El presunto asesino de los marqueses de Urquijo culpaba a sus suegros de su fracaso matrimonial
?Despu¨¦s de 250 d¨ªas, unas 6.830 horas de investigaci¨®n ininterrumpida?, comenz¨® a decir el jefe superior de Polic¨ªa de Madrid, Gabriel Garc¨ªa Gallego, ?anteayer encontramos lo que busc¨¢bamos?. As¨ª empez¨® la conferencia de Prensa mantenida ayer en la sede policial de la Puerta del Sol para explicar la detenci¨®n de Rafael Escobedo Alday (?terminado en "y" griega?, puntualiz¨® el polic¨ªa), como presunto autor del asesinato de los marqueses de Urquijo, confirmando oficialmente la noticia adelantada por EL PAIS.Rafael Escobedo, natural de Madrid, de veintisiete a?os de edad, casado con Mirian de la Sierra y Urquijo, mat¨® a sus suegros, seg¨²n la exposici¨®n policial de los hechos, porque los consideraba culpables de su fracaso matrimonial.
Rafael Escobedo ha efectuado una declaraci¨®n policial ante abogado, seg¨²n dijo Garc¨ªa Gallego, en la que relata lo sucedido. El d¨ªa 31 de julio en 1980, Rafael estuvo con unos amigos hasta las tres de la madrugada del 1 de agosto, tomando unas copas. Luego fue a casa de sus padres, en la avenida del General¨ªsimo, n¨²mero 77, recogi¨® un rollo de esparadrapo, un martillo, un soplete y una linterna que hab¨ªa comprado el d¨ªa anterior, y fue -tambi¨¦n provisto de guantes- a casa de los marqueses de Urquijo, en el Camino Viejo de H¨²mera, n¨²mero 27, en la zona residencial de Somosaguas, y cometi¨® el doble crimen.
En un principio, Rafael declar¨® a la polic¨ªa que aquella madrugada se acost¨® a las dos y que ya no volvi¨® a salir.
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Rafael Escobedo es mostrado como un joven de personalidad obsesiva y con desequilibrios ps¨ªquicos
Viene de primera p¨¢ginaRafael se ha negado a declarar d¨®nde compr¨® los objetos citados y d¨®nde se encuentran en la actualidad, as¨ª como la procedencia de la pistola con la que presuntamente cometiera el delito, y la cual tampoco ha sido hallada.
Seg¨²n la versi¨®n policial, Escobedo abri¨® la verja de la casa de los Urquijo, rompi¨® la puerta de cristal que separa el jard¨ªn de la piscina, para lo que us¨® el martillo envuelto en esparadrapo; borde¨® la piscina y encontr¨® abierta otra puerta de cristal que separa ese ¨¢rea deportiva de la vivienda propiamente dicha; luego quem¨® con el soplete la puerta de madera que comunica con el pasillo de acceso al sal¨®n y a los dormitorios, y la abri¨®, tras meter el brazo por el agujero quemado y girar la llave, que se hallaba metida en la cerradura. Subi¨® luego al dormitorio de Juan de la Sierra y Torres, que dorm¨ªa, y dispar¨® contra ¨¦l. Nadie oy¨® ni ¨¦ste ni los dem¨¢s disparos -seg¨²n la explicaci¨®n policial- porque la pistola iba provista de silenciador. Al salir del dormitorio, Rafael tropez¨® con una silla y se le dispar¨® el arma, quedando el proyectil incrustrado en un armario. Se cree que fue el ruido producido por la silla lo que despert¨® a Mar¨ªa Lourdes Urquijo y Moren¨¦s, quien dorm¨ªa en una habitaci¨®n pr¨®xima a la de su esposo. La marquesa pregunt¨®: ??Qu¨¦ pasa??. Rafael la encontr¨® semilevantada en su lecho y dispar¨® dos veces sobre ella, una en el cuello y otra en la boca.
