Un disparo contra todo
EL ATENTADO terrorista de ayer en Bilbao contra el teniente coronel Romeo Rotaeche es el primero que sufre un miembro de las Fuerzas Armadas tras el fracasado golpe de Estado del 23 de febrero. A falta de reivindicaci¨®n, la autor¨ªa de este nuevo y cobarde delito es achacable a ETA Militar. O estos autoproclamados libertadores de Euskadi que descargan sus pistolas sobre la nuca de un jefe del Ej¨¦rcito solitario y transe¨²nte no han entendido nada, o propician insensatamente la ruina del pueblo vasco y la almoneda de las libertades p¨²blicas en Espa?a.No es correcto, sin embargo, trazar una raya en el suelo para analizar los cr¨ªmenes cometidos por ETAm antes del golpe y despu¨¦s del golpe. El terrorismo es condenable desde una perspectiva superior a la que proporciona la coyuntura pol¨ªtica cotidiana del pa¨ªs. Pero resulta dif¨ªcil obviar los recientes sucesos que han sacudido a Espa?a en el momento de analizar un nuevo acto de este g¨¦nero. La propia ETA Pol¨ªtico-militar ha llevado a cabo una reflexi¨®n del golpe del 23 de febrero, precipitando -seg¨²n sus propias declaraciones- una tregua armada acordada con anterioridad. Y no es concebible que los milis no hayan tenido meditaciones semejantes aunque el resultado sea, como se ve, opuesto.
No es dif¨ªcil imaginar lo que hubiera significado para Euskadi el 23 de febrero si la asonada llega a imponerse. Sobre el pueblo vasco habr¨ªa ca¨ªdo toda suerte de represiones y persecuciones, repartidas indiscriminadamente y de las que acaso s¨®lo se hubieran librado los propios terroristas a recaudo de sus guaridas o del santuario franc¨¦s. La situaci¨®n pol¨ªtica y de garant¨ªas c¨ªvicas en Euskadi se habr¨ªa retrotra¨ªdo en d¨¦cadas hasta los m¨¢s oscuros e iniciales a?os del franquismo. Todo ello sin contar an¨¢logos padecimientos en el resto de los pueblos de Espa?a. Esto lo saben igual los ciudadanos pac¨ªficos que los terroristas de ETAm; y no cabe otra deducci¨®n sino la de que dichos terroristas tratan por todos los medios de llamar nuevamente a la acci¨®n a todos los Tejeros de Espa?a. Los habitantes de Euskadi deben conocer ya este hecho. ETAm -si se confirma su autor¨ªa de este atentado- est¨¢ jugando la carta de la provocaci¨®n al Ej¨¦rcito, so capa de la desacreditada tesis de que ?cuanto peor, mejor?, y de que la autopista hacia el socia lismo -?hacia qu¨¦ socialismo?- pasa por el arrumba miento de la democracia, con todos los defectos que ¨¦sta tenga, y unas cuantas d¨¦cadas m¨¢s de calvario dictatorial. Profetizadores de los males que ellos mismos desencadenan, los bandoleros etarras re¨²nen en su actitud la cruel dad criminal, la arrogancia terrible e infantil del pistolero y la estupidez cr¨®nica en sus an¨¢lisis pol¨ªticos.
En cualquier caso, el pistoletazo en la nuca del teniente coronel Romeo Rotaeche, tras las ¨²ltimas conmociones pol¨ªticas, debe servir, al menos, para unir a esta sociedad ante un enemigo comun. El dolor corporativo ante cada v¨ªctima del terrorismo es comprensible, y debe entenderse ahora la indignaci¨®n de la familia militar. Pero esa indignaci¨®n no es superior a la de la inmensa mayor¨ªa de la sociedad. La v¨ªctima anterior de estos asesinos fue un comisario de polic¨ªa; antes, un ingeniero civil, y antes, junto con militares y miembros de las fuerzas del orden, cayeron periodistas, obreros de distinta cualificaci¨®n, empresarios, pol¨ªticos.... En su ya larga historia criminal, ETA no ha dejado estamento social sin luto, sin heridas, sin chantaje, sin extorsi¨®n.
As¨ª las cosas, y entendido que nadie puede monopolizar el patriotismo, tampoco nadie puede monopolizar las cuotas de sufrimiento que a todos nos deparan los terroristas. El mejor regalo que puede hacerse en estos momentos a ETAM ser¨ªa la compartimentaci¨®n de la sociedad ante sus atentados, el levantamiento moral de un gulag de damnificados en el que las v¨ªctimas cargaran las culpas unos sobre los otros, en lugar de unirse en un¨¢nime condena ante los victimarios. No caigamos, pues, en la trampa de estimar el atentado de ayer como un mero golpe sobre el Ej¨¦rcito; ayer tambi¨¦n nos han vuelto a golpear a todos.
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