Setenta d¨ªas en la Casa Blanca
Los setenta d¨ªas transcurridos desde que Ronald Reagan accedi¨® a la Presidencia del Gobierno de Estados Unidos han dado de s¨ª el dise?o de las grandes l¨ªneas de su actuaci¨®n pol¨ªtica. Llegado a la Presidencia con el objetivo de recuperar el prestigio perdido de Estados Unidos, con la ¨²nica sorpresa de lo aplastante de su victoria, el per¨ªodo presidencial iniciado el pasado 20 de enero fue bautizado como el renacimiento de la guerra fr¨ªa y el rearme pol¨ªtico y estrat¨¦gico de las dos grandes potencias, dispuestas a dirigir de nuevo una r¨ªgida estructura de bloques.En el plano exterior, tres grandes l¨ªneas delimitan el plan Reagan: la reserva del espacio continental americano como ¨¢rea de exclusiva influencia y el freno de los movimientos revolucionarios; la beligerancia con la URSS en las zonas de crisis y la recuperaci¨®n del liderazgo en Europa, resquebrajado en la era Carter. El nuevo presupuesto militar presentado en la primera semana de marzo reflejaba un nuevo plan de prioridades: ?Capacidad para responder a la amenaza sovi¨¦tica a todos los niveles de conflicto y en todas las regiones del mundo vitales para nuestro inter¨¦s nacional?. Para ello est¨¢ previsto un gasto militar de diecinueve billones de pesetas en el presente a?o, un 16% m¨¢s que el pasado a?o.
En Am¨¦rica, la situaci¨®n de El Salvador se ha convertido en catalizador de la nueva pol¨ªtica de dureza ante todo intento revolucionario y de reanudaci¨®n de la amistad con todos los reg¨ªmenes duros del continente. Con respecto a Europa, las visitas de los principales l¨ªderes europeos a la Casa Blanca permitieron al equipo Reagan mostrar su contrariedad por las veleidades europeas en su trato con la Uni¨®n-Sovi¨¦tica y, de una forma especial, contra el eje Par¨ªs-Bonn o la posibilidad de una pol¨ªtica aut¨®noma europea. Washington precis¨® claramente su oposici¨®n a la dependencia energ¨¦tica que significar¨¢ el gasoducto URSS-Europa y volvi¨® a insistir en un mayor compromiso europeo en los gastos defensivos.
La propuesta sovi¨¦tica de iniciar un di¨¢logo sobre el desarme ?al m¨¢s alto nivel?, hecha por Breznev el pasado 23? de febrero con motivo del 26? Congreso del PCUS, fue acogida por Washington con muchas reticencias. La exigencia de condiciones previas a la iniciaci¨®n del di¨¢logo no hac¨ªan sino despejar el problema.
En el plano interior, el nuevo programa econ¨®mico, hecho p¨²blico el pasado 18 de febrero, reflejaba la voluntad del nuevo equipo de iniciar una reducci¨®n del gasto p¨²blico, fundamentalmente en lo referente a los programas sociales y con la excepci¨®n de los gastos militares. En su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n, Ronald Reagan present¨® un programa de reactivaci¨®n econ¨®mica, destinado a equilibrar el presupuesto p¨²blico, estimular la inversi¨®n mediante la reducci¨®n de impuestos directos, controlar la inflaci¨®n y promover el crecimiento de la econom¨ªa.
Precisamente ayer, el presidente Ronald Reagan, ante los l¨ªderes sindicales del sindicato de la construcci¨®n de la poderosa central sindical AFL-CIO, pidi¨®, minutos antes del atentado, comprensi¨®n para su programa econ¨®mico, que prev¨¦ dr¨¢sticas reducciones en las partidas presupuestarias anteriormente destinadas a programas y prestaciones sociales para los trabajadores.
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