Una ley para momentos dif¨ªciles

Se est¨¢ debatiendo en el Pleno del Congreso de los Diputados un proyecto de ley org¨¢nica reguladora de los estados de alarma, excepci¨®n y sitio. ( ... )Ni que decir tiene que los diputados est¨¢n considerando detenidamente cada uno de los preceptos del proyecto de ley, cuyo texto, dictaminado ya por la Comisi¨®n Constitucional, no parece convencer a determinados grupos parlamentarios, sobre todo en las filas de la oposici¨®n. Pero la preocupaci¨®n es com¨²n a todos. No es tema que pueda dilucidarse con una lectura. Hay en el texto algunos cabos sueltos de extraordinaria importancia que deber¨¢n quedar perfectamente amarrados si queremos que no se desvirt¨²e el ordenamiento jur¨ªdico vigente desde la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n.

Ha de quedar bien claro, a nuestro juicio, que debe ser, en todo caso, el Gobierno de la naci¨®n quien tiene que decretar -salvo caso de fuerza mayor- un estado de alarma, de excepci¨®n o incluso de sitio; que debe ser ¨¦l, con el Parlamento, cuando sea posible, quien decida si concurren las con diciones especiales que hacen necesaria la determinaci¨®n; que s¨®lo ¨¦l y el Parlamento podr¨¢n juzgar si la paralizaci¨®n de los servicios esenciales -caso previsto en el texto para un posible estado de alarma- se da y si los servicios son efectivamente esenciales; si ha llegado el momento de decretar un estado de excepci¨®n porque los poderes ordinarios son o no suficientes para restablecer o mantener el normal funcionamiento de las instituciones ?o cualquier otro aspecto del orden p¨²blico?, materia siempre delicada y que se presta a interpretaciones diversas; si, sobre todo, hay amenaza real y seria contra la integridad territorial o el ordenamiento constitucional.

, 23 de abril