Un vac¨ªo para dos literaturas
La desaparici¨®n de Alvaro Cunqueiro, amigo de tantos a?os y siempre admirado escritor, representa una dolorosa ausencia, un vac¨ªo para dos literaturas, la gallega y la castellana. En Alvaro Cunqueiro casi puede decirse que el problema del biling¨¹ismo no existi¨®, pues, si siempre pens¨® en gallego y escribi¨® con absoluta seguridad su lengua con una verdadera complacencia -que ven¨ªa de su profunda identidad en la carne y en la sangre con esta lengua rom¨¢nica, que es hist¨®ricamente bella, antigua y sutil-, us¨® el castellano, que conoc¨ªa profundamente, con un parecido y elegant¨ªsimo desembarazo, sin un fallo de l¨¦xico, de sintaxis, molde¨¢ndolo a placer como una materia pura. Quienes conocemos los problemas del biling¨¹ismo no podemos menos que admirarnos con este soberano conocimiento de dos idiomas, con la absoluta ausencia de tensi¨®n, de vacilaci¨®n, de inseguridad, al escribir tanto en una lengua como en la otra.Alvaro Cunqueiro, nacido en Mondo?edo, ha amado profundamente su tierra y ha sido un escritor sin otro oficio que las letras, tan desnudas de ganancias materiales. Poeta, autor dram¨¢tico, novelista, narrador de historias y erudito inventor de quimeras y alegor¨ªas, de bellos embustes y memorables ficciones, ha cultivado pr¨¢cticamente todos los g¨¦neros. Los viejos mitos de las letras han revivido en su prosa gallega, velados por un delicad¨ªsimo y sutil misterio que convert¨ªa a esta lengua, a veces de un cierto ruralismo, en una inestimable materia literaria. Alvaro Cunqueiro ha escrito sobre la Breta?a medieval, m¨¢gica y nebulosa, y sobre el viejo sabio Merl¨ªn; sobre el ciclo del legendario rey Arturo, sobre Romeo y Julieta, sobre Hamlet, ?se?or de Dinamarca, pr¨ªncipe triste y melanc¨®lico cuyas dudas y muerte cruel andan por los teatros?.
Ha escrito sobre el cuento oriental del viejo Simbad de Las mily una noches, un marido anciano, fatigado por irisadas e incansables quimeras. Ha imaginado una arcaica versi¨®n de las mocedades de Ulises, prehom¨¦rica y m¨ªtica, y una nueva historia de Orestes, melanc¨®lica interpretaci¨®n del viejo mito de los tant¨¢lidas, donde el problema de la venganza, que es un problema eterno, adquiere una versi¨®n human¨ªsima. Tambi¨¦n ha, tratado con gran autoridad sobre gastronom¨ªa, sobre las ra¨ªces de la cocina cristiana de Occidente, y las barrocas gentilezas bizantinas, de la petulante y opulenta cocina del Sacro Imperio, y de las cocinas, soberbiamente carnales, de los antiguos ingleses y escoceses, y luego, sutilmente, a manos puestas, sobre la magia de la cocina francesa o la autenticidad de su cocina gallega.
Lector infatigable y periodista constante
Ha sido un periodista de dedicaci¨®n constante que, en la noticia actual, ha sabido encontrar pluralidades antiguas, a veces m¨ªticas, pero siempre acordes con las peripecias de la conducta humana a trav¨¦s de la historia. Toda su literatura es profundamente peculiar, extra?amente universal, porque, como ya he se?alado, ning¨²n tema le ha sido ajeno ni ninguna literatura desconocida para su enorme y delicado apetito de lector pol¨ªglota e infatigable.
As¨ª, pues, sus preocupaciones son antiguas y eternas, serena y dura su palabra, casi sagradas, de tan literarias, sus bizarras fabulaciones, que jam¨¢s fatigaron, ni en su prosa ni en su voz, pues fue un admirable narrador. El dec¨ªa a menudo: ??No tiene pena de la vida. quien en la larga noche no sepa decirse un cuento?? Para ¨¦l, la verosimilitud de la imaginaci¨®n era un axioma. Eran naturales y vividas las doscientas ciudades sumergidas, ahogadas en las r¨ªas y en las lagunas de los mundos celtas; era ciudadano predilecto de ellas. O el discurso del caballo Lyofante ante el senado de la seren¨ªs¨ªma Rep¨²blica de Venecia, o el jovial y estremecedor carruaje de los muertos por las nieblas y los bosques de la Breta?a rebelde de los a?os de la revoluci¨®n.
Con sus invenciones pretend¨ªa dar un rostro m¨¢s complejo del mundo, hacer m¨¢s vivaz y a la vez expresaba su sorpresa ante la fauna y la flora mundanal, ante el hombre, ?el animal m¨¢s extra?o?, que adopta distintos rostros pero es siempre igual a s¨ª mismo, ante los grandes y los peque?os trabajos humanos, que componen el rompecabezas de la historia. Y, sobre todo, como ¨¦l dec¨ªa, pretend¨ªa mantener el respeto y la rendida lealtad a las verdaderas riquezas; el pan, el pensamiento libre, el vino, los sue?os y el derecho a la limosna y al trabajo...
Magn¨ªfico Alvaro Cunqueiro que nos ha dejado en este fr¨ªo invierno de 1981 cuando estaba en una perfecta madurez creadora. Su humanidad tolerante, la seguridad humilde y callada de su arte, su total dedicaci¨®n a las letras, la fidelidad a su lengua natural y el amor al castellano de los grandes escritores cl¨¢sicos, entre los que ya se cuenta, hacen pensar que desaparece uno de los poetas y narradores m¨¢s importantes de su siglo.
Am¨® la adolescencia fluida y transparente de su poes¨ªa o la grandeza atroz de su Hamlet con el mismo placer que cualquier peque?o ensayo o art¨ªculo period¨ªstico que aluda a los tulipanes, alborote los mirlos, o acaricie el rec¨®ndito rubor de las rosas. Le toc¨® vivir un siglo ¨¢spero a este hombre de tan adorables imaginaciones y quiso poner a salvo, para la solidaridad de la sangre y de las naciones, para la perpetuaci¨®n de un noble esp¨ªritu humano, infinidad de tesoros de la memoria consciente e inconsciente de todos los pueblos y culturas, ?como quien, en caba?a de monte nevado, conserva el tesoro del fuego?.
Babelia
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