Tres ancianos murieron repentinamente mientras cenaban en su piso del centro de la ciudad
Tres ancianos murieron la noche del mi¨¦rcoles de forma repentina mientras se encontraban cenando en su casa, en la calle de Ponzano, 50, 6? C, por causas todav¨ªa desconocidas, ya que a¨²n no les ha sido practicada la autopsia. Se trata de dos hermanas, Paloma y Emilia Lancho Pajuelo, y del marido de ¨¦sta, Eusebio Moya Andr¨¦s, que viv¨ªan juntos en el mismo domicilio. Las causas m¨¢s probables de la muerte son las de intoxicaci¨®n por alimentos en malas condiciones o la falta de suficiente ox¨ªgeno en la habitaci¨®n, conocida en t¨¦rminos m¨¦dicos como anoxia.
La probable historia de la muerte de los tres ancianos ha sido reconstruida con informaciones facilitadas por los vecinos. Los hijos del matrimonio se encontraban en la tarde de ayer en el domicilio de las v¨ªctimas, pero prefirieron no hacer declaraciones de ning¨²n tipo. Id¨¦ntica actitud mantuvo el portero de la finca, un inmueble antiguo bien conservado.Las versiones de los vecinos coinciden en sus aspectos fundamentales con los datos facilitados por la polic¨ªa. La muerte de los tres ancianos debi¨® ocurrir a la hora de la cena, en la noche del mi¨¦rcoles. Parece que los hijos del matrimonio, o alg¨²n otro familiar, les llam¨® por tel¨¦fono en la ma?ana de ayer, y al no obtener contestaci¨®n fueron a ver qu¨¦ ocurr¨ªa.
Los vecinos consultados dijeron que una de las ancianas se encontraba recostada en el sof¨¢ de la salita de estar, donde cenaban, en actitud tranquila, como descansando, mientras que la otra mujer y el hombre permanec¨ªan a¨²n sentados, ca¨ªdos de bruces sobre la mesa.
Restos de filetes y verduras
Sobre ¨¦sta estaban tres platos, cada uno con un filete, y s¨®lo uno de ellos comenzado. En la cocina se encontraron los restos de los tres primeros platos de la cena, jud¨ªas verdes con tomate. La muerte les sobrevino de manera repentina, y parece que simult¨¢nea. Entre los vecinos circula la versi¨®n de que tal vez algunos de los alimentos del primer plato fueran enlatados, y que se encontraran en malas condiciones. La anciana recostada en el div¨¢n debi¨® sentirse mal, y se traslad¨® de la mesa hasta all¨ª, posiblemente para tomar una postura m¨¢s relajada.La polic¨ªa y los vecinos pudieron observar que la instalaci¨®n del gas estaba cerrada, y que no hab¨ªa ning¨²n escape o, al menos, no hab¨ªa olor a gas. Los vecinos preguntados no recordaron si la habitaci¨®n o el resto de la casa ten¨ªa alguna ventana abierta.
La polic¨ªa no desecha esta versi¨®n, pero tal vez no sea suficiente para explicar la inmediatez del fallecimiento. A este respecto, se recuerda el caso ocurrido a mediados de enero, cuando en un piso del barrio del Pilar, un hombre que volv¨ªa de su trabajo se encontr¨® con su esposa y sus cuatro hijos muertos, todos ellos en actitudes naturales.
La explicaci¨®n se encontr¨® despu¨¦s de la investigaci¨®n de los m¨¦dicos forenses, y se pudo determinar que era un caso de anoxia. La anoxia consiste en una reducci¨®n gradual del porcentaje de ox¨ªgeno en el aire de una habitaci¨®n, y su sustituci¨®n por el mon¨®xido de carbono. Un piso con puertas y ventanas cerradas, en el que exista un hornillo encendido, o una cocina de gas, o un calentador, o algo similar, puede consumir el ox¨ªgeno del aire con bastante rapidez. Cuando el mon¨®xido de carbono alcanza una determinada concentraci¨®n en el aire viciado, la oxihemoglobina habitual en los gl¨®bulos rojos de la sangre se transforma en carboxihemoglobina en cuesti¨®n de segundos. Si el proceso contin¨²a, la muerte sobreviene por ausencia de ox¨ªgeno a nivel celular en todo el cuerpo, intoxicaci¨®n esta pr¨¢cticamente imposible de corregir en su ¨²ltima fase. No es necesario, por tanto, que haya un escape de gas. Basta que est¨¦ encendido demasiado tiempo sin la necesaria renovaci¨®n del aire.
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