El Jefe del Estado exhort¨® a las Fuerzas Armadas al cumplimiento permanente del ordenamiento legal establecido
El Rey, en su discurso a los altos mandos militares, exhort¨® a las Fuerzas Armadas al cumplimiento de las leyes, de las que dijo que s¨®lo pueden perder su vigor cuando las circunstancias conducen a modificarlas o derogarlas ?por los procedimientos legalmente establecidos, pero no por la fuerza o la inobservancia?. Asimismo insisti¨® en que quienes est¨¢n a la cabeza de las Fuerzas Armadas deben expresar el sentir de ¨¦stas, aunque sin pretender influir con ello en la pol¨ªtica. El texto ¨ªntegro del discurso de don Juan Carlos es el siguiente:?Ten¨ªa verdaderos deseos de poder reunirme con los consejos superiores de los ej¨¦rcitos de T¨ªerra, Mar y Aire para poder expresar a todos sus miembros, y a trav¨¦s de ellos a cuantos forman parte de las Fuerzas Armadas, mi agradecimiento como Rey y como espa?ol?.
?Un agradecimiento que, si es permanente en mi ¨¢nimo por las pruebas constantes de afecto y de lealtad que me dispens¨¢is, se manifiesta ahora de manera m¨¢s expresiva, porque acabamos de vivir unos grandes momentos, superados precisamente por vuestra disciplina y vuestra serenidad y vuestro buen sentido?.
?Al ejercer entonces de manera efectiva eI mando supremo de las Fuerzas Armadas, que me encomienda el art¨ªculo 62 de la Constitucion, nie sent¨ª orgulloso de su comportamiento?.
?Con franqueza os digo que en muchas ocasiones he comprendido y compartido vuestra pena y vuestra preocupaci¨®n cuando, a trav¨¦s de los delicados momentos de la transici¨®n, se producen acontecimientos que afectan no ya a la vida de algunos de nuestros companeros -pues todos estamos siempre dispuestos a entregarla por Espa?a-, sino a nuestro esp¨ªritu militar, que se basa en elevadas ideas y en gloriosos s¨ªmbolos representativos de la Patria, y que se conmueve profundamente con cuanto puede suponer un ataque a su unidad?.
?Esta preocupaci¨®n alcanza ahora una intensidad extraordinaria y se mezcla con la indignaci¨®n m¨¢s profunda ante la criminal escalada terrorista, que toma como objetivo, una vez m¨¢s, a los miembros de las Fuerzas Armadas, con ¨¢nimo de que sus nervios salten y la serenidad se pierda?.
"En¨¦rgica ofensiva"
?No es posible limitarse a escuchar las duras conderias, como sabidas e in¨²tiles, o interpretar con nuestro ¨¢nimo sublevado los significativos silencios. Es necesario actuar con decisi¨®n, pasando de una defensiva paciente a una en¨¦rgica ofensiva?.
?Por eso os digo que sufro con vosotros, que sab¨¦is manteneros en silencio y en calma, y quisiera conocer siempre unos pensamientos que, sin duda, comparto?.
?Conocerlos, porque vivimos tiempos en los que es preciso prestar atenci¨®n a los deseos justos, a los sentimientos correctamente expresados, a las preocupaciones expuestas con cordura, pues en eso estriba precisamente la democradia, la libertad bien entendida y, sobre todo, la convivencia entre los espa?oles, a cuya reconciliaci¨®n definitiva tanto hemos de aportar todos para bien de la Patria?.
?Los distintos sectores de nuestra Naci¨®n, los grupos representativos de las diferentes profesiones, de las actividades laborales de toda clase, de los empresarios y de los trabajadores, tienen medios y ocasi¨®n de revelar esas aspiraciones, desahogar su forma de pensar, de solicitar mejoras o poner de manifiesto su disgusto?.
?En las Fuerzas Armadas, el concepto fundamental de la disciplina impide muchas veces que se exterioricen unos sentimientos que van acumulando sin cesar paulatinamente, y a los que es preciso buscar alguna forma de salida para dar alivio a las inquietudes y conseguir que lleguen a conocimiento de quienes pueden recogerlas y considerarlas si as¨ª procede?.
?El r¨ªgido criterio que aparta a los militares de las actividades pol¨ªticas coh¨ªbe, tambi¨¦n, la expansi¨®n de las preocupaciones que afectan a los miembros de las Fuerzas Armadas, como part¨ªcipes de la vida nacional que a todos interesa?.
?Por eso conf¨ªo que estos consejos superiores de los ej¨¦rcitos de Tierra, Mar y Aire. formados por los militares que, despu¨¦s de pasar por las experiencias de los distintos empleos, han alcanzado la m¨¢xima categor¨ªa castrense, lo mismo que la Junta de Jefes de Estado Mayor, acierten a expresar siempre adecuada y oportunamente el sentir de quienes est¨¢n a la cabeza de las Fuerzas Armadas y de todos cuantos de ellos dependen, perfectamente compenetrados y unidos en la carrera de las armas y en el servicio de la Naci¨®n?.
