Francisco Casero cumple un mes de "huelga de hambre contra el hambre"
Para unos es un payaso obsesionado por la publicidad; para otros, un m¨ªstico iluminado cuyo reino no es de este mundo, la ¨²ltima esperanza de los m¨¢s pobres entre los pobres del Sur, la voz desgarrada de los jornaleros sin trabajo y con humillaci¨®n. El, Francisco Casero, secretario general del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), habla de s¨ª mismo como un luchador consecuente por el pueblo andaluz, dispuesto a dar la vida si hiciera falta. Hoy hace un mes que inici¨®, junto a otros dos trabajadores, una huelga de hambre en el Ayuntamiento de Villamart¨ªn.
Una huelga de hambre para acabar con el hambre, como pregona la pancarta amarrada a uno de los balcones del Ayuntamiento casi enfrente del casino, y la imagen de la Virgen con la leyenda- advertencia, ?Nadie pase sin saludar a Mar¨ªa?. En estos treinta d¨ªas, Casero ha perdido entre doce y quince kilos, y su salud se encuentra muy deteriorada. El reloj le baila con holgura en la mu?eca izquierda y los tendones de las manos se le pronuncian con ¨¦nfasis, y los m¨¦dicos le advierten que no llegar¨¢ a los cuarenta d¨ªas de huelga. Sin embargo, no tiene un aspecto fantasmal. Es capaz de hablar, despacio, durante varias horas seguidas, y conserva la lucidez de quien est¨¢ absolutamente convencido de sus verdades y cree estar haciendo lo que debe hacer.Se le iluminan los ojos cuando piensa, levantando la voz desde el sof¨¢ en el que se recuesta, en ese pastel que se va a comer antes que nada, ?cuando haya terminado todo esto?. ?Cu¨¢ndo? ?Ya lo dijimos al empezar: la huelga de hambre acabar¨¢ cuando veamos un cambio de actitud de las autoridades sobre los problemas de Andaluc¨ªa. Ser¨¢ la asamblea del SOC la que decida si hemos logrado los objetivos propuestos. Ahora mismo creo que no los hemos conseguido. Yo estoy dispuesto a dar la vida si eso sirve para que Andaluc¨ªa avance, y todo el que me conoce sabe que no digo esto para salir en los peri¨®dicos. Me apena que mi familia sufra mucho con este asunto, pero para m¨ª es m¨¢s importante la libertad del pueblo andaluz?. De cuando en cuando, Casero permanece en silencio unos instantes, bebe un sorbo de agua mineral, hace algo parecido a tomar aliento y contin¨²a hablando, contando su ruptura con el Partido del Trabajo de Andaluc¨ªa; sus sue?os, m¨¢s o menos ut¨®picos, de poner en pie un amplio movimiento nacionalista y liberador en Andaluc¨ªa, sus ilusiones de abanderado de los jornaleros (representatividad que muchos le discuten). Y todo con una firmeza que le ha permitido superar, a sus 33 a?os, 37 detenciones; una firmeza avalada por una biograf¨ªa que casi parece sacada de alguna estampita del santoral: dej¨® la escuela para ponerse a trabajar durante doce horas diarias, hizo el bachillerato estudiando de noche -?y nunca suspend¨ª una asignatura?-, abandon¨® Econ¨®micas para venirse a Andaluc¨ªa, a trabajar en el campo. No fuma ni bebe, no cobra nada del sindicato y vive gracias al trabajo de su mujer. Y sigue hablando. Para ¨¦l, falta voluntad pol¨ªtica de abordar de ra¨ªz los problemas del campo, porque t¨¦cnicos los hay muy buenos e los organismos oficiales, aunque un alto cargo del Ministerio pueda decir ?cuando se siembre la aceituna? y quedarse tan fresco. Pero no s¨®lo en el Gobierno. Casero no comprende la pasividad de la Junta de Andaluc¨ªa y los partidos de izquierda, ?que despu¨¦s del 23 de febrero parecen de acuerdo en dejar la democracia reducida a las elecciones y evitar todo protagonismo de los trabajadores, a los que se da un papel de comparsas?.
?Hemos necesitado veintisiete d¨ªas en huelga de hambre para que un partido, el PSA, se pronuncie sobre el problema del paro?. As¨ª resume el l¨ªder del SOC su particular desencanto. ?La actitud de Rafael Escuredo, presidente de la Junta, puede estar bien en Castilla o en otra regi¨®n, pero no en Andaluc¨ªa. Dice que la Junta no tiene competencias, pero yo no veo que haya por su parte un compromiso serio con los problemas andaluces ni una capacidad de proponer alternativas a cada sector. Por ejemplo, ?por qu¨¦ no crea una comisi¨®n de seguimiento de la ley de fincas manifiestamente mejorables con ayuda de ayuntamientos y diputaciones? Eso ser¨ªa f¨¢cil y tener o no tener competencias?.
Las propuestas de Paco Casero sobre Andaluc¨ªa se centran ideol¨®gicamente en la liberaci¨®n nacional y socialmente en una sola palabra: trabajo, trabajo y trabajo. Si el seguro de paro no es soluci¨®n en la l¨®gica de Casero, el sistema actual de empleo comunitario es la antisoluci¨®n: ?La filosof¨ªa del comunitario es dar un dinero por no hacer nada, conseguir que el hombre no trabaje y que malviva de, limosnas y migajas. Incluso aunque hubiese fondos para todos los d¨ªas, el sistema llevar¨ªa a crear un sector de hombres in¨²tiles, sin conciencia de su identidad, un sector al que se le est¨¢ quitando ya hoy el sentido de la disciplina y la responsabilidad?.
?Somos conscientes de que, a corto plazo, hay que echar mano de los fondos p¨²blicos, porque ahora mismo tenemos una media de 96.000 parados en el campo andaluz; pero estos fondos tendr¨ªan que servir a una planificaci¨®n que mejore la vida en el medio rural: regad¨ªos, repoblaci¨®n de montes, red viaria...?. En el fondo, del fondo s¨®lo hay un remedio a m¨¢s largo plazo, una reforma agraria despojada de mitos, que afecte al uso de la tierra, a la ordenaci¨®n de cultivos, a los canales de comercializaci¨®n, ?aunque sin olvidar el problema de la propiedad, que es una tarea hist¨®rica en Andaluc¨ªa, y que la consigna de la tierra para quien la trabaja sigue plenamente en vigor?.
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