En primavera se agudizan las depresiones y aumentan las tentativas de suicidio
?El primer lenguaje de la depresi¨®n es el decaimiento progresivo, una tristeza profunda e inmotivada que empuja al paciente a replegarse en una cierta melancol¨ªa a?orando tiempos pasados?, explica el doctor Enrique Rojas, psiquiatra y autor de dos libros sobre la depresi¨®n y el suicidio. Desde el pasado d¨ªa 21, te¨®ricamente, ha comenzado una etapa en la que estad¨ªsticamente se agudizan las depresiones y aumentan las tentativas de suicidio. La explosi¨®n de la primavera tiene consecuencias ps¨ªquicas que, en ocasiones, se manifiestan dr¨¢sticamente.
?Las primeras se?ales de alerta suelen ser el insomnio, la angustia interior y la aparici¨®n de molestias som¨¢ticas (dolor de cabeza, estre?imiento, descenso del tono vital, falta de apetito, etc¨¦tera). No hay que olvidar que aunque la depresi¨®n es un estado ps¨ªquico, somos psicosom¨¢ticos y, por tanto, esa tristeza que acecha al depresivo se somatiza y se convierte en desgana vital y biol¨®gica?, precisa el doctor Rojas.La depresi¨®n es una afecci¨®n corriente y cotidiana que muchas personas sanas, o al menos tan sanas como la llamada gente normal, han tocado y vivido alguna vez en su propia piel. A veces se manifiesta de forma ef¨ªmera y vaga, como una especie de carcoma interior que uno intenta sacudirse con el trabajo y las relaciones sociales. Pero las depresiones m¨¢s profundas pueden llegar a perseguir al paciente durante meses y a?os, atenaz¨¢ndole en las fases m¨¢s agudas. Son depresiones implacables de car¨¢cter neur¨®tico o psic¨®tico, que requieren un tratamiento m¨¢s all¨¢ de la simple pastilloterapia casera y el recurso generoso al valium o al optalid¨®n.
La vida de los depresivos transcurre generalmente a c¨¢mara lenta. Tras la tristeza sobreviene la apat¨ªa por todo lo que le rodea, incluido a s¨ª mismo. ?La persona se inhibe y su actividad ps¨ªquica se torna m¨¢s lenta, m¨¢s apagada?. Con frecuencia, considera su vida in¨²til y dif¨ªcilmente enderezable, a la vez que sufre sentimientos de culpabilidad. ?Se explora el pasado y se extrae un juicio peyorativo, lo que hace que se califique toda la biograf¨ªa como negativa, como sise olvidaran los aspectos positivos y los buenos momentos vividos?, se?ala el doctor Rojas. Es la ya manida frase de los deprimidos masocas: ?Todo me sale mal, no merece la pena que siga luchando?. La tentaci¨®n del suicidio o la b¨²squeda del para¨ªso a trav¨¦s del alcohol o la droga es, para muchos de ellos, el recurso m¨¢s piadoso que encuentran a mano.
La intensidad de la depresi¨®n no es siempre la misma, ni siquiera en el mismo individuo. ?Suelen ser f¨¢sicas, se presentan cada a?o, cada dos a?os o cada cierto per¨ªodo de tiempo?, afirma Enrique Rojas. ?En su desarrollo influyen factores hereditarios, ecol¨®gicos, biol¨®gicos y ambientales, por eso es mucho m¨¢s frecuente en las grandes ciudades que en los medios rurales. La llegada de la primavera, los cambios de luz y de aire tambi¨¦n inciden considerablemente en la aparici¨®n de la crisis?. Para ellos la estaci¨®n primaveral no es una invitaci¨®n al optimismo, sino m¨¢s bien una provocaci¨®n perversa: el contraste entre la luz de fuera y las tinieblas personales, agudizan la tristeza. As¨ª, las tentativas de suicidio alcanzan su cresta entre abril y junio.
