El miedo se expande por Madrid y los pueblos afectados
El miedo a la epidemia comienza a ser cada vez m¨¢s palpable en Madrid y sobre todo en los pueblos donde se han registrado casos de ni?os fallecidos, sobre todo en Torrej¨®n de Ardoz y San Fernando de Henares. ?Aunque no conviene exagerar?, seg¨²n coincidieron en declarar a EL PA?S vecinos consultados en ambas localidades, esas mismas personas reconocen que han llevado o est¨¢n dispuestas a llevar a sus hijos al m¨¦dico al menor s¨ªntoma, aunque est¨¦n casi seguras de que es un resfriado normal y corriente. En los centros asistenciales el volumen de asegurados que acude a las consultas aumenta gradualmente, y los m¨¦dicos, contagiados del temor general, remiten a los hospitales madrile?os cualquier paciente poco claro, lo que aumenta la espiral de rumores sobre la gravedad de la epidemia.
El caso de la ni?a fallecida en San Fernando de Henares el pasado fin de semana, Vanesa Gavil¨¢n, de cinco a?os de edad, ha atemorizado a¨²n m¨¢s al vecindario. Las familias saben que la enfermedad, sea cual sea, es perfectamente atajable si se coge a tiempo, pero tambi¨¦n saben, y ¨¦sta es la coletilla de todas las conversaciones referidas al tema, que Vanesa muri¨® porque los s¨ªntomas que presentaba, que en un principio confundieron a su pediatra con un caso de rub¨¦ola, s¨®lo se mostraron como realmente graves cuando ya era demasiado tarde para salvarla.
Su hermana, Leticia, de cuatro a?os, se encuentra actualmente ingresada en la UVI de La Paz, y la madre de ambas, que espera dar a luz a su tercer hijo en mes y medio, est¨¢ bajo observaci¨®n preventiva en el Ram¨®n y Cajal.
Antonio, el padre de las ni?as, regres¨® ayer a su casa, en la calle de Ir¨²n, 5, en San Fernando de Henares, poco m¨¢s tarde de la una, cansado y muy nervioso. Los m¨¦dicos del Ram¨®n y Cajal hab¨ªan terminado ya su reconocimiento y vieron que no hab¨ªa peligro en absoluto para ¨¦l. Lo ¨²nico que quiere decir es que Leticia est¨¢ mejor, aunque persista su estado cr¨ªtico, y que tampoco la madre presenta s¨ªntomas preocupantes.
En la casa se encuentran varios familiares de Vanesa, entre ellos Sebasti¨¢n Rodr¨ªguez, su abuelo, quien cuenta como el m¨¦dico del ambulatorio de San Fernando, al observar las incipientes erupciones y la tos, pens¨® que deb¨ªa tratarse de una rub¨¦ola, c¨®mo a la tercera inyecci¨®n del tratamiento la ni?a no mejoraba en absoluto, y las erupciones se hab¨ªan convertido en manchas negras o moradas que alarmaron a la familia y al propio m¨¦dico, por lo que orden¨® su traslado inmediato a La Paz. No se pudo hacer nada por Vanesa, pero el m¨¦dico pregunt¨® y supo que ¨¦sta ten¨ªa una hermana, Leticia, s¨®lo un a?o menor que ella, y que fue trasladada al mismo tiempo. ?Tal vez por eso Leticia siga viva?. Vanesa muri¨® en la madrugada del viernes al s¨¢bado.
"Que la Prensa no alarme"
Lo que s¨ª asegura rotundamente una mujer que habita en la misma planta del inmueble es que no es cierto que los vecinos del bloque lo hayan abandonado ante al temor de que sus hijos se contagien. Opina que no es que no que la Prensa asuste a la gente propagando noticias alarmistas, pero a Continuaci¨®n se?ala a su hija de tres a?os, que asiste con cierta curiosidad a la conversaci¨®n, y expone las medidas de protecci¨®n que ha dispuesto para ella (sin olvidar el factor de tranquilidad de que su hija apenas hab¨ªa tenido trato con la ni?a fallecida y con su hermana): ?Es verdad que estamos muy preocupados, pero nada m¨¢s. Mi hija ya no ha ido hoy al colegio, y esta misma tarde la llevo a que la vea el m¨¦dico. No tiene nada, pero as¨ª me quedo m¨¢s tranquila. Y tengo el tel¨¦fono que nos dio Sanidad a los vecinos que vivimos m¨¢s cerca para llamar inmediatamente por si pasa algo?.
?En resumen: preferimos decir que no tenemos miedo, pero s¨ª tenemos miedo, y mucho?. Es, m¨¢s o menos, lo mismo que se desprende de la conversaci¨®n de una se?ora que a las seis de la tarde se encuentra con su hija, de pocos meses de edad, esperando su turno en la consulta del pediatra del ambulatorio, en Torrej¨®n de Ardoz: ?Mi ni?a tiene un resfriado creo, y no me parece que sea nada importante, pero prefiero que la vea el m¨¦dico?.
Esta actitud de las familias se ha generalizado por toda la zona, tal vez m¨¢s sensibilizada por el hecho de que dos de las primeras victimas de la neumon¨ªa at¨ªpica hayan muerto una en Torrej¨®n y otra en San Fernando. Lo cierto es que todo el mundo dice que no pasa nada y que seguramente esto es menos grave de lo que parece, pero las consultas ayer, lunes, en los ambulatorios visitados, hab¨ªan aumentado en un 50%, y el servicio de radiolog¨ªa de Torrej¨®n corr¨ªa peligro de quedar bloqueado
"?Qu¨¦ es una neumon¨ªa at¨ªpica?"
A medida que se prolonga en el tiempo y en extensi¨®n, la gente de los pueblos, en un principio tranquila en cuanto a ponerse en las manos sin discutir de las autoridades sanitarias, comienza a mostrar signos de impaciencia. Aunque es f¨¢cil suponer que un virus o una bacteria desconocida tarde en ser descubierta, las preguntas sobre por qu¨¦ se tarda tanto en detectar al causante del mal son cada vez m¨¢s insistentes, y los habitantes de las zonas m¨¢s afectadas, o al menos as¨ª lo explic¨® otra mujer que esperaba en la consulta, est¨¢n atentos a las noticias de la radio o los peri¨®dicos. Ha sentado muy mal, por lo mismo, que unas supuestas declaraciones que alguien importante iba a hacer a las cuatro de la tarde de ayer no se hayan producido finalmente, y las cr¨ªticas, compartidas tambi¨¦n por algunos m¨¦dicos, elevan su punto de mira progresivamente y se van centrando en la mala infraestructura sanitaria madrile?a, La gente no se queda tranquila a no ser que su m¨¦dico le diga taxativamente que su familiar en cuesti¨®n est¨¢ perfectamente. A la menor duda vuelven al d¨ªa siguiente, y la presi¨®n ejercida as¨ª sobre los facultativos induce a ¨¦stos a remitir cualquier caso poco claro, que en otras circunstancias se le dar¨ªa un tiempo de espera, a alg¨²n hospital madrile?o. De Torrej¨®n salieron ayer veinte ni?os m¨¢s para ser examinados a fondo en Madrid, y la poblaci¨®n tiende a considerarlos ya, de entrada como nuevos afectados. El abuelo de Vanesa llam¨® a Ayamonte (Huelva) para comunicar a unos familiares lo sucedido con su nieta, y le informaron de paso que ya se hab¨ªan detectado tres casos similares all¨ª. Puede ser cierto o no, pero los rumores y el miedo soterrado prenden r¨¢pidamente,
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