Un hombre del grupo del perro
No sin cierto abuso, suele citarse a Rainer como creador pr¨®ximo al esp¨ªritu neoyorquino del body art. Lo abusivo se alivia, por simple estratagema geogr¨¢fica, cuando se le sit¨²a en el accionismo y junto a nombres tales como G¨¹nter Brus, Otto Muehl, Hermann Nitsch, Rudolf Schwarkogler o Klaus Rinke. Otras familiaridades pueden llover: por ejemplo, Beuys, sentado fijamente en una silla, con el rostro embadurnado de pintura dorada, explic¨¢ndole ?un cuadro a una libre muerta?. Y hay te¨®ricos l¨²dicos que a esas alturas ya no dudan en mencionar la tonsura de Duchamp, la oreja cercenada de Van Gogh y los cantores castrados de la capilla Sixtina.Pero Arnulf Rainer, all¨¢ por los anos cincuenta, fundaba el Hundsgruppe (Grupo del perro), realizaba perspectivas de exterminio, microestructuras, pintura a ciegas y autom¨¢tica... El trabajo por series era ya en ¨¦l una obsesi¨®n: Reducciones, Monoformas, Nubes. De aquel per¨ªodo. perdura una imagen fuerte: la de Rainer sobrepintando ¨®leos viejos o telas cedidas por otros artistas para que ¨¦l pinte encima, a?ada, haga hincapi¨¦, debilite o elimine lo previo.
Fotograf¨ªas trabajadas
Seducido por los dibujos de los enfermos mentales, Rainer pinta bajo el efecto de? alcohol y de otras drogas. En 1969 entra en contacto con los accionistas vieneses. Y luego emprende sus famosas series de fotograf¨ªas trabajadas: Farsas faciales, Gestos de mano, Posturas del cuerpo, Yoga, Caras de muertos... Estampas de Dor¨¦, Leonardo y Van Gogh reciben semejante tratamiento.En la d¨¦cada de los setenta, tras ciertos experimentos con mescalina, Rainer se dedica a fundir el lenguaje corporal y el lenguaje pl¨¢stico. Insiste, aunque con medios afor¨ªsticos, en considerar el arte como ?posibilidad de despliegue de la persona de carne y hueso?. El arte dram¨¢tico y las artes gr¨¢ficas se dan cita sobre una misma superficie.
Babelia
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