El Taller de Aya (Guipuzcoa), una singular experiencia de convivencia y trabajo colectivo
Una mezcla de taller renacentista, comuna ecol¨®gica y falansterio saint-simoniano, formado por una docena de escultores j¨®venes m¨¢s o menos automarginados, funciona desde hace cuatro a?os en el buc¨®lico valle guipuzcoano de Aya. Reinaldo Carrizo, fundador y maestro del taller, un gallego-vasco de 36 a?os e intensa vida aventurera, que expone estos d¨ªas su ¨²ltima obra en la galer¨ªa Kandinski de Madrid, nos cuenta la historia, avatares y proyectos de esta singular experiencia que combina el trabajo creativo con una f¨®rmula distinta de convivencia.
La inexistencia en Guip¨²zcoa de una Escuela de Bellas Artes 9 de Artes y Oficios, hace del taller de Aya el ¨²nico centro de formaci¨®n de artistas y artesanos pl¨¢sticos de la provincia, aunque, debido posiblemente a su atipicidad, no ha encontrado en los representantes oficiales de la cultura en el Pa¨ªs Vasco el respaldo y apoyo que merece una iniciativa de este tipo.?Es como un taller del Renacimiento, con la diferencia de que nadie hace el negro trabajando para m¨ª?, asegura Reinaldo Carrizo. ?Mi papel es orientar, hacer de agente provocador, no ense?arles mi propio estilo, que es lo que se suele hacer en la mayor¨ªa de las escuelas. Cada uno desarrolla sus propias ideas y formas de expresi¨®n, que abarcan desde el abstracto al figurativo?.
?En el grupo hay de todo. Un economista, un qu¨ªmico, dos maestros, un aldeano autodidacta que empez¨® disecando animales... Viven juntos en dos pisos del pueblo y se organizan de manera que cada d¨ªa de la semana uno de ellos se ocupa de las tareas dom¨¦sticas. No se plantean muchos problemas de convivencia porque hay trabajo suficiente para mantenernos ocupados, pero hemos comprado el terreno para construir una colonia de bungalows de veinticinco metros cuadrados, para mayor autonom¨ªa individual, aunque las comidas, el trabajo en el taller y los espacios de ocio funcionen colectivamente ?.
Cantera de escultores
El proyecto de Reinaldo Carrizo y su grupo es convertir Aya en una cantera de maestros es cultores que se difundan por el Pa¨ªs Vasco revitalizando una vieja tradici¨®n casi extinguida en el arte y oficio de trabajar la piedra.
?No creemos en las macroescuelas?, afirma Carrizo. ?Se tratar¨ªa de crear peque?os centros similares al de Aya perfectamente integrados en la vida de cada comunidad. En Aya, por ejemplo, dos muchachos del taller que son maestros, trabajan en la escuela del barrio que dirige Carmen, mi mujer, y donde se han llevado a cabo curiosas propuestas pedag¨®gicas, como aprender matem¨¢ticas a base de tejer tapices, identificar y cultivar plantas medicinales o publicar su propio peri¨®dico y revista?.
Una exposici¨®n de cien esculturas en piedra, que se prepara para esta pr¨®xima primavera en San Telmo, es la primera muestra del trabajo que se realiza en el taller de Aya, con un criterio que no se limita a una concepci¨®n ornamental de la escultura, sino que incluye todas las funciones y utilidades de la piedra.
?No nos importa hacer cualquier cosa?, comenta Reinaldo Carrizo. ?De hecho, ahora estamos haciendo una fuente p¨²blica que nos encarg¨® el Ayuntamiento. Tambi¨¦n hicimos en el taller la talla que entregaron en un homenaje a un grupo musical t¨ªpico del Pa¨ªs Vasco, formado por un acorde¨®n, una pandereta?.
Sin embargo, el hecho positivo de esta demanda popular no se corresponde con la actitud de los organismos oficiales responsables de la cultura. ?Nos hemos constituido jur¨ªdicamente como Asociaci¨®n Cultural de Aya, y llevamos recorridos m¨²ltiples despachos para conseguir apoyo econ¨®mico que nos permita trabajar sin agobios, pero sin ning¨²n ¨¦xito?, explica Carrizo. ? El PNV esgrime como excusa sus Casas de Cultura o el problema de las transferencias, pero su inhibici¨®n en el asunto -ni siquiera han venido nunca a comprobar nuestra existencia- no es m¨¢s que una muestra de su t¨¢ctica habitual de capitalizar todas las manifestaciones culturales que se producen en el Pa¨ªs Vasco en su propio beneficio?.
En la obra de Carrizo, en evoluci¨®n contra corriente del abstracto al figurativo, los cr¨ªticos m¨¢s perspicaces han detectado una s¨ªntesis de elementos m¨¢gicos y racionales que se explican en el binomio gallego-vasco inscrito en la ra¨ªz tel¨²rica del artista.
Para ¨¦l, sin embargo, casi todo el m¨¦rito es de la piedra. Cada una encierra una forma secreta que el trabajo de talla hace salir a la luz; cuerpos humanos que flotan en la espuma p¨¦trea o esa mano nudosa y serena que surgi¨® de un bloque de m¨¢rmol para titular su ¨²ltimo abstracto, Homenaje al marino.
?Mi trabajo consiste en situarme ante la piedra y propiciar un proceso de provocaci¨®n hasta que me revela la forma que oculta?, dice Reinaldo Carrizo.
A veces me ocurre que pico y pico la piedra hasta que me quedo sin ella, porque no tiene escultura dentro o yo no se la he sabido descubrir?.
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