No a una influencia militar sobre la pol¨ªtica
?No se pretende con ello, ni much¨ªsimo menos -que quede esto bien claro-, establecer una influencia militar que condicione indirectamente las actividades pol¨ªticas nacionales. Antes al contrario, se trata de conseguir que las actividades pol¨ªticas nacionales no est¨¦n obsesionadas por las influencias militares, despu¨¦s de los graves sucesos del 23 de febrero, pero que los sentimientos de quienes integran las Fuerzas Armadas puedan ser conocidos y valorados?.
?No hace mucho he tenido ocasi¨®n de decir que nos encontramos en momentos en que es necesario la reflexi¨®n. Porque, repito, hemos vivido unos acontecimientos importantes que deben inducir a todos a la meditaci¨®n profunda?.
?No basta enfrentarse con los hechos en s¨ª mismos -unos hechos que mantienen en carne viva la sensibilidad de las Fuerzas Armadas-, sino que es preciso reflexionar sobre sus antecedentes y sobre sus consecuencias?.
?M¨¢s que emplear eufemismos o disfrazar los pensamientos, debemos hablar con claridad para que las heridas cicatricen, nuestras ideas se orienten y todo el pa¨ªs, to-
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"Debemos hablar con claridad para que las heridas cicatricen"
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dos los estamentos sociales, todas las fuerzas pol¨ªticas, todos Ios medios de comunicaci¨®n, hagan su examen de conciencia?.
?Por nuestra parte, los componentes de las Fuerzas Armadas debemos tambi¨¦n detenernos a meditar las consecuencias de las acciones, dentro de la realidad de nuestra Patria y del mundo en general?.
?En el militar, puede ser digno de elogio el impulso valeroso, la decisi¨®n apasionada, el sacrificio por una idea alta y trascendente que lleva a realizar los actos m¨¢s arriesgados y a ofrecer la vida en la empresa si fuera necesario?.
?Pero es preciso tambi¨¦n pensar en los resultados, en las situaciones que no tienen salida o que pueden conducir a verdaderas tragedias?.
?Y no olvidemos tampoco que a esos resultados tr¨¢gicos, fruto de un impulso s¨²bito y exaltado, puede llegarse tambi¨¦n, por desgracia, a trav¨¦s de un proceso m¨¢s lento de descomposici¨®n, de falta de autoridad, de desbordamiento paulatino de las normas constitucionales ?
Consolidar el destino de Espa?a
?Seamos -y valga la contradicci¨®n- apasionadamente fr¨ªos. Apasionadamente amamos a Espa?a y deseamos consolidar su destino en la paz, en la unidad y en la segur¨ªdad, como tantas veces he repetido, sin duda en coincidencia con el sentir de cuantos componemos esta gran familia militar?.
?Pero precisamente por amarla, seamos fr¨ªamente conscientes en cuanto a lo que debe y a lo que no puede hacerse, para no condenarla a enfrentamientos sangrientos, aislamientos dentro de un mundo en el que hay que vivir, y en una ¨¦poca que debemos considerar con realismo y prudencia para no quedarnos desfasados en el espacio y en el tiempo?.
?Nadie como los militares, que conoc¨¦is los males de la guerra, pueden comprender lo que significa la p¨¦rdida de la paz y la condena de nuestros compatriotas al sufrimiento, al dolor y al enfrentamiento violento?.
?Debemos estar persuadidos de la necesidad de cumplir las leyes que constituyen nuestro ordenamiento jur¨ªdico. Porque la ley s¨®lo puede perder su vigor cuando las circunstancias conducen a modificarla o derogarla por los procedimientos legalmente establecidos, pero no por la fuerza o la inobservancia?.
?El mismo respeto es necesario mantener hacia las instituciones, que tienen apoyo en dichas leyes. Porque hemos de ser conscientes de la importancia que encierran y que est¨¢ por encima de las personas que las integran o las sirven en cada momento. Estas podr¨¢n, en ocasiones, caer en el error, equivocarse en la aplicaci¨®n de las normas o no estar inspiradas por el acierto en su interpretaci¨®n ?.
?Pero sepamos siempre distinguir a las personas de las instituciones, pues, si aqu¨¦llas son transitorias y falibles, ¨¦stas presentan un car¨¢cter de permanencia y autoridad que constituye la base de un Estado de derecho?.
?A todos pido una meditaci¨®n serena sobre esta exigencia de observar las leyes y de acatar las instituciones?.
?A todos pido que transmit¨¢is a vuestros subordinados estas mismas ideas -en las que debe apoyarse el progreso y la paz de Espa?a- y que, siempre con la verdad como lema, les aclar¨¦is dudas, les desmint¨¢is falsas informaciones o rumores equ¨ªvocos y obteng¨¢is en todo momento su respeto y confianza?.
?Finalmente, al repetiros el agradecimiento con que he comenzado mis palabras y la esperanza de que repitamos siempre que sea posible o necesario reuniones como la que hoy he tenido el placer de celebrar con vosotros, os exhorto a que continu¨¦is firmes en vuestra lealtad, inconmovibles en vuestra disciplina, fieles a las virtudes militares que insp¨ªran vuestra conducta y dispuestos a seguir entreg¨¢ndoos de coraz¨®n a esta querida Espa?a, a cuyo servicio se ofrece en cuerpo y alma vuestro Rey?.
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