Tensi¨®n pol¨ªtica en el primer d¨ªa del viaje papal a Filipinas
La primera jornada de Juan Pablo II en Manila ha estado caracterizada no s¨®lo por el entusiasmo desbordante de estas gentes pobr¨ªsimas, mayoritariamente cat¨®licas, y que se sienten orgullosas de haber recibido en diez a?os a dos Pont¨ªfices, sino tambi¨¦n por un aut¨¦ntico forcejeo entre el papa Wojtyla y el presidente Ferdinand Marcos. Desde que el Papa puso pie en el aeropuerto, bajo un sol tropical que le hizo en seguida correr el sudor por la cara, se esforz¨® por decir de mil modos que hab¨ªa venido s¨®lo ?en nombre de Jesucristo? e invitado por los obispos.
La tensi¨®n que existe en el pa¨ªs se toca con las manos, y los dos personajes dan la impresi¨®n de estar jugando una partida de ajedrez. El Papa, por primera vez en sus viajes intercontinentales, a pesar de haber volado esta vez diecis¨¦is horas con los cincuenta periodistas que le acompa?an en su avi¨®n, no fue a dialogar con ellos ni una sola vez. Oficialmente se dijo que el Papa estaba muy cansado, pero EL PA?S pudo saber en los ambientes de su acompa?amiento oficial que quiere evitar conversar con los periodistas hasta que no deje Filipinas, para impedir que las preguntas que se le podr¨ªan hacer sobre el r¨¦gimen de Marcos puedan acrecentar la tensi¨®n existente entre la Iglesia y el Estado en este pa¨ªs.Por su parte, el presidente, que hab¨ªa recibido al Papa en el aeropuerto como ?una esperanza que lleva al Estado y a la Iglesia hacia Jesucristo?, a las pocas horas de la presencia del Papa en Manila se vio obligado a un gesto espectacular: mand¨® retirar de la sala de Prensa las copias ya preparadas de su discurso al Papa en su palacio de Malacanang, exigiendo que no se usara aquel texto y que los periodistas que lo hab¨ªan cogido ya lo devolvieran inmediatamente. Ante el Papa cambi¨® horas despu¨¦s todo el discurso.
Mientras en el primer mensaje hac¨ªa un gran paneg¨ªrico del catolicismo, que ha sido, seg¨²n Marcos, un factor de unidad nacional, afirmando que la Iglesia no debe ser vista como rival del Estado, en el segundo fue muy gen¨¦rico, sin tocar pr¨¢cticamente ning¨²n punto concreto. La hip¨®tesis que se hac¨ªa ayer en los ambientes pol¨ªticos y eclesiales interrogados por EL PA?S, es que el presidente hab¨ªa cambiado despu¨¦s de haber le¨ªdo el discurso del Papa, m¨¢s bien duro, contra la situaci¨®n del r¨¦gimen.
En efecto, Juan Pablo II en su mensaje en el palacio presidencial afirm¨® categ¨®ricamente que ?la organizaci¨®n social existe s¨®lo para el servicio del hombre y para proteger su dignidad, y no se puede pretender servir al bien com¨²n cuando no se salvaguardan los derechos humanos?. Momentos antes, el Papa hab¨ªa recibido en sus manos una carta de siete familias de detenidos pol¨ªticos implorando su ayuda. Juan Pablo II a?adi¨®, refiri¨¦ndose impl¨ªcitamente a la justificaci¨®n que se hab¨ªa dado a la ley marcial que ha reinado durante ocho a?os, que ?incluso en situaciones excepcionales nunca es l¨ªcito justificar cualquier tipo de violaci¨®n de la dignidad fundamental de la persona humana y de los derechos b¨¢sicos que salvaguardan tal dignidad?, e hizo votos para que ?el pueblo filipino y sus dirigentes no cesen de promover un desarrollo que sea plenamente humano y que supere las situaciones y estructuras de desigualdad, injusticia y pobreza en nombre del car¨¢cter sagrado de la humanidad?.
