrid sigue convaleciente. El triunfo ante el Valencia no debe ser un espejismo. Gan¨® y nada m¨¢s.
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