Ni Isabelita ni Viola

En una carta publicada el 11 de abril en EL PAIS, Gast¨®n Carranza, secretario de la comisi¨®n de solidaridad con Isabel Per¨®n, no s¨®lo critica mis afirmaciones acerca del Gobierno, en mi opini¨®n autoritario y, represivo, de Mar¨ªa Estela Mart¨ªnez de Per¨®n (1974-1976), expresadas en una tribuna libre del 25 de marzo pasado, sino que escribe una serie de inexactitudes que me obligan a responderle.En verdad, refutaciones a dicha tribuna no hay: Carranza se limita a negar todo sin demostrar nada. Curiosamente, si pensamos que Carranza se solidariza con la viuda de Per¨®n, prisionera pol¨ªtica del Gobierno militar argentino, cita al mism¨ªsimo general Videla para tratar de esclarecer el surgimiento de grupos paramilitares y parapoliciales -Escuadr¨®n de la Muerte, la Triple A- e ir en contra de las tesis que yo mantengo. Frente a evidencias que basta encontrar con s¨®lo consultar la Prensa de la ¨¦poca, en el sentido de aplicaci¨®n de medidas autoritarias o la contemplaci¨®n pasiva del Gobierno de la se?ora de Per¨®n y las fuerzas armadas hacia las operaciones terroristas de la Triple A, Carranza contrapone insultos y demagogias, tratando de legitimar sus exabruptos con la utilizaci¨®n frecuente de palabras como millones, pueblo y patriotas. Realmente hubiese sido ¨²til la pol¨¦mica.

Y entre tanto insulto quiero dejar algunas cosas en claro:

1. Que lamento desilusionar a este Philip Marlowe peronista, pero, mi nombre verdadero es Mariano Aguirre.

2. Utilic¨¦ un seud¨®nimo para escribir el libro Argentina, un pa¨ªs entregado, por razones estrictamente personales que nada tienen que ver con esas vanguardias tan odiadas por Carranza; pero hace cinco a?os que escribo y firmo yo, y en mi nombre.

3. No pertenezco ni he pertenecido a ninguna de las organizaciones pol¨ªticas que, intuyo, el autor de la carta denomina grup¨²sculos.

4. No he reivindicado nunca la justicia revolucionaria, y no considero que los jueces argentinos hayan sido m¨¢s o menos ben¨¦volos con la se?ora de Per¨®n.

Para m¨ª, la dictadura no tiene entidad moral para juzgar a nadie. Pero adem¨¢s, el enfrentamiento entre ella y el Estado argentino me trae muy sin cuidado, porque, puesto a elegir entre Viola o Isabel Per¨®n, recuerdo el dicho popular de ?ni lo uno ni lo otro, sino todo contrario?. /