La estatura en el deporte, ventaja relativa
El pasado mi¨¦rcoles, el Daugawa de Riga, equipo de la Letoni a sovi¨¦tica, logr¨® en la localidad francesa de Saint Nazaire su decimos¨¦ptimo t¨ªtulo continental de clubes de baloncesto, al ganar la Copa, de Europa ante el Estrella Roja de Belgrado, yugoslavo, por un contundente marcador de 83-65. M¨¢s de la mitad de sus puntos concretamente 45, fueron obtenidos por su pivot Uliana Semenova, gigantesca jugadora de 2,10 metros de estatura, clave en los repetidos triunfos de su club y de la selecci¨®n de la URSS, imbatible desde hace muchos a?os en campeonatos de Europa, del mundo y Juegos Ol¨ªmpicos. La altura, en su caso, es un arma decisiva. En bastantes depo es lo es, pero s¨®lo relativamente. Hay que aprovecharla.
Existen deportes, como el baloncesto por ejemplo, en que a primera vista parece fundamental la ventaja de la gran estatura en los practicantes. De hecho, desde la inclusi¨®n del deporte de la canasta en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1936 y en el equipo de Estados Unidos de un jugador de m¨¢s de dos metros, Lubin -que un a?o m¨¢s tarde, con el nombre de Lubinas, defendi¨® a Lituania en el Campeonato de Europa de Riga-, la aparici¨®n de gigantes fue ya general. La URSS descubri¨® a Krouminch, que con sus 2,18 metros pareci¨® el no va m¨¢s. Francia encontr¨® tambi¨¦n a un hombre de esa misma altura, Lefevbre, que fue m¨¢s de cincuenta veces internacional en su pa¨ªs. Los sovi¨¦ticos, tratando de mejorar a Krouminch, alinearon despu¨¦s a Aktahev, con 2,32, pero la experiencia, como la de Andreev, 2,21, que incluso fue sustituido como pivot de la selecci¨®n para los Juegos de Munich, en 1972, por Kovalenko, mucho m¨¢s ?modesto?, con 2,15, fue un fracaso. La gran estatura no lo era todo. El estatismo de esos gigantes no era rentable.
Imprescindibles
La pr¨¢ctica ha demostrado que los hombres altos son imprescindibles en baloncesto, pero siempre que unan a esa virtud f¨ªsica la agilidad de movimientos que requiere un juego moderno y din¨¢mico. Hoy en d¨ªa s¨®lo son multitud los jugadores entre dos metros y 2,10, que lo cumplen. Otro sovi¨¦tico, Tkachenko, con 2,20, brill¨® ya en los Juegos Ol¨ªmpicos, de Montreal, y hace dos a?os lleg¨® a ser considerado el mejor jugador de Europa Con esa altura, no obstante, es ya la gran excepci¨®n. Hace m¨¢s de diez a?os, la Federaci¨®n Internacional de Baloncesto (FIBA), llena de dudas sobre las consecuencias que podr¨ªa tener en el juego la irrupci¨®n de los gigantes, admiti¨® celebrar en Barcelona, a iniciativa espa?ola, un campeonato mundial exclusivamente dedicado a jugadores con estatura menor de 1,80 metros. La conclusi¨®n fue que el juego sin hombres altos o con limitaci¨®n de alturas perd¨ªa espectacularidad y ?carisma", y n¨® ganaba: mucho m¨¢s en ritmo. La combinaci¨®n de altos y bajos era lo mejor pues, tampoco val¨ªa la soluci¨®n de elevar los aros de las canastas -situados a 3,05 metros del suelo-, pues la desventaja ser¨ªa a¨²n mayor para los ¨²ltimos.
En el caso femenino, en cambio, todo es distinto. La aparici¨®n de Uliana Semenova, sovi¨¦tica nac¨ªda en 1950, que mide actualmente 2,10 metros, pesa unos 130 kilos y calza un 47 de pie, no s¨®lo fue un caso aislado -pocas baloncestistas de m¨¢s de dos metros de estatura existen en el mundo-, sino que no iba a desentonar, muy al contrario al gran nivel. Aparte de tener bastante calidad t¨¦cnica, la posible lentitud de movimientos de su enorme humanidad nunca podr¨ªa ?notarse? tanto en el baloncesto femenino, donde el ritmo de juego tampoco llegar¨¢ a alcanzar jam¨¢s el de los hombres. En cualquier caso, el hecho fundamental de que la Semenova sea imparable viene de que la media normal de los pivotes femeninos apenas llega al 1,90, con lo que veinte cent¨ªmetros de diferencia y su fort¨ªsima constituci¨®n le permiten siempre realizar los lanzamientos a capasta.con toda comodidad, sin molestias en los bloqueos. Su ¨²nica preocupaci¨®n es no ?caer? en la regla de los tres se gundos en zona. Pero ni siquiera necesita entrar en ella, pues su efectividad ?aprendida? en el borde, con gran constancia, en los entrenamientos es enorme. En defensa -como en ataque- huelga decir para qui¨¦n son la mayor¨ªa de los rebotes.
