El 70% de los alcohol¨®manos espa?oles comenz¨® a beber antes de los 20 a?os
El alcoholismo es un h¨¢bito que se adquiere a muy temprana edad: de los aproximadamente tres millones de alcohol¨®manos, que existen en Espa?a, un 70% confiesa haber ?aprendido? a beber antes de los veinte a?os. La adicci¨®n de los ni?os al alcohol no es tan aguda como en los adultos, porque lo toman en peque?as cantidades y s¨®lo en raros casos llegan a la embriaguez. Sin embargo, los ni?os son hipersensibles a las sustancias alcoh¨®licas, a la dependencia que originan.
El organismo humano puede metabolizar cada d¨ªa un gramo de alcohol et¨ªlico por kilo de peso, lo que supone que una persona vigorosa es capaz de ingerir tres cuartos de litro de una bebida alcoh¨®lica sin sufrir ning¨²n trastorno. Pero las mujeres tienen menor tolerancia, y los ni?os, una sensibilidad que rompe con la norma. El organismo de un menor es afectado por el alcohol con m¨¢s intensidad que el de un adulto. Poco a poco se va acostumbrando a la sustancia alcoh¨®lica, la va necesitando en dosis mayores, y cuando pasa a la etapa juvenil su propensi¨®n a la bebida es muy acentuada. De su situaci¨®n social, familiar y econ¨®mica en la juventud depende que llegue a la madurez convertido en un alcohol¨®mano o consiga superar esta propensi¨®n.Seg¨²n una encuesta realizada por la Asociaci¨®n de Ex Alcoh¨®licos Espa?oles, sobre una muestra de 28.483 escolares de varias provincias, siete de cada cien ni?os entre los siete y los catorce a?os, ambos inclusive, acostumbran a beber alcohol diariamente, y 37 manifiestan su preferencia por un l¨ªquido alcoh¨®lico a la hora de escoger una bebida; 39 de cada cien declaran haberse embriagado al menos una vez en su vida. Los datos obtenidos a trav¨¦s de la encuesta fueron presentados como ponencia en el congreso de ex alcoh¨®licos celebrado en Alcoy el pasado mes de septiembre. Dichos datos se refieren tambi¨¦n a las motivaciones y al entorno del consumo de alcohol en la edad escolar. As¨ª comprobamos que el 62% de los ?bebedores? (45% de la muestra total) lo hace ?porque me gusta?, y el 9% (6% de la muestra), ?porque todos lo toman?. En cuanto a la reacci¨®n de los padres en caso de embriaguez del hijo, el 33 % de los ni?os que lo han vivido dice que sus padres se enfadaron o se asustaron; el 40%, que la aprobaron, y el 27%, que se lo tomaron a risa.
El alcohol es la droga que cuenta con mayor n¨²mero de adictos en Espa?a y, sin embargo, es la menos alarmante. El alcohol es la droga legal, institucionalizada, permitida. El alcohol es la primera droga con la que el ni?o se encuentra al incorporarse al mundo de los adultos. O antes, cuando la madre le da pan mojado en vino porque no tiene dientes para morder, o cuando le unta el chupete o la tetina del biber¨®n en an¨ªs para que no llore. Algunas madres suelen dar al hijo que come mal una cucharada de quina al empezar el almuerzo para que les abra el apetito. Durante la comida, el ni?o puede tomar un traguito del vaso del padre e incluso echarse dos dedos de vino con casera en su propio vaso. A este respecto conviene a?adir dos datos de la encuesta antes mencionada: el 79% de los ni?os comprendidos entre los siete y los catorce a?os declara que sus padres beben alcohol en la mesa y el 14% toma bebidas alcoh¨®licas durante el almuerzo o la cena. Los ni?os no han adquirido el h¨¢bito, pero est¨¢n en v¨ªas de adquirirlo.
El adulto ense?a al ni?o a beber
La sociedad, los medios de comunicaci¨®n, la publicidad, Las relaciones interpersonales son una constante invitaci¨®n al consumo de alcohol para el adulto. Y el adulto invita al ni?o. Cuando los mayores entran en el bar a la hora del aperitivo, los ni?os se unen a la fiesta y piden su propia bebida, que no siempre es un refresco. Piden un corto de cerveza, una clara, y hasta comparten el cubata o el verm¨² de los pap¨¢s. Al mismo tiempo van asumiendo las pautas de comportamiento establecido, aprendiendo a que con los amigos hay que tomar una copa y que las hembras han de pedir una bebida m¨¢s floja que los hombres.
La ingesti¨®n de alcohol supone para el escolar la incorporaci¨®n a la categor¨ªa de adulto. Como dicen los anuncios, el alcohol ?es cosa de hombres?, y para demostrar a los compa?eros (y a s¨ª mismo) que ya no es un beb¨¦, el mejor m¨¦todo es tomar un vaso de vino. Porque, por otra parte, conseguir bebidas alcoh¨®licas es un juego f¨¢cil para los ni?os. Aunque en ciertos establecimientos de hosteler¨ªa y de esparcimiento se proh¨ªbe la entrada a menores de diecis¨¦is a?os, los despachos de ultramarinos y las bodegas ponen al alcance del ni?o botellas de alcohol desde las treinta pesetas. Lo l¨®gico, piensa el vendedor, es que el ni?o compre la botella por encargo paterno. Las cifras aportadas por un reciente estudio de la Brigada Central de Estupefacientes sobre la poblaci¨®n escolar de Madrid y su provincia (muestra de 11.442 individuos) indican que el 92,4% de los ni?os que bebe con regularidad lo hace con el conocimiento de su familia, y el 63,4% a?ade que ¨¦sta, la familia, es su ¨²nica v¨ªa de acceso al alcohol. S¨®lo un 7,6% del grupo afirma beber por su cuenta, sin el conocimiento de sus progenitores. Estas cifras demuestran una permisividad casi exagerada de los mayores en cuanto a las tendencias alcoh¨®licas de sus hijos. A los adultos les preocupa que los adolescentes se aficionen a las drogas, pero no que se aficionen al alcohol. Un adolescente drogado suscita ira y condenas; un adolescente embriagado, risas, burlas y comprensi¨®n.
La adicci¨®n al alcohol y la adicci¨®n a la droga corren paralelas. Los puntos geogr¨¢ficos donde mayor tr¨¢fico de drogas se observa registran tambi¨¦n el mayor ¨ªndice de alcoholismo. Los defensores de la legalizaci¨®n de las drogas blandas argumentan que ¨¦stas no son peores que el alcohol, sino al contrario: el alcohol es m¨¢s perjudicial para la salud del hombre: habr¨ªa que imponerle sanciones m¨¢s graves que a los alucin¨®genos. Pero esta contraposici¨®n droga-alcohol se mantiene ¨²nicamente a nivel te¨®rico, porque en la pr¨¢ctica diaria hay una interrelaci¨®n muy estrecha: ambos elementos se combinan para conseguir unos efectos estimulantes m¨¢s intensos, m¨¢s satisfactorios. El alcohol se utiliza como potenciador de otras drogas y, en per¨ªodos de carencia econ¨®mica, como sustituto, como droga alternativa. En general, todos los alcohol¨®manos esconden una frustraci¨®n, una inmadurez para enfrentarse con una realidad que les es adversa o que a ellos les parece adversa.
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