Ambiente festivo en Mosc¨² en v¨ªsperas de la inauguraci¨®n del 26? Congreso del PCUS
La aparici¨®n de banderas, bombillitas de colores, pancartas y grandes retratos (la mayor parte de Lenin y algunos de Breznev) anuncian en Mosc¨² la inminente celebraci¨®n del 26? Congreso del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS).
Las calles de la capital sovi¨¦tica parecen m¨¢s llenas que nunca y la polic¨ªa de tr¨¢fico -m¨¢s abundante que de costumbre- vigila con celo el intenso vaiv¨¦n de coches oficiales.En este marco festivo -que ha venido a romper la monoton¨ªa del invierno moscovita- aparecen, de cuando en cuando, los rumores.
A sus 74 a?os, el jefe del Estado, Le¨®nidas Breznev, parece in- contestado y en un estado de salud que supera cualquier duda. Sus ¨²ltimos viajes al extranjero han demostrado que no sufre ninguna enfermedad grave. Pol¨ªticamente, su solidez tambi¨¦n parece demostrada.
Los rumores, pues, se limitan a averiguar cu¨¢les ser¨¢n los altos cargos de la URSS que cesen por simples -y reales- razones de edad o enfermedad. La v¨ªspera del 26? Congreso es, por lo dem¨¢s, completamente anodina. M¨¢s de setecientos periodistas de todo el mundo se han acreditado para seguir de cerca este acontecimiento. El Estado sovi¨¦tico ha puesto a su disposici¨®n la bien engrasada maquinaria que ya fue utilizada hace seis meses para los Juegos Ol¨ªmpicos.
Las mismas m¨¢quinas de escribir que relataron las marcas ol¨ªmpicas del pasado verano servir¨¢n ahora para especular sobre los posibles ceses de Arvid Vanovich Pelche, 82 a?os, y de Vasili Vasilievich Kuznetsov, ochenta a?os, miembros titular y suplente del Politbur¨®, el m¨¢s importante ¨®rgano colectivo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Los posibles ceses de Pelche y Kuznetsov ser¨¢n las m¨¢ximas novedades pol¨ªticas que pueden esperarse de este inminente 26? Congreso del PCUS, que comienza el pr¨®ximo lunes y habr¨¢ de durar, seg¨²n se piensa, unos diez d¨ªas.
Mientras dure el congreso -y hasta el d¨ªa 10- se limitar¨¢ la entrada en Mosc¨². El pr¨¢cticamente imposible encontrar habitaci¨®n en los hoteles de la capital.
Las autoridades tratan de restringir las avalanchas de poblaci¨®n flotante que todos los d¨ªas acude a Mosc¨² a hacer sus compras o solucionar cuestiones burocr¨¢ticas. (Seg¨²n ciertas estimaciones, un mill¨®n de personas pasa diariamente por esta ciudad de ocho millones de habitantes).
Rumor sangriento
Entre los rumores de estos ¨²ltimos d¨ªas no han faltado tampoco los temas sangrientos. Desde hace dos semanas se ven¨ªa comentando en Mosc¨² un hipot¨¦tico atentado contra un coche oficial en las cercan¨ªas de la sede moscovita del KGB (polic¨ªa de seguridad del Estado). Ayer, un portavoz del Comit¨¦ Central del PCUS negaba estos rumores, a?adiendo que se trataba de ?un invento provocador contra el inminente congreso del partido?.A pesar de estos ment¨ªs, algunos corresponsales extranjeros insist¨ªan ayer en afirmar que ?alg¨²n incidente grave habla ocurrido recientemente en un veh¨ªculo Volga, de color negro, en las cercan¨ªas de la sede del KGB?. Los rumores que circulaban en las ¨²ltimas semanas hac¨ªan referencia a la explosi¨®n de un artefacto colocado en el interior de un coche, que pudo provocar la muerte del conductor y un funcionario sovi¨¦tico.
El misterio prosigue. S¨®lo este tipo de incidentes parecen a?adir pimienta a las v¨ªsperas del 26? Congreso, que, seg¨²n todos los indicios, estar¨¢ desprovisto de sensaci¨®n y emociones.
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