El golpe de Estado
Numerosas cartas han llegado a la direcci¨®n de EL PAIS sobre el golpe de Estado. Esta primera selecci¨®n intenta recoger las variadas reacciones que los hechos del d¨ªa 23 de febrero suscitaron en nuestros lectores
Gracias, muchas gracias,por su informaci¨®n, comentarios, editoriales, referentes a la recient¨ªsima y muy importante asonada Madrid-Valencia y...
Como catal¨¢n y espa?ol, con m¨¢s de sesenta a?os, y, por tanto, perteneciente a la c¨¦lebre ?quinta del biber¨®n? (ya sabe, a los diecisiete a?os movilizado por el Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica y a los veinticuatro a?os licenciado por el Ej¨¦rcito franquista), he tenido un disgusto enorme al vivir, de lejos, evidentemente, pero muy cerca an¨ªmicamente y gracias a los medios modernos de comunicaci¨®n, los extremismos terroristas de personas que volver¨ªan a las andadas, en la impunidad que disfrutan al amparo de un uniforme que no son dignos de vestir.
Creo, como espa?ol ( y catal¨¢n), que puedo tener mi opini¨®n, como la Constituci¨®n me autoriza. Quisiera decir que, por mi experiencia pasada, y para prevenir (que no curar) tales infecciones o pandemias pol¨ªtico-militares, deber¨ªa procederse a una ?despolitizaci¨®n a fondo? de las estructuras militares. Explicando, de una vez por todas, que un militar es una persona t¨¦cnica que estudia los mecanismos de los elementos guerreros y los aplica, met¨®dicamente y con un evidente riesgo, que, en caso de conflagraci¨®n tambi¨¦n lo pasa la poblaci¨®n civil y la poblaci¨®n militarizada o movilizada, con el fin de defender al pa¨ªs de las agresiones externas.
Que se tomase como ejemplo todo el elemento militar europeo (e, incluso, el portugu¨¦s, si cabe) y se guardase el mismo estilo que, disciplinadamente, jefes, quiz¨¢ mucho m¨¢s capacitados que los nuestros, adoptan por convicci¨®n y por puro razonamiento.
Quisiera decir tambi¨¦n que, al vaciado de una cierta politizaci¨®n, deb¨ªa seguir el relleno de esta segunda ?politizaci¨®n?, con el reconocimiento real que la soberan¨ªa nacional, como dice la Constituci¨®n (y, por tanto, la carta magna del pa¨ªs), determina taxativamente. Y que no se puede manejar impunemente un soldado no voluntario si con ello se le crea un problema grave, no f¨ªsico, sino moral y de ciudadan¨ªa. Hay que tener en cuenta que si un soldado fue mayor de edad y, por tanto, elector y elegible, a los dieciocho a?os, lo cont¨ªn¨²a siendo a los veintiuno, cuando, forzosamente -si bien cumpl¨ªendo con un deber al que no te eludo-, tiene que destinar equis tiempo en servicio militar.
El manejo de hombres no es un manejo de caballos ni de mulas. Me gustar¨ªa que quienes lo hacen lo pensaran siempre.
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