Rafael Escobedo no ha explicado si sab¨ªa de antemano que, aquella madrugada, s¨®lo estar¨ªan en la casa los marqueses y una sirvienta, pues el resto del servicio hab¨ªa improvisado un viaje repentino por razones familiares, y los hijos se hallaban tambi¨¦n fuera; Mirian en su domicilio del centro de Madrid, y Juan en Londres.
Su relato se?ala que, al llegar a la casa, observ¨® que no estaba el coche del mayordomo en el lugar habitual, visible desde la calle.
Una finca en Cuenca
La investigaci¨®n, ?realizada en numerosas direcciones y en toda Espa?a, ha sido dirigida por un jefe de grupo de la Brigada Regional de Polic¨ªa Judicial, el se?or Aguirre, con quien colaboraron directamente el subcomisario se?or Corrulledo y el inspector se?or Romero Tomaral?, inform¨® Garc¨ªa Gallego.
?A los veinte minutos de practicar la primera inspecci¨®n ocular en el lugar de los hechos, a las diez de la ma?ana, y media hora despu¨¦s de que los cad¨¢veres hubiesen sido descubiertos por el servicio de la casa, Aguirre y Corrulledo me informaron, como jefe de la brigada que entonces era?, dijo Gabriel Garc¨ªa, ?de que el asunto estaba resuelto, pero nos faltaba la prueba, y nos ha seguido faltando hasta hace tres d¨ªas?.
La investigaci¨®n detect¨® que la pistola utilizada iba provista de silenciador por la huella dejada por los impactos, m¨¢s ancho su di¨¢metro que el correspondiente al ca?¨®n sencillo. Se averigu¨® que el padre de Rafael Escobedo era un abogado experto en armas, miembro de la Federaci¨®n Nacional de Tiro, y comentarista de estos temas en revistas especializadas; as¨ª como que entre las armas legalizadas de su propiedad faltaba una pistola del calibre 22, marca Star, modelo F, n¨²mero de fabricaci¨®n 219444, con capacidad para siete proyectiles en el cargador, m¨¢s uno en la rec¨¢mara, si bien el n¨²mero de proyectiles normalmente utilizado con este tipo de pistolas es de seis, para no forzar el muelle y evitar el posible encasquillamiento en el disparo.
No parec¨ªa haber un m¨®vil coherente
La explicaci¨®n dada por el propietario de la pistola fue que la hab¨ªa vendido en el a?o 1942 a un teniente coronel, aunque posteriormente dio otra explicaci¨®n, no precisada por la polic¨ªa, seg¨²n qued¨® precisado en la conferencia de Prensa. ?Para la polic¨ªa, es presumible que fuera esta la pistola utilizada por Rafael Escobedo.
Otro de los puntos b¨¢sicos de la investigaci¨®n, que ?actu¨® como un muro en contra?, seg¨²n comentar¨ªa Garc¨ªa Gallego, fue el no encontrar tampoco un m¨®vil coherente. La situaci¨®n de separaci¨®n de bienes en el matrimonio Escobedo-De la Sierra descartaba la motivaci¨®n econ¨®mica por v¨ªa del beneficio en la herencia.
La clave de la investigaci¨®n se produjo para la polic¨ªa al tener referencias de que en una finca de la familia Escobedo, situada en el t¨¦rmino de Montalvillo de Huete (Cuenca), se hab¨ªan realizado ejercicios de tiro. Fue entonces cuando se hizo un registro a fondo, a pesar de que la finca llevaba vigilada desde seis meses antes. Las pr¨¢cticas de tiro eran realizadas exclusivamente por el padre de Rafael Escobedo y su familia, seg¨²n los testimonios recogidos por la polic¨ªa entre los habitantes de la citada localidad. El registro se realiz¨® con orden del juez especial que instruye el sumario y en presencia del juez de Taranc¨®n. ? Se removi¨® a mano la tierra durante dos d¨ªas y con paciencia arqueol¨®gica, pues si emple¨¢bamos una perforadora pod¨ªamos da?ar los casquillos?, explica el jefe superior, ?y el martes encontramos casquillos del 22 con id¨¦ntica percusi¨®n a la de los utilizados para dar muerte a los marqueses de Urquijo?.
