As¨ª se grab¨® y emiti¨® el trascendental mensaje del Rey en la madrugada del martes
Son las 0.15 horas de la madrugada del martes 24 de febrero, la m¨¢s larga de la historia de Espa?a de los ¨²ltimos tiempos. El rey Juan Carlos, vestido con el uniforme de Capit¨¢n General del Ej¨¦rcito, con gesto serio y con voz firme, inicia desde su despacho, en el primer piso del palacio de la Zarzuela, su mensaje a la naci¨®n: ?Al dirigirme a todos los espa?oles con brevedad y concisi¨®n ... ?. En la peque?a habitaci¨®n, tras las c¨¢maras de televisi¨®n, la reina Sof¨ªa, el pr¨ªncipe de Asturias y las infantas Elena y Cristina siguen atentos las palabras del Jefe del Estado. Todo dura dos minutos. Inmediatamente, don Juan Carlos ve la grabaci¨®n en un monitor de v¨ªdeo y, dirigi¨¦ndose a Jes¨²s Picatoste y Pedro Erquicia, afirma sin m¨¢s comentarios: ?Muy bien, muy bien, hay que emitirlo inmediatamente ?.
En Valencia, Milans del Bosch contin¨²a sublevado y sus tropas en la calle, y en Madrid la situaci¨®n es a¨²n muy confusa. Cincuenta y cinco minutos despu¨¦s, la cinta con el mensaje, protegida por dos polic¨ªas de la escolta del Rey con metralletas, llega a Prado del Rey, y los espa?oles, tensos, ven y escuchan en sus televisores que don Juan Carlos ordena el mantenimiento del orden constitucional.Fernando Castedo, director general del Ente P¨²blico Radiotelevisi¨®n Espa?ola (RTVE), recibe poco despu¨¦s de las ocho de la tarde del pasado lunes, una llamada telef¨®nica del palacio de la Zarzuela. El general Sabino Fern¨¢ndez Campos, secretario general de la Casa del Rey, le informa que el rey Juan Carlos dirigir¨ªa en breve un mensaje a la naci¨®n.
El director general de RTVE se encuentra en su despacho de la primera planta de la Casa de la Radio, ocupado por el capit¨¢n que manda los soldados del regimiento de Transmisiones de Villaviciosa perteneciente a la Divisi¨®n Acorazada. El capit¨¢n Merlo hab¨ªa asumido personalmente la responsabilidad de prohibir que se emitiesen informativos por las dos cadenas de Televisi¨®n. Fernando Castedo intenta que el capit¨¢n se ponga al tel¨¦fono para recibir ¨®rdenes del general Sabino Fern¨¢ndez Campos, pero el oficial se niega y alega que no hablaba con nadie, que no conoc¨ªa al general y que s¨®lo recib¨ªa ¨®rdenes de su mando militar.
El capit¨¢n tampoco quiso aten der un despacho para que se pusiese en contacto con el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, general Gabeiras Montero. Merlo sac¨® su agenda, pero llam¨® a otra persona.
El general Sabino Fern¨¢ndez Campos y el director general de RTVE logran comunicarse por tel¨¦fono y utilizan un lenguaje casi en clave, sin que el capit¨¢n llegue a percatarse que poco despu¨¦s se iba a grabar en la Zarzuela el decisivo mensaje del Rey. A las nueve de la noche, Jes¨²s Picatoste, director del gabinete del Ente P¨²blico RTVE, que tiene a los soldados en su despacho, logra comunicar con Pedro Erquicia, hasta hace unos d¨ªas corresponsal en Nueva York y ahora subdirector de los servicios informativos de Televisi¨®n: ?Prepara inmediatamente un equipo de v¨ªdeo para ir a la Zarzuela a grabar un mensaje del Rey?, le dice Picatoste por orden de Fernando Castedo.
Los militares abandonan Prado del Rey
Pedro Erquicia reuni¨®, en primer lugar, el reducido equipo de c¨¢maras aut¨®nomas (las ENG, Electronic News Gathering) con dos t¨¦cnicos para la c¨¢mara y magnetoscopio y dos reporteros m¨¢s para filmarlo en soporte cinematogr¨¢fico de diecis¨¦is mil¨ªmetros. Los dos equipos de v¨ªdeo y cine (provistos de un magnet¨®fono Nagra, que sirvi¨® para emitir el mensaje por radio) s¨®lo pudieron abandonar. Prado del Rey cuando el recinto fue desocupado, por ¨®rdenes a¨²n desconocidas, por la secci¨®n del capit¨¢n Merlo. ?Bueno, ah¨ª se queda usted?, fueron las ¨²ltimas palabras del oficial al director general de RTVE, quien asumi¨® entonces la responsabilidad de los programas y, en particular, de informar de los hechos. Eran las 21.25 horas cuando salieron en caravana de tres veh¨ªculos, dos para los equipos y otro para Jes¨²s Picatoste y Pedro Erquicia. S¨®lo el veh¨ªculo de las c¨¢maras aut¨®nomas llevaba distintivo de Televisi¨®n Espa?ola. Poco despu¨¦s, a las diez de la noche, I?aki Gabilondo, director de los informativos de Televisi¨®n Espa?ola, hac¨ªa su primera aparici¨®n en la peque?a pantalla para informar del asalto a Prado del Rey y de lo que suced¨ªa en el Congreso. En aquel momento, la caravana de Picatoste y Erquicia se deten¨ªa ante el primero de los controles de seguridad de la Zarzuela, en cuya garita los guardias segu¨ªan las noticias a trav¨¦s de un televisor. Un jeep de la Guardia Real dirige a la comitiva hasta el segundo puesto de control donde les espera Fernando Guti¨¦rrez, jefe de Prensa de la Zarzuela.
