La cosecha del siglo en el balance agrario de 1980
El propio ministro de Agricultura ha presentado recientemente a los medios de difusi¨®n las llamadas Macromagnitudes del sector agrario correspondientes a 1980, y en ellas se confirma de modo oficial que, efectivamente, la producci¨®n final agraria ha tenido en este ejercicio un crecimiento de un 7,4%, situ¨¢ndose en una cota jam¨¢s alcanzada hist¨®ricamente, por lo que ha quedado ratificada como ?la cosecha del siglo?, tal como hasta ahora se le ha venido denominando.Pero se hace necesario entrar en el an¨¢lisis de otras r¨²bricas del balance agrario para poder comprobar si los ?cuartos? correspondientes a esta gran cosecha han ido a parar a los bolsillos del agricultor o, por el contrario, se han diluido en el proceso productivo.
La observaci¨®n del comportamiento de los precios nos da la respuesta a esta interrogante. Un 17,1 % de crecimiento de los ?gastos de fuera del sector?, entre los que destaca mecanizaci¨®n, con un 5 1,1 %, y fertilizantes, con un 21,9%, ha sido la contrapartida del peque?o incremento de tan s¨®lo un 3,1 % de los precios percibidos, quedando por esta causa no s¨®lo neutralizados los efectos positivos de la buena cosecha, sino destrozada la renta agraria, que ha sufrido un empobrecimiento del 6,67% en su conjunto y del 1,17 % por persona activa, al no haberse alcanzado en t¨¦rminos monetarios los niveles de la inflaci¨®n.
Esta p¨¦rdida de renta en el campo tiene un primer e inmediato efecto de reducci¨®n de los consumos individuales y familiares de toda la poblaci¨®n agraria; pero es importante se?alar otro preocupante efecto por su implicaci¨®n en el contexto general socioecon¨®mico del pa¨ªs.
El desproporcionado crecimiento de los precios de los factores de producci¨®n sin la adecuada compensaci¨®n al agricultor hace inviable su ¨®ptima utilizaci¨®n de acuerdo con los avances t¨¦cnicos correspondientes a 1981, y ya se ha iniciado la contracci¨®n de la demanda en los sectores que aprovisionan al campo o cuyos servicios utiliza, pudi¨¦ndose entrar en una peligrosa escalada de crecimiento negativo del PIB, de riesgo del suministro alimentario de mayores desequilibrios en la balanza de pagos y en el doloroso aumento del paro.
La sequ¨ªa de 1981
Estamos en 1981, y la sequ¨ªa nos lleva ya indefectiblemente a unos resultados en las cosechas bien distintos de los obtenidos el a?o anterior, y este dato irrefutable nos plantea de modo inevitable la interrogante de si con la cosecha del siglo las rentas de agricultores y ganaderos se empobrecieron, al haber quedado por debajo de los niveles de la inflaci¨®n; c¨®mo podr¨¢ el campo superar el dif¨ªcil reto del presente a?o si contin¨²a el persistente desequilibrio entre precios percibidos y precios pagados.
Acaban de ver la luz los nuevos precios para el campo aprobados recientemente por el Consejo de Ministros junto con un paquete de medidas complementarias, de acuerdo con la propuesta remitida por la comisi¨®n especializada del FORPPA; pero es significativo se?alar que tres importantes organizaciones agrarias no han aceptado esos acuerdos, porque tanto los precios como las medidas se han fijado sin tener en cuenta los ya se?alados fort¨ªsimos aumentos en los factores de producci¨®n, por la improcedencia de algunas de las medidas complementarias y por la insuficiente garant¨ªa en el control de los inputs y la falta de seguridad del posible mecanismo de revisi¨®n.
Una nueva ocasi¨®n en que vuelve a ponerse al descubierto la discrepancia de la representaci¨®n del sector con la pol¨ªtica agraria.
No es prop¨®sito de este trabajo el mantenerse en actitudes y planteamientos que puedan parecer maximalistas, pero al finalizar 1981 nuevamente el ministro de Agricultura habr¨¢ de comparecer ante los medios de difusi¨®n para presentar las macromagnitudes agrarias correspondientes a este a?o, en las que en cuadros y cifras quedar¨¢ el reflejo de buena parte de la gesti¨®n de su Ministerio, por lo que una digna rendici¨®n de cuentas es, hoy por hoy, la mayor garant¨ªa de posible rectificaci¨®n del conjunto de medidas y precios que, a propuesta del FORPPA, han sido aprobadas por el Consejo de Ministros.
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