Imparable
Uliana es.letona y desde los diecis¨¦is a?os que juega al baloncesto no ha salido de su rep¨²blica para defender otro equipo que la selecci¨®n nacional, imbatida gracias a ella desde hace quince ai¨ªos. Si ¨²nicamente ha logrado ser dos veces campeona ol¨ªmpica -la mujer m¨¢s alta de la historia- ha sido porque el baloncesto femenino s¨®lo entr¨® en los Juegos a partir de Montreal-76. Siete t¨ªtulos europeos -todos los que disput¨®- y dos mundiales -tambi¨¦n los que jug¨®, pues en los ¨²ltimos no particip¨® la URSS, al estar prepar¨¢ndose para los Juegos de Mosc¨²- avalan el copo absoluto conseguido en su carrera por esta profesora de educaci¨®n f¨ªsica.
Su club, el TTT -Trust de Tranv¨ªas y Trolebuses- Daugawa -sociedad deportiva que los agrupa- de Riga, aunque ha sido derrotado en su pa¨ªs varias veces por sus grandes rivales, el Dinamo o el Spartak de Mosc¨² -campe¨®n este ¨²ltimo de la Copa Ronchetti, equivalente femenina de la Korac masculina ganada por el Joventut-, ha demostrado cumplidamente su dominio continental y acaba de ganar su decimos¨¦ptimo t¨ªtulo.
En la final del d¨ªa 18 pasado -en la que intervino como segundo ¨¢rbitro el espa?ol Bagu¨¦-, el Daugawa ganaba ya en el descanso por 44-29 y Sernenova habla logrado veintitr¨¦s puntos de los 45 totales que iba a anotar tras el 83-65 definitivo. L¨ªder de un equipo mucho m¨¢s alto, aunque menos r¨¢pido que el yugoslavo de? Estrella Roja, no necesit¨® ser suplida pr¨¢cticamente en ning¨²n momento por Joudasa, joven de veinte a?os, de 2,05 metros, mucho m¨¢s lenta, curiosament¨¦, pero en la que trabaja su entrenador, Raimon Karnitis, para sustituir a la vieja Uliana, ya con 31 anos a cuestas de su gran humanidad. Quiz¨¢ tampoco ella podr¨ªa marcarla ahora adecuadamente. Tres yugoslavas de m¨¢s de 1,85 m¨¦tr¨®s no pudieron en la final europea. Parece tarea imposible
La estatura en el deporte, ventaja relativa
pararla cuando adem¨¢s el resto de compa?eras que la rodean, bien en su club, bien en la selecci¨®n, son de gran nivel. Sin embargo, sus compatriotas Voronina, del Dinamo, con 1,90, y este a?o Feriabnikova, 1,94, junto a Soukhartova, 1,90, del Spartak, lo han logrado al m¨¦nos para derrotar al Daugawa y no dejarle marcar sus ?m¨¢s de treinta puntos habituales?. En el futuro tambi¨¦n ser¨¢ interesante comprobar -no se pudo en Se¨²l (Campeonato Mundial) ni en Mosc¨² (Juegos Ol¨ªmpicos), al no coincidir- si Estados Unidos, nuevo titular mundial, podr¨¢ con ella.
El m¨¢s alto, un chino
Semenova es la baloncestista m¨¢s alta y, desde luego, mucho ?m¨¢s rentable?, en la proporci¨®n estatura-calidad, que la mayor¨ªa de los hombres. Confirmando que hasta 2,10 metros es la cota en que se puede aunar ese binomio, el ¨ªndice de la Liga profesional norteamericana, donde se practica el mejor baloncesto del mundo, es bien significativo. De los veintitr¨¦s equipos, con una media de unos veinte jugadores por cada uno, es decir, m¨¢s de cuatrocientos jugadores en las dos Conference -Western, con la Pacific Division y la Midwest, y Eastern, con la Atlantic y la Central-, s¨®lo veinticuatro miden entre 2,10 y 2,11; catorce, entre 2,13 y 2,14; ¨²nicamente cuatro, 2,16; s¨®lo tres -Kareem Abdul Jabaar, ex Lew Alcindor, que ha superado ya todos los r¨¦cords en la historia de este baloncesto, perteneciente a Los Angeles Lakers; Ralph Drollinger, de los Dallas Maveriks, y Artis Gilmore, de los Chicago Bulls, se acercan a los 2,19-. Por ¨²ltimo, uno solitario, expivol del equipo norteamericano que perdi¨® la pol¨¦mica final ol¨ªmpica de Munich-72 por la canasta postrera del ya fallecido Alexander Belov, Tom Burleson, de los Atlanta Hawcks, tiene 2,21. La estatura normal entre los profesionales ?altos? de Estados Unidos no pasa de los 2,06.
Sin embargo, camino ya de los r¨¦cords humanos al margen del baloncesto -los mayores gigantes acromeg¨¢licos comprobados m¨¦dicamente fueron el norteamericano Robert Pershing Waldlow, que lleg¨® a rnedir 2,72 metros, y la inglesa Jane Bunford, 2,3 1, con la espina dorsal curvada, que hubiese alcanzado normalmente los 2,41-, est¨¢ el chino Mu Tie-zhu. Al igual que ocurre en la mayor¨ªa de los casos generales, su estatura exacta no se conoce con certeza, pero la cifra, desde los 2,20 metros, podr¨ªa llegar incluso a los 2,38. Muy lento, sin la calidad de Tkachenko, por ejemplo, es, sin embargo, pivot de la selecci¨®n de China Popular, equipo en auge y ¨²ltimo campe¨®n asi¨¢tico.
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