200.000 madrile?os besaron el viernes pasado los pies del Cristo de Medinaceli
Cada viernes, desde hace tres siglos, largas colas de fieles devotos del Cristo de Medinaceli se forman frente a la iglesia de su advocaci¨®n, en la plaza de Jes¨²s. El ¨²nico fin de los que forman las colas es besarle los pies a la imagen y rezarle un padrenuestro. Pero si durante todo el a?o son alrededor de 50.000 los madrile?os que se dan cita semanal en las cercan¨ªas de las Cortes, llegado el mes de marzo, en plena Cuaresma penitencial, su n¨²mero se multiplica f¨¢cilmente por cuatro. Y los famosos devotos de la advocaci¨®n no se refrenan a la hora de asistir al culto, aunque lo hagan con menor publicidad que si de otro acto se tratara.
Hace ya tres siglos que subsiste esta costumbre en Madrid. Miles de personas visitan cada viernes la imagen del Cristo de Medinaceli, especialmente durante el mes de marzo, que suele coincidir con la Cuaresma. Se calcula en m¨¢s de 50.000 los fieles que pasan por la iglesia cada viernes. Desde las siete de la ma?ana hasta las once de la noche hay un constante movimiento de gente con el interior del templo y en sus inmediaciones.El ritual consiste en subir al camar¨ªn donde se guarda la imagen, besarle los pies, rezar un padrenuestro, quedarse un rito abajo, en la iglesia, para confesar y comulgar. A lo largo de la jornada se celebran misas cada hora o cada media hora, y en los confesonarios se turnan los sacerdotes.
?Yo no s¨¦ si traen una fe grande o no?, nos cuenta el padre Angel Garc¨ªa, director de la revista que edita la comunidad de capuchinos y destinado desde hace trece a?os a la parroquia de Medinaceli. ?Algo traen, eso s¨ª. Es gente que viene a dar un beso a la imagen, a formular una petici¨®n y a dar gracias. Y se marchan tan felices. No sienten otra necesidad. A lo mejor no van nunca a misa ni entran en otra iglesia, pero no faltan aqu¨ª ning¨²n viernes. Entonces, nosotros, ?qu¨¦ tenemos que hacer? Tratarles bien y darles una informaci¨®n, decirles que esto es s¨®lo una imagen, que la devoci¨®n no puede ser s¨®lo esto. Impedir que caigan en la superstici¨®n?.
Aunque la visita al Cristo es cuesti¨®n de segundos, durante todo el d¨ªa una fila de personas se extiende por el pasillo derecho y por las afueras del templo: plaza de Jes¨²s, calle de Lopez de Vega y paseo del Prado. Gente de todas las edades, con velas y flores compradas en las tiendas de los alrededores, van pidiendo la vez y tomando posiciones. De cuando en cuando se oye una voz m¨¢s alta que las otras porque alguien se ha colado, y una segunda que responde ?es que me estaba guardando la vez mi vecina?. A primeras horas de la ma?ana forman la fila hombres y mujeres de mediana edad que entran a trabajara las nueve. A partir de entonces llegan los jubilados y las amas de casa, que ya han hecho las faenas dom¨¦sticas y han dejado a los ni?os en el colegio. A mediod¨ªa aparecen algunos rostros masculinos. Y a las 18.30 horas empiezan a llegar j¨®venes de ambos sexos que salen de clase o del trabajo.
?Yo vengo todos los viernes desde los veintisiete a?os?, nos dice un se?or que reside en Barajas. ?Al Cristo de Medinaceli le pido cosas que no pido en otras iglesias. No, no he recibido ninguna gracia especial. Es m¨¢s bien devoci¨®n, y en la devoci¨®n no espero recompensa?. ?Para m¨ª que s¨ª, que me ha concedido una hace cinco a?os?, comenta otra se?ora que acaba de integrarse en la fila. ?Ha tardado mucho, porque llevo veinticuatro a?os viniendo un viernes al mes, si puedo, porque vivo en Vic¨¢lvaro, y todos los de marzo. Pero me la ha concedido?.
Muchos populares
En general se trata de gente de condici¨®n social media tirando a baja, aunque no es raro ver alg¨²n se?or trajeado o alguna se?ora con el abrigo de pieles. Los tipos populares, conocidos por su actividad pol¨ªtica o porque salen en la tele, prefieren visitar la iglesia en d¨ªas de menos ajetreo, pero en el mes de marzo respetan la tradici¨®n de los viernes. L¨®pez Bravo, Blas Pi?ar y la viuda de Franco son asiduos de la parroquia. Lola Flores y Marujita D¨ªaz suelen ir cualquier noche, sobre las once.
Ya no se ven escenas como las de a?os atr¨¢s. Antiguamente, los fieles hac¨ªan votos al Cristo de Medinaceli, prometiendo un sacrificio si les conced¨ªa un favor muy especial: que el hijo se curase, que la hija encontrase novio, que el hermano regresase de Alemania. El voto m¨¢s com¨²n era el de recorrer de rodillas el templo y subir hasta el camar¨ªn en la misma postura. ?Era una forma de expresar su agradecimiento. Como los que iban en las procesiones descalzos y con hierros. Desde el punto de vista actual, resulta casi rid¨ªculo?. Los sacerdotes tuvieron que poner un cartel pidiendo que se hiciesen otros sacrificios, porque en cuanto se reun¨ªan cuatro arrodillados en las escaleras, ya no pasaba nadie.
El primer viernes de marzo se superan todas las cotas de asistencia. El pasado d¨ªa 6 visitaron la imagen del Cristo unas 200.000 personas; la cola llegaba hasta la glorieta de Embajadores, pasando por Atocha y ronda de Valencia.
?Es la fiesta popular de los devotos?, cuenta el padre Angel. ?Es una cosa espont¨¢nea, de ellos, por que nosotros no hacemos ninguna propaganda?. En tal fecha la imagen se baja al altar mayor y la gente entra por los dos laterales del templo; as¨ª nadie se queda sin besarla. Las puertas se abren a las doce de la noche y se cierran a la una del d¨ªa siguiente. Hay quien permanece doce y quince horas en la cola.
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