Hombres y mujeres son igualmente vulnerables ante la depresi¨®n. ?Pero es un hecho de experiencia que yo veo en mi consulta a m¨¢s mujeres que a hombres?. Las ¨²ltimas estad¨ªsticas tambi¨¦n resaltan claramente que ha aumentado el n¨²mero de mujeres que padecen depresiones. Amas de casa en el umbral de los cuarenta, y trabajadoras de toda condici¨®n, casadas en su mayor¨ªa perotambi¨¦n solteras, son las principales afectadas por el cambio actual del papel de la mujer y el rechazo a las formas de vida tradicionales. ?La mujer es m¨¢s sensible a todo conflicto emocional; las frustraciones emocionales resquebrajan su estabilidad y la deprimen profundamente. En el hombre, por el contrario, predominan las depresiones desencadenadas por fracasos profesionales?, opina el doctor Rojas. La diferente educaci¨®n recibida y la falta de puestos de trabajo para la mujer influyen probablemente en que las motivaciones sean diversas. Al hombre se le ha ense?ado desde ni?o a reprimir parte de sus emociones, a ser duro consigo mismo y a no derrumbarse por cuestiones personales?. Sus depresiones surgen de la competitividad, del af¨¢n de luchar por el poder o por la satisfacci¨®n de su vanidad?, por lo que sus emociones est¨¢n m¨¢s resguardadas que las de la mujer, a la que se ha fomentado la sensibilidad. As¨ª, la mujer suele reaccionar ante los hechos personales y profesionales de una manera m¨¢s emotiva. ?Lo que significa que se encuentra m¨¢s indefensa ante las depresiones?. O que no sabe enmascararlas tan bien como el hombre y reconoce abiertamente que se encuentra deprimida.
Hasta hace unos a?os, la depresi¨®n era considerada como una enfermedad menor, propia de ociosos, indolentes y mujeres de clase alta. Hoy se sabe que las personas muy activas suelen tender a la depresi¨®n y buscan, en el trabajo su ant¨ªdoto. El af¨¢n por el ¨¦xito tambi¨¦n puede encubrir las obsesiones de eternos deprimidos, porque ese deseo de destacar resulta, a la larga, un sospechoso subterfugio. A menudo, los divos esconden y alientan una personalidad insegura.
Tampoco parece que la depresi¨®n sea una dolencia exclusivamente femenina, aunque casi todas las mujeres se encuentran deprimidas unos d¨ªas antes de tener la regia, no por la menstruaci¨®n en s¨ª, hecho natural y simple, sino por el cambio metab¨®lico y hormonal que supone para el organismo. Tambi¨¦n la menopausia se asocia con la depresi¨®n y pasa una cierta factura de horas bajas. Pero tambi¨¦n los hombres sufren su s¨ªndrome de cuarent¨®n con huidas depresivas espectaculares. ?La repentina ilusi¨®n por conquistar jovencitas puede ser un s¨ªntoma de su terror a envejecer?, matiza el doctor Rojas.
Seg¨²n manifiestan los especialistas, sedeprimen m¨¢s los pobres que los ricos, pero estos ¨²ltimos tienen m¨¢s posibilidades de tratarse que los primeros. No todos saben que lo suyo es una depresi¨®n, y as¨ª, hay mujeres campesinas y trabajadoras que aguantan angustias y dolores de cabeza en silencio y siguen viviendo a cdntrapelo, sin pasar por la consulta del especialista. ?Las diferencias culturales y sociales pesan en los pacientes a la hora de describir sus s¨ªntomas. Las personas sencillas manifiestan expresiones som¨¢ticas: ?Se me han quitado las ganas de comer, me faltan fuerzas, me pesa todo el cuerpo...?, precisa el doctor Rojas. ?Las personas m¨¢s preparadas dan explicaciones m¨¢s psicol¨®gicas: "Estoy muy triste, me encuentro aburrida sin motivo, no tengo ganas de vivir", etc¨¦tera?.
La necesidad de acudir a la ayuda terap¨¦utica es palpable. Pero tambi¨¦n es l¨®gico el terror de la gente sana a sentarse ante el psiquiatra. ?Si al enfermo depresivo s¨®lo se le recetan psicof¨¢rmacos le condenamos a que se abone de por vida a determinados ansiol¨ªticos (euforizantes) y tranquilizantes, lo que supone un c¨ªrculo vicioso que acent¨²a la tendencia depresiva del paciente ?, declara el doctor Rojas. ? chunga?, dice Ana F, diecis¨¦is a?os, ?la vida no te importa; de hecho, la regalas y quisieras morirte en serio. Lo horrible es que no eres consciente que eso es definitivo, que no puedes dar marcha atr¨¢s?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.