El Estado mexicano de Hidalgo quiere tener una "pornolandia"
Hidalgo, un Estado mexicano con nombre de cura, quiere tener una ?ciudad porno? ¨²nica en el mundo. Sus gobernantes lo planearon bien: por seiscientos millones de pesetas eliminaban la ?zona de tolerancia? que degrada el centro de su capital, Pachuca, y constru¨ªan un complejo er¨®tico- comercial que muy pronto podr¨ªa ser centro de peregrinaje para diecis¨¦is millones de gentes que se aglomeran en torno al distrito federal, a s¨®lo 92 kil¨®metros. Su ¨²nico error fue no contar con la oposici¨®n de los hidalguenses, que no quieren convertirse en la casa de prostitutas del pa¨ªs.
En pocos d¨ªas, una oposici¨®n encabezada por Catalina Appendini esposa de un m¨¦dico local, logr¨® reunir 50.000 firmas contra el proyecto entre una poblaci¨®n de 150.000 habitantes. Un grupo de mujeres periodistas hizo llegar el tema a o¨ªdos del presidente, Jos¨¦ L¨®pez Portillo. El gobernador saliente, Jorge Rojo, suspendi¨® discretamente las obras unos d¨ªas antes de ceder los trastos a su sucesor Guillermo Rosell de la Lama quien anuncia ahora una consulta plebiscitaria sobre el tema.Todo hace pensar que esta maravilla de la pornoer¨®tica terminar¨¢ por transformarse en una as¨¦ptica zona deportiva, quiz¨¢ con el a?adido de varias aulas que contribuyan a paliar el d¨¦ficit escolar de la ciudad. Los clientes de las prostitutas tendr¨¢n que resignarse a los viejos cuartuchos del centro de Pachuca.
La obra gruesa de la ?ciudad porno? est¨¢ ya muy avanzada, casi al 50%. Sus promotores tuvieron buen cuidado de construir en primer t¨¦rmino un muro de dos metros y medio de alto para asegurar la intimidad de los visitantes del recinto. Una superficie de 52.000 metros cuadrados iba a alberga diez cabaretes, teatro y cine para porno-shows, una veintena de restaurantes y una zona comercial en la que las sex-shops y los masajes ?para ¨¦l y para ella? se alternar¨ªan con florister¨ªas, boutiques, farmacia, supermercado y toda suerte de artefactos electr¨®nicos. La guinda ser¨ªa el palenque, para que los mexicanos pudieran entregarse a uno de sus espect¨¢culos preferidos: la pelea de gallos.
Para no ahuyentar la posible visita de mujeres o matrimonios, la zona espec¨ªfica de prostituci¨®n quedar¨ªa apartada del resto de la ciudad-porno, con 160 cuartos ?totalmente dignificados y con mayor amplitud que los que ahora existen?, seg¨²n reza el proyecto oficial. Apartamentos igualmente aislados para ?las trabajadoras? y un centro m¨¦dico, para garantizar la asepsia y prevenir toda posible secuela infecto-contagiosa, completan este ambicioso complejo que, seg¨²n las autoridades del Estado, podr¨ªa ampliarse en el futuro con hoteles y otros establecimientos que pudiera requerir la demanda.
El proyecto fue ideado, y se comenz¨® a construir durante el mandato del gobernador Jorge Rojo, que finaliz¨® el pasado 1 de abril. Un banco p¨²blico, Banobras, financia su construcci¨®n, y en los planos consta el apoyo del Ministerio de Turismo cuando su titular era el actual gobernador, Guillermo Rosell de la Lama, que niega toda vinculaci¨®n personal con esta ciudad del placer, cuyo destino va a someter a una consulta popular.
El verdadero padre del complejo era, al parecer, el ex jefe de Planeaci¨®n del Estado hidalguense, de cuyo paradero nadie tiene noticia actualmente. Nada dej¨® al albur. Un riguroso estudio de mercado le permiti¨® llegar a la conclusi¨®n de que los 1.500 visitantes diarios que recibe actualmente ?el barrio rojo? de Pachuca podr¨ªan incrementarse como m¨ªnimo hasta 4.000, contando con el mercado del distrito federal y los tours que, sin duda, organizar¨ªan las agencias de viajes.
En la justificaci¨®n del proyecto se mezclan consideraciones mercantiles y morales: aislar un ?mal necesario? como la prostituci¨®n, evitar ?la contaminaci¨®n mental? que actualmente se produce en el centro de la ciudad y ?ofrecer garant¨ªas a aquellas personas de la clase media alta que deseen concurrir y que actualmente no lo hacen por temor a ser vistos?.
Esta defensa del derecho de las clases altas a gozar de la prostituci¨®n como cualquier otro mortal, pero sin testigos inc¨®modos, tendr¨¢ que esperar mejor ocasi¨®n.
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