La temporada de ¨®pera prosigue con una excelente versi¨®n de "Tosca" de Puccini

?Las ¨®peras de Puccini son teatro por excelencia?, asegura Mosco Carner en su Defensa del compositor, publicada en 1936. Y ante Tosca, el drama de V¨ªctor Sardou, no falt¨® cr¨ªtico que se preguntase si hab¨ªa llegado el m¨²sico a interpretar sus valores. Hoy nadie duda de semejante triunfo, verdadero desaf¨ªo ante las caracter¨ªsticas del argumento. Es m¨¢s: el l¨ªrico Puccini, sin dimitir de tal cualidad, lleva su m¨²sica casi a las puertas del expresionismo en un segundo acto de tan fuerte impostaci¨®n dram¨¢tica que se vio obligado a relajar tensiones con el vissi d'arte.Puccini asume en la partitura todos los valores teatrales, dise?a escuetamente situaciones y caracteres, crea ambiente y contrasta perspectivas. En medio de ellas, los personajes -y sobre todo Scarpia- alzan su falsedad, gracias a Puccini, hasta efectos de veracidad. No es extra?o que a la hora de reivindicar el otrora un tanto despreciado Puccini, Tosca se haya instalado en la cresta de su producci¨®n y haya tentado a productores de primer¨ªsima categor¨ªa: cuantos ven la ¨®pera como teatro de alcance popular.

Hemos tenido ahora una gran Tosca, pues la americana Eva Marton lo es en todo sentido: belleza vocal, fuerza expresiva y talento de actriz. S¨®lo as¨ª pudo superar el impacto de la ausencia de Montserrat Caball¨¦, indispuesta en el ¨²ltimo momento. Scarpia tiene en el bar¨ªtono Ingvar Wisell. un int¨¦rprete magistral. Su voz corre f¨¢cil e incisiva a pesar de su considerable volumen. Su encarnaci¨®n del tremendo personaje es mod¨¦lica. Y de Jos¨¦ Carreras, ?qu¨¦ se puede decir cuando va por el mundo de triunfo en triunfo? Sus hermosas condiciones vocales, la gallard¨ªa de sus ataques, la seguridad y elegancia de su l¨ªnea, le han convertido en uno de los favoritos de todos los p¨²blicos. As¨ª se entiende el magn¨ªfico segundo acto conseguido entre todos, la esplendidez de su ?adi¨®s a la vida?, la tensi¨®n l¨ªrica que llevaba en el acto inicial, cortada por un apag¨®n de luz en la escena, que contribuy¨® a un desquiciamiento general. Excelente el Angelotti de Giancarlo Tossi y el pastor de la Zanetti.

Garc¨ªa Navarro dirigi¨® la obra con conocimiento, entrega y una temperatura de gran eficacia, virtudes empa?adas por ciertas rudezas y algunas imprecisiones con el palco esc¨¦nico. Triunfo para todos.