Los j¨®venes piden paso
Los j¨®venes matadores vienen pegando. Cuando se dice que las figuras pasadas de moda con que ahora contamos no tienen relevo, porque nadie destaca, hay un olvido culpable hicia las nuevas promociones, que piden paso. Como exponente de ellas, ah¨ª est¨¢n Emilio Mu?oz y Tom¨¢s Campuzano. El domingo demostraron en la Maestranza que pueden alinearse, sin dem¨¦rito y sin complejos, con los primeros espadas del escalaf¨®n.A una corrida dif¨ªcil opusieron valor y torer¨ªa. Arriesgaron al m¨¢ximo, cuando era evidente la proximidad de la cogida, pues los toros no ten¨ªan recorrido y desarrollaban sentido. Y lo hicieron con un valor sereno, apoyado en la t¨¦cnica precisa del arte de torear. Nadie habr¨ªa puesto reparos a que sus faenas fueran de ali?o, dadas las circunstancias, y sin embargo las prolongaron, en un continuo alternar de terrenos y suertes, a fin de apurar toda posibilidad de sacar partido y brillo a aquellas reses de mal estilo.
Plaza de Sevilla
Tercera de feria (domingo). Toros de Antonio Ord¨®?ez (Urquijo), bien presentados, flojos, con problemas. D¨¢maso Gonz¨¢lez: pinchazo, estocada baja y descabello (silencio). Tres pinchazos, media estocada ca¨ªda y descabello (silencio). Emilio Mu?oz: dos pinchazos y estocada (divisi¨®n cuando saluda). Pinchazo, estocada atravesada q ue asoma y dos descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio). Tom¨¢s Campuzano: pinchazo, dos pinchazos hondos, estocada ca¨ªda delantera y rueda de peones (palmas y saludos). Pinchazo y estocada (aplausos y saludos).
De esta forma, Emilio Mu?oz, a cambio de aguantar ga?afones y hasta una voltereta en el quinto, sac¨® buenos naturales y una trinchera sensacional, y Tom¨¢s Campuzano, que luci¨® sobre todo en unas dobladas ganando terreno al tercero, exhibi¨® recursos de lidiador. En este mismo toro estuvo muy bien con el capote, sucesivamente en las ver¨®nicas de recibo, al gallear por chicuelinas y en un quite por gaoneras. Emilio Mu?oz templ¨® la ver¨®nica en el segundo. En definitiva, unas intervenciones valientes y, sobre todo, cuajadas de torer¨ªa, que el p¨²blico jale¨®.
La Maestranza no agradeci¨®, en cambio, el encimismo, los p¨¦ndulos y las revueltas de D¨¢maso Gonz¨¢lez. El albacete?o ya es espada veterano y a estas alturas no va a cambiar su estilo, re?ido con el detalle y la filigrana que gustan en Sevilla. De cualquier forma, tampoco sus toros le dieron juego. Los productos de Ord¨®?ez (antes Urquijo), hermosos de l¨¢mina, como no ten¨ªan fuerza se defend¨ªan en lugar de embestir. Su lidia fue una dura prueba que superaron bien. Un sitio para ellos.
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