Fernando Castedo, entre tanto, comunic¨® el desalojo a Francisco La¨ªna, director de la Seguridad del Estado, quien dispuso el env¨ªo de geos para proteger a RTVE.
Mientras los cuatro t¨¦cnicos suben al primer piso del palacio para preparar la grabaci¨®n, Picatoste y Erquicia comentan con Fernando Guti¨¦rrez, el m¨¦dico del Rey y otros ayudantes. los graves sucesos del Congreso. S¨®lo en aquel momento la Zarzuela conoce que Televisi¨®n Espa?ola tiene en su poder el documento visual y sonoro del asalto de Tejero a las Cortes. Este hecho sorprende a los directivos de RTVE, que llaman a Prado del Rey para que env¨ªen urgentemente una copia del mismo. Son las 22.30 horas, e I?aki Gabilondo acaba de anunciar que el Rey se dirigir¨¢ al pa¨ªs.
La Zarzuela no tiene capacidad aut¨®noma de emisi¨®n y tampoco puede recibir programas, al no disponer de un circuito de enlace directo con RTVE.
El equipo sube al primer piso para inspeccionar el despacho del Rey: una habitaci¨®n amueblada con una mesa de madera de roble y presidida por un tapiz con el escudo nacional.
La mesa es despejada de papeles y los electricistas del palacio disponen la instalaci¨®n de un foco contraluz, encima del tapiz, para evitar sombras en la grabaci¨®n. Son las 23.30 horas cuando llega un t¨¦cnico de Prado del Rey provisto de la cinta de un video-casete, y de un monitor de televisi¨®n, en el que inmediatamente algunos ayudantes del Rey comienzan a ver el documento.
Preocupado, pero sereno
A la doce de la noche aparece el Rey, vestido de capit¨¢n general del Ej¨¦rcito. ?Se le ve¨ªa preocupado, pero sereno. Nos salud¨® a todos, uno por uno, y nos dijo: "Hola, ?C¨®mo est¨¢is?"?, recuerda Pedro Erquicia. Se cruzan unos breves comentarios sobre el golpe de Tejero. ??C¨®mo ha sido esto, vosotros que lo hab¨¦is visto??, pregunt¨® el Monarca. Pero lo m¨¢s urgente es grabar el mensaje del Jefe del Estado; el Rey no ver¨ªa el documento hasta despu¨¦s de las 12.30 de la madrugada.
La c¨¢mara de cine y la de v¨ªdeo son dispuestas frente a la mesa ante la que tom¨® asiento Juan Carlos. ??Qu¨¦ tratamiento visual le darnos a la grabaci¨®n??, pregunta Erquicia. El Rey le contesta: ?Para eso est¨¢is vosotros, que sois los t¨¦cnicos?. A continuaci¨®n, el Monarca pregunta si molesta el ruido del aire acondicionado, que es apagado para evitar acoplamientos de sonidos en los micr¨®fonos. Se hacen pruebas de sonido. Pedro Erquicia le pide al Rey una copia del mensaje y decide, una vez le¨ªdo, que el primer p¨¢rrafo introductorio se filme con un plano general, para acercarse con un zoom en el momento en que el Rey informa del telegrama cursado a los capitanes generales.
Detr¨¢s de las c¨¢maras est¨¢n, en pie, la reina do?a Sof¨ªa, el pr¨ªncipe de Asturias, Felipe, y las infantas Elena y Cristina. La familia real, silenciosa, mantiene la calma y escucha atentamente las palabras del Rey. Inmediatamente se comprueba en un monitor la grabaci¨®n y Juan Carlos dice: ?Ha quedado. muy bien. Hay que darlo cuanto antes?. El propio Jefe del Estado ordena al coronel Blanco, jefe de Seguridad de la Zarzuela, que (los polic¨ªas de su escolta, vestidos de paisano y armados con metralletas, protejan la cinta (una caja de unos veinte por veinte cent¨ªmetros) hasta su llegada a Prado del Rey. Los polic¨ªas ten¨ªan ¨®rdenes estrictas de permanecer en RTVE y proteger hasta el final la emisi¨®n del mensaje, aunque los geos ya controlaban el edificio, a las ¨®rdenes del director general.
Pasadas las 0.30 horas, la comitiva abandona a toda velocidad el recinto de la Zarzuela por la salida de columnas, cruza Pozuelo, Aravaca y Somosaguas; pero a pesar del esfuerzo no llega a tiempo para que el mensaje, como estaba previsto, sea emitido a la una de la madrugada. Fernando Guti¨¦rrez, Picatoste y los dos escoltas llevaron la cinta en un coche sin distintivos.
A las 1.12 horas, el mensaje sali¨® al aire desde los s¨®tanos de los informativos, situados en la Casa de la Radio. Millones de espa?oles que hab¨ªan esperado durante horas se sintieron un poco m¨¢s aliviados y comenzaron a irse a la cama. ?Debemos ser conscientes del esfuerzo necesario para informar a trav¨¦s de la televisi¨®n con sentido de responsabilidad en momentos tan cr¨ªticos como ¨¦ste, al servicio de la sociedad y la Constituci¨®n?, afirm¨® Fernando Castedo despu¨¦s de estas horas dram¨¢ticas.
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