Al d¨ªa siguiente, el inspector Romero, que hall¨® los casquillos, volvi¨® a la finca y procedi¨® a la detenci¨®n de Rafael Escobedo. ?El muchacho viv¨ªa all¨ª ¨²ltimamente, pues estaba intentando instalar un cebadero de cerdos?.
Sometido varias veces a tratamiento psiqui¨¢trico
Rafael Escobedo se mostr¨® pasivo en el momento de la detenci¨®n, seg¨²n descripci¨®n del jefe superior. Despu¨¦s se mostr¨® nervioso y, finalmente, al efectuar la declaraci¨®n en presencia de su abogado, m¨¢s sereno, seg¨²n matiz¨® Garc¨ªa Gallego.
Rafael Escobedo ?es un joven con una personalidad obsesiva, de reacciones raras, que ha estado sometido en varias ocasiones a tratamiento psiqui¨¢trico y que ha sufrido unas relaciones no normales en su matrimonio?, explic¨® el comisario. ?El muchacho?, a?ade, ?dice en su declaraci¨®n que no quiso matar a la marquesa, que lo hizo porque se despert¨®, pero se contradice con su afirmaci¨®n sobre su m¨®vil, seg¨²n el cual culpaba en plural a sus suegros de su fracaso matrimonial?.
El jefe superior ratific¨® que la boda Escobedo-De la Sierra se realiz¨® con oposici¨®n de los padres, pero que el joven detenido insiste en que siempre quiso a su esposa, con la que continu¨® en buena relaci¨®n despu¨¦s de la separaci¨®n. ?Incluso despu¨¦s de la muerte de los marqueses, Rafael Escobedo visit¨® el chal¨¦ de Somosaguas, donde durmi¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n, invitado por el hijo menor de los marqueses, con quien tambi¨¦n prolongaba su amistad?, ampli¨® el jefe superior.
Seg¨²n se inform¨® a EL PAIS en fuentes policiales, ambos hijos de los marqueses asesinados se negaron reiteradamente ante la polic¨ªa a admitir la hip¨®tesis de culpabilidad de Rafael Escobedo. No obstante, seg¨²n las mismas fuentes, Mirian de la Sierra expres¨® a su hermano, en las ¨²ltimas semanas, su desacuerdo en que mantuviera una frecuente relaci¨®n con su ex marido. Los hijos de los marqueses de Urquijo, al conocer el resultado de la investigaci¨®n policial, no han hecho comentarios, fuera de un ?imag¨ªnese c¨®mo podemos estar?.
Mirian, con respecto a la repercusi¨®n de los datos de la conferencia de Prensa sobre su persona, insisti¨® en que ?les es indiferente?.
Seg¨²n la explicaci¨®n policial, Mirian y Rafael se conocieron cinco a?os atr¨¢s como vendedores de jab¨®n en la empresa Golden, de venta piramidal. Durante su matrimonio, se precis¨® igualmente, vivieron de sus propios ingresos econ¨®micos, La inestabilidad conyugal, a?adieron los investigadores, se inici¨® pocos meses despu¨¦s de casados.
Escobedo declar¨® ayer ante el juez
Rafael Escobedo pas¨® a disposici¨®n judicial ayer por la tarde, minutos antes de las seis, seg¨²n Efe. Conducido por la Polic¨ªa Judicial hasta el juzgado n¨²mero 16, prest¨® declaraci¨®n ante su titular, Luis Serrano de Pablo, que act¨²a como juez especial en la causa. Rafael Escobedo, sin esposar, pero escolado, vest¨ªa anorak con franjas azules y rojas y botas de lluvia, portaba una bolsa de mano de deportes y mostraba barba de varios d¨ªas y largo el cabello.
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