Cambio de tono
Juan Pablo II compens¨® despu¨¦s el tono de su mensaje en una alocuci¨®n a los religiosos de Filipinas, pronunciada en la catedral de Manila. El Pont¨ªfice dijo: ?Sois religiosos, no sois jefes sindicales o pol¨ªticos, o funcionarios de un poder temporal. No caigamos en la ilusi¨®n de que servimos al Evangelio si diluimos nuestro carisma en un inter¨¦s exagerado por los problemas temporales.... es importante para el pueblo veros como servidores de Cristo y servidores del Misterio de Dios?.El cardenal Sin, arzobispo de Manila, que frecuentemente ha criticado la pol¨ªtica del presidente Marcos, permaneci¨® impasible durante toda la homil¨ªa del Papa. La homil¨ªa debe haber tenido una resonancia particular entre los cristianos de izquierda, de entre los que sacerdotes y religiosos j¨®venes han denunciado con frecuencia el r¨¦gimen de ley marcial impuesto por el presidente Marcos.
El ambiente en el aeropuerto a la llegada del Papa, que bes¨® enseguida la tierra, era muy diverso de cuando, hace once a?os, hab¨ªa llegado all¨ª mismo el papa Montini. Entonces hab¨ªa sido una explosi¨®n de gente y de entusiasmo. Esta vez, para evitar que se pudiera repetir el atentado a Pablo VI, o posibles protestas contra el r¨¦gimen, hab¨ªan sido invitadas s¨®lo personas muy controladas, y oficiales.
El pueblo esperaba al Papa fuera, por las calles, y all¨ª se desbord¨®, como en M¨¦xico o en Brasil o en Africa, con toda la fuerza de su fantas¨ªa, manifestada en los vestidos de mil colores, en las danzas, en los coros y en las orquestas de guitarras y bandurrias. Era una fiesta o un gran carnaval y tantas flores y carteles gigantes y pancartas en diversas lenguas. Hab¨ªan sacado a la calle hasta los b¨²falos, los carabaos, s¨ªmbolo del duro trabajo en los arrozales. Los hab¨ªan engalanado con banderas vaticanas.
Espect¨¢culo
El presidente Marcos y su esposa Imelda -que llamaba la atenci¨®n por su precioso vestido de pina de organza con colores difuminad¨ªsimos, desde el salm¨®n al violeta y todo bordado a mano- hab¨ªan preparado al Papa un coche grandioso, el m¨¢s imponente hasta ahora visto en los viajes de Juan Pablo II. Una especie de pagoda o jard¨ªn ambulante, hecho de jazmines y margaritas. Recordaba las carrozas de las procesiones de la Semana Santa de la Macarena, o las del famoso carnaval de Viareggio, en Italia. Un aut¨¦ntico monumento imperial o fara¨®nico.Mientras tanto, s¨®lo ayer ma?ana a la llegada del Papa, la Prensa local public¨® la noticia de las 140 v¨ªctimas militares de la guerrilla musulmana en la regi¨®n de Mindanao, donde se dirigir¨¢ el pont¨ªfice los pr¨®ximos d¨ªas. La otra noticia de que un tif¨®n se estaba acercando a la regi¨®n fue interpretada s¨®lo como una posible tentativa de desanimar al Papa a visitar aquella zona de tensi¨®n.
Hoy el Pont¨ªfice proseguir¨¢ su viaje a Manila, constituyendo punto fuerte del programa la beatificaci¨®n de diecis¨¦is misioneros, entre ellos el filipino Lorenzo Ruiz y el franc¨¦s Guillermo Courtet.
Asimismo, el Papa se entrevistar¨¢ con ?os habitantes de las chabolas que integran el barrio de Tondo (quienes ya recibieron la visita de Pablo VI en 1970), y presidir¨¢ un acto religioso con los estudiantes de la centenaria Universidad de Santo Tom¨¢s.
Un accidente de circulaci¨®n, del que ha sido v¨ªctima un fot¨®grafo norteamericano, ensombreci¨® la triunfante jornada de ayer. El periodista estaba cubriendo la hist¨®rica visita del Papa a Filipinas para la agencia norteamericana United Press International. Al ser internado en un hospital de Manila se le apreciaron heridas de car¨¢cter muy grave, seg¨²n un portavoz de la citada agencia, que no facilit¨® el nombre del herido.
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