El ¨¢rbitro aument¨® la tensi¨®n ambiental
Alvarez Marg¨¹enda, ¨¢rbitro del Atl¨¦tico-Zaragoza, contribuy¨® con su actuaci¨®n irregular a aumentar la tensi¨®n ambiental del encuentro, de la que, desde luego, no era responsable. El domingo hubo psicosis colectiva en el Manzanares. Televisi¨®n ofreci¨® por la ma?ana las im¨¢genes del encuentro de El Helm¨¢ntico entre Salamanca y Madrid. El p¨²blico colchonero acudi¨® a su estadio absolutamente convencido de que los poderes f¨¢cticos futbol¨ªsticos hab¨ªan tomado la decisi¨®n de impedir que el Atl¨¦tico fuera campe¨®n.El p¨²blico del Manzanares mostr¨® su impaciencia y su soterrada indignaci¨®n nada m¨¢s comenzar. A los tres minutos se lesion¨® Rub¨¦n Cano, pero su salida del terreno de juego no fue producto de la dureza del contrario. Simplemente sufri¨® un tir¨®n y tuvo que retirarse. Al tiempo, por la banda de tribuna se inici¨® una dura pugna entre Casaj¨²s y Marcos. El defensa zaragocista, de entrada, intent¨® asustar a Marcos. El modo en que trat¨® de cerrarle el paso fue incorrecto. El ¨¢rbitro se inhibi¨® y el propio Marcos intent¨® tomarse la justicia por su mano. Este fue el primer error arbitral. El no sacar a tiempo la primera tarjeta dio alas a unos y otros para el reparto de cera.
En el primer per¨ªodo, el colegiado anul¨® un gol al Atl¨¦tico porque Dirceu envi¨® directamente a puerta un libre indirecto. El bal¨®n dio en el larguero y bot¨® dentro del campo. Al no llegar a traspasar la l¨ªnea de meta, tuvieron raz¨®n los espectadores en protestar por la anulaci¨®n.
El Atl¨¦tico logr¨® el gol salvador de otras tardes por medio de la cabeza de Ruiz, pero no supo amarrar el resultado. No jug¨® bien en ning¨²n momento, y el Zaragoza tuvo la cabeza m¨¢s fr¨ªa y, consecuentemente, acab¨® por obtener ventaja. El juego del equipo local no tuvo el m¨ªnimo reposo. Dirceu, que no se encuentra totalmente restablecido, puso orden mientras pudo. Con su hundimiento, el Atl¨¦tico fue perdiendo posibilidades. Aunque el zaragozano V¨ªctor se encontr¨® con un marcaje implacable, su compa?ero P¨¦rez Aguerri super¨® a Robi, su par, y se convirti¨® en el motor del. contragolpe, en el que tanto Pichi Alonso como Valdano encontraron alguna facilidad.
El penalti rojiblanco, incuestionable, propici¨® la igualada. El penalti cometido por un defensor zaragocista, no se?alado por el ¨¢rbitro, desequilibr¨® en favor de los visitantes la justicia arbitral. Entiendo adem¨¢s que se le hizo una falta a Arteche que, como m¨ªnimo, era un libre indirecto, y tambi¨¦n Alvarez Marg¨¹enda pas¨® por alto. Efectivamente no hizo el arbitraje habitual para los equipos de casa, y sinceramente creo que Alvarez Marg¨¹enda favoreci¨® m¨¢s al Zaragoza que al Atl¨¦tico. Alvarez Marg¨¹enda, fue excesivamente complaciente y sus reacciones en el segundo tiempo denotaron Un cambio radical de actitud.
El encuentro, desde un plano absolutamente futbol¨ªstico, apenas tuvo nada rese?able. El Atl¨¦tico ha perdido parte de la peligrosidad .que ten¨ªa, porque Rubio recibe pocos balones en condiciones y da la impresi¨®n, adem¨¢s, de que se encuentra un tanto cansado psicol¨®gicamente. El Atl¨¦tico entr¨® en un profundo bache hace algunas semanas, pero con todo ha hecho una campa?a muy superior a la que en principio se le profetizaba. Realmente es triste perder en tres semanas todas las ilusiones acumuladas durante meses. Al Atl¨¦tico no le han favorecido determinadas campa?as detonantes. Y son ¨¦sas precisamente las que hicieron pensar el domingo, que Alvarez Marg¨¹enda se convirti¨® en el vengador de la vituperada clase